domingo, 23 de noviembre de 2008

Pobreza preventiva

Un lector chileno me llamó por teléfono para contarme que había sido víctima de un hurto con violencia (rapiña).

Dos jóvenes lo habían tirado al suelo de un empellón, quitándole el dinero, un par de lentes de sol y el calzado deportivo.

Como fue a plena luz del día y en una zona relativamente concurrida, la segunda sorpresa desagradable que padeció fue que nadie hizo algo para ayudarlo.

Mis comentarios sobre su peripecia los comparto ahora con ustedes: Le llevará unos días —quizás semanas— restablecer la estabilidad emocional que fue alterada por la experiencia traumática; corresponderá que revea algunos hábitos suyos para disminuir la posibilidades de que esto vuelva a ocurrirle y deberá asumir que la suerte es algo que nos afecta o nos beneficia sin que podamos hacer mucho al respecto.

El tema central está en poder reconocer que el derecho a la propiedad está severamente cuestionado por muchas personas sin que los gobiernos puedan tomar medidas eficaces sin transgredir compromisos internacionales que refieren a los derechos humanos.

Quizá la mejor manera de entender estas circunstancias es compararlas con un quebranto de salud. Por ejemplo, tomamos precauciones para no contraer una gripe y con ellas logramos disminuir las posibilidades de enfermarnos pero cada tanto tiempo tendremos que hacer reposo obligado durante una semana para poder sanarnos.

El chileno me decía indignado: «¿Y por qué yo no puedo tener un coche lujoso si tengo el dinero que gané con mi trabajo honesto?». Sin dejar de comprender su molestia, me permití recordarle que si posee ese vehículo se expondrá a que un vándalo le estropee la pintura rayándolo con una simple moneda, o a que alguien se lo robe para vender sus piezas, o a que el gobierno le impida conducir a la velocidad para la que está diseñado.

De modo similar, es conveniente no desabrigarse para no engriparnos.

La realidad no es como debería ser sino simplemente como es.

●●●

19 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo. Es necesario conocer la realidad en que estamos viviendo, y hoy por hoy si no nos ven mejor.

Anónimo dijo...

Parece que lo más sencillo hay gente que no lo entiende. Está prohibido pecar delante de un sacerdote porque equivale a desafiarlo. No puede comentársele sobre una enfermedad a un curador porque padecerá incontinencia curativa y no se puede dejar un vehículo con la llave puesta en el contacto porque los ladrones se ofenden y reaccionan airadamente castigando al conductor que los subestima.

Anónimo dijo...

Me divierto sin gastar demasiado. Imagino a Cervantes perdiendo la mano en la batalla de Lepanto y al mismo Cervantes, reencarnado hoy, que saca la mano para doblar con la pésima idea de llevar puesto un Rolex de diez mil dólares.

Este Cervantes y su compulsión a la repetición... jajaja

Anónimo dijo...

Tomar muchas precauciones para no ser robado es una manera de decirle a los ladrones que tenemos muchas cosas robables. ¿NO?

Anónimo dijo...

Una de las medidas de seguridad para proteger a los personajes importantes, consiste en subirlo a un vehículo de vidrios oscuros que viajará en caravana junto a otros vehículos idénticos.

Anónimo dijo...

El Ministerio del Interior tiene a su alcance LA solución que consiste (aprovechando el comentario de Daniel A.) proveernos a todos ropas, autos y casas idénticas y ¡Zas! los cagamos bien cagaditos a los ladrones.

Soy genio!!

Anónimo dijo...

No entiendo cómo existen autómatas bancarios desparramados en toda la ciudad donde los cacos te ven sacando dinero fresquito, pronto para raptar.

Anónimo dijo...

Lo más valioso de su texto es la frase final "La realidad no es como debería ser sino simplemente como es.".

Ahora la pregunta es: ¿Cómo se hace para distinguir una de otra? Porque a mi se me mezclan lo que veo con lo que pienso.

¿A uds tbn les pasa lo mismo?

Anónimo dijo...

Me da mucha bronca vivir con miedo pero no viene al caso quejarse. Lo mejor que puedo hacer es trabajar, aportando mi granito de arena, en soluciones a largo plazo. Sé que no veré los resultados.

Anónimo dijo...

Lo que más me aterra de esto que le pasó al chileno, es que nadie se acercó para ayudarlo.

Anónimo dijo...

Soy una anciana. En determinado momento tuve que elegir entre asumir riesgos o tomar precauciones. No fue fácil. Un empujón en la calle que provoque una fractura puede ser el pasaje a un declive sin retorno. Decidí ser precavida pero sin llegar a encerrarme ¿de qué serviría? podrían asaltarme dentro de mi casa.

Anónimo dijo...

No soy tan vieja y ahora el sol no es el mismo. Tengo que usar pantalla solar y factor 30. En mi pueblo dejaba la bici estacionada en la puerta. Tampoco eso puedo.

Anónimo dijo...

Siempre estamos regalados pero cuando hay un clima de violencia en la calle te sentís amenazado.

Anónimo dijo...

La violencia forma parte de la sociedad de la que c/u somos parte, por lo tanto no se puede comparar con el virus de la gripe que anda en el aire.

Anónimo dijo...

HAY QUE APRENDER DEFENSA PERSONAL

Anónimo dijo...

Los valores espirituales no pueden rapiñarse. Si ellos fuesen para los humanos, los objetos más queridos, sencillamente no existiría el robo.

Anónimo dijo...

Si quiere tener un coche lujoso, contrate un buen seguro y que tenga suerte.

Anónimo dijo...

Me duelen los pobres. No podría disfrutar con la posesión de un coche lujoso. Esto no pasa por la razón, es un tema de sensibilidad.

Anónimo dijo...

Me sirve más defender los derechos humanos que el derecho a la propiedad.