miércoles, 5 de noviembre de 2008

«Necesito un bombón»

Cuando el niño es pequeño y aún no habla, llora sin que los adultos podamos entender qué es lo que le pasa: ¿tiene hambre?, ¿tiene frío?, ¿está angustiado?, ¿está mojado?, etc., etc..

Cuando aprende a comunicarse todo parece mucho más sencillo: Dice claramente lo que le pasa entonces los adultos acudimos a resolverle el problema para que deje de llorar.

La realidad no es así tampoco. Cuando aprendemos a hablar aún subsiste una dificultad. Caemos en la metáfora sin darnos cuenta y ahí todo se vuelve más complejo.

Por ejemplo, el niño pide un bombón pero en realidad lo que quiere es saber si la mamá todavía lo quiere, sólo que no puede hacer esta pregunta por algún motivo (timidez, no se le ocurre, supone que la madre no lo entendería) (Este concepto está ampliado en el artículo titulado Los antojos son sagrados)

Las consecuencias de este pedido de un bombón-metáfora-del-amor es que la madre puede darle un bombón pero el niño no siente que así como lo recibió represente realmente al amor que estaba pidiendo. Puede suceder que la madre no le dé un bombón pero que lo siente sobre sus rodillas, lo abrace y lo bese tiernamente y ahí ya no necesitará más el bombón. También es probable que la madre no haga ninguna de las dos cosas generándole una frustración.

Esto ocurre todo el tiempo y a cualquier edad. La pregunta correspondiente al tema central de este blog surge entonces diciendo que cuando nosotros nos presentamos ante la sociedad diciéndole que necesitamos trabajar porque necesitamos dinero, ¿qué es en realidad lo que estamos pidiendo? ¿trabajo? ¿dinero? ¿reconocimiento? ¿tiempo ocupado? ¿integrarnos a un grupo? ¿cumplir un horario? ¿someternos a un jefe? ¿salir de nuestras casas?

●●●

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Y qué pasa cuando la mujer de uno pide y pide pero sin saber lo que quiere?

Anónimo dijo...

¿Qué quiero cuando busco trabajo? ¡Qué buena pregunta! Sólo con esto valió la pena estar leyendos sus blogs desde hace meses.

Saludos

Anónimo dijo...

No hay duda que lo que uno necesita es el dinero para poder vivir. ¿Dónde está la duda, la confusión? No será que se están enredando sin necesidad?

Anónimo dijo...

Vengo del otro blog para decir en este que cuando un varón pide una prueba de amor en realidad lo que está buscando es una confirmación de que califica como hombre para las mujeres.

Yo lo he hecho y lo he confirmado con todos mis amigos. No hay vuelta.

Anónimo dijo...

Me interesa la información pero ¿para qué sirve?

Anónimo dijo...

La convivencia es siempre insoportable porque uno quiere que el otro le reconozca lo que quiere pero el otro sólo se interesa en que se lo reconozcan a él.

Me quiero ir a vivir sola.

Anónimo dijo...

Teniendo buena imaginación es bueno masturbarse porque es posible pensar que la otra persona nos está dando satisfacción exactamente en todo.

Anónimo dijo...

Con Pablito no funciona nada. Ni el bombón, ni la upa, ni los mimos, nada de nada. Me estoy volviendo loca.

Anónimo dijo...

Ud mencionó en este artículo toditos los motivos por los que busco trabajo (salvo ese de querer someterse a un jefe)

Anónimo dijo...

Cuando estaba embarazada quise aprovechar para tener antojos pero no funcionó. En mi familia son todos unos amargados.

Anónimo dijo...

La próxima vez que mi hijo recurra a una metáfora para pedirme las cosas, le juro que lo zumbo.

Anónimo dijo...

No me gustó la forma en que el vecino del 5º piso le tiró los dulces al Rulo el día de Hallowen.

Anónimo dijo...

Prefiero interpretar el llanto de 10 guaguas antes que el discurso de un político.

Anónimo dijo...

El pediatra dice que deje llorar a mi bebé para que no sea consentido y porque le fortalece los pulmones. Me parece un desalmado y no creo que tenga razón.

Anónimo dijo...

En el liceo los adscriptos nos decían que nosotros rompíamos todo porque estábamos buscando que nos pusieran límites. Para mí que rompíamos las cosas por bronca y cuanto más nos sancionaban, más bronca juntábamos.

Anónimo dijo...

Ahora que habla ud. de los antojos, me hizo acordar de mis anteojos. Los cuido muchísimo y sin embargo los vivo perdiendo.

Anónimo dijo...

Descubrí que la mejor forma de lograr que te den es no pedir.