Muchos de ustedes habrán oído el refrán que dice «El dar es honor; el pedir, dolor».
He tenido la suerte de conocer comunidades donde el dar, el ofrecer, forma parte de la ética obligatoria.
Como he mencionado varias veces, nuestra inteligencia no es muy inteligente y es fácil el autoengaño.
Esta ética de convivencia exige la bondad hacia el vecino y para cumplirla todos actúan 'como si' fueran espontáneamente generosos y desinteresados. La consigna es «hacer el bien sin mirar a quien».
La mayor carencia de la que adolecen estas comunidades es de sinceridad. El 'como si' implica desconocer radicalmente la profunda aspiración que tiene cada uno de recibir más de lo que da, ya sea en este mundo real o en algún mundo imaginario.
El resultado de ignorar sistemáticamente cuáles son los móviles que caracterizan a nuestra especie podría compararse con el fracaso continuado que tendría un agricultor que pretendiera de sus plantíos resultados que éstos nunca podrían entregarle. El dicho popular para este caso sería: «es como pedirle peras al olmo».
Sigue siendo válido que «dar es un honor» como dice el refrán, pero si evitamos los autoengaños, el otro refrán quedaría redactado así: «haz el bien mirando a quien te lo sepa retribuir». Esta es una clave para no padecer la pobreza patológica, es decir, la que se produce por un autoengaño.
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22 comentarios:
Los capitalistas más radicales también se complacen en dar, en hacer donaciones, en crear ONGs, hacer beneficencia, y doy fe de que lo hacen tan sinceramente como quien más.
Hasta hace poco me hubiera enojado con ud por insinuar siquiera que no habemos personas desinteresadas.
Ud machaca sobre el tema de que somos estúpidos. ¿No está echando a los lectores así?
Lo peor del capitalismo es su grosería a la hora de plantear su filosofía y sus métodos.
Me opongo a creer que todos debamos ser tan fríos y calculadores.
No todos los seres humanos funcionamos como las matemáticas.
Me parece importante unificar lo que decimos con lo que realmente hacemos. Eso nos da integridad. Lo que ud. señala es un paso en ese sentido.
Es imposible "no mirar a quien", pero como con tantas otras cosas, nos gusta creer en nuestro desinterés. Claro que una cosa es el interés por la propia vida y otra el interés que proviene de una mentalidad de lucro aplicada a todas las cosas.
Cuando te ha faltado algo durante mucho tiempo, sales a buscarlo como caballo desbocado. Entonces cometes errores. No hay que desesperanzarse ¿de qué sirve? Hay que aprender y seguir buscando.
A algunos pedir no les cuesta nada; lo hacen a cara de perro.
Estando uno bien, es capaz de dar y entonces disfruta el doble: por estar bien y por el placer de dar, que es honor, poder, grandeza.
Estando uno mal, no puede dar, a veces no tiene más remedio que pedir y, cuando pedís es una lotería lo que pueda pasar. Te pueden dar de buen grado y eso crear un vínculo positivo, también puede suceder que generes una deuda o que canses al que se siente obligado a dar. Lo cierto es que cuando estás en actitud de pedir, no estás bien, te sentís que no podés contigo mismo. Diferente es pedir en el marco de un proyecto. Eso es solidaridad.
En algunas comunidades, la hospitalidad ocupa un lugar muy importante. Lástima que la ofrenda por lo general somos nosotras, las mujeres.
Si no miro a quién le hago el bien capaz que termino haciéndoselo a alguien que no lo precisaba.
QUE IMPORTANTE PONER SOBRE LA MESA ESA GRAN VERDAD : " (no deberíamos)DESCONOCER LA PROFUNDA ASPIRACIÓN QUE TIENE CADA UNO DE RECIBIR MÁS DE LO QUE DA, YA SEA EN ESTE MUNDO REAL O EN ALGÚN OTRO IMAGINARIO"
¡ya me cansé de pedirle peras al olmo! ¿cuál es el fruto que da el olmo?
Estando tan bien uno, que puede llegar a dar de mano abierta, en ese caso se distrae y no mira a quién da. En algunos casos puede tener un final positivo y en otros no.
No sé si mi pobreza es fruto de un autoengaño, pero si no me interesa ¿qué puedo hacer?
Quizás las mejores amistades sean las que se dan de manera espontánea. Si das de manera conciente porque esperás del otro el regalo de la amistad ... hum, se complica. Podés sentirte muy triste si al otro no le interesa ser tu amigo. El otro puede sentirse muy presionado e incómodo. El problema es que no sé hacer amistades espontáneamente. Lo planteo porque sé que no soy el único.
Los móviles que caracterizan a nuestra especie en última instancia y, que le son comunes a todas las especies, como ud. ha dicho en más de una ocasión, son la supervivencia y la reproducción.
El autoengaño es un carro que parece enorme por fuera pero adentro cabe el conductor apenas.
La bruja solía convidarnos con dulces y chocolates a todas las criaturas del bosque. Nunca abríamos sospechado que nos quería engordar, hasta que salió a luz la triste historia de Hansell y Gretell.
Esas comunidades que ud. dice adolecen de sinceridad porque tienen una sinceridad adolescente.
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