miércoles, 19 de agosto de 2009

Consuelo con secuelas

El niño se cae en una de esas aventuras clásicas de quien empieza a reconocer la parte del planeta que le corresponde y la mamá o la abuela corren a levantarlo y acariciarlo tratando de consolarlo.

Los sollozos comienzan a ceder con el abrazo, los besos curativos en la parte dolorida y las palabras llenas de ternura lo ayudan a perdonar la impiadosa dureza del piso que le golpeó la frente.

«¡Pobrecito mi niño!» es una fórmula clásica, tranquilizadora y efectiva en el universo hispanoparlante.

Sabemos muy poco de todo esto porque aún no se enseña en la escuela ni en el nivel secundario ni en el terciario (excepto que alguien se dedique a la psicología y dentro de la psicología se especialice en psicoanálisis lacaniano).

Seguramente existen motivos para que estas ideas sean tan poco conocidas, pero usted las está leyendo y quizá colabore para difundirlas.

Cuando un ser humano relaciona tempranamente la palabra «pobre» o «pobrecito» con ternura, amor y alivio, es muy probable que termine refugiándose en el rol de «pobre».

En suma: tengo motivos suficientes para proponer la hipótesis de que una de las miles de causas de la pobreza patológica es la costumbre de consolar a un semejante exclamando la palabra «pobre» o «pobrecito» con ternura, amor y comprensión.

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17 comentarios:

Susana Alegre dijo...

NO TENIA IDEA DE LACAN HASTA HACE POCO QUE RECIBI UN MAIL CON ENLACE A ESTE BLOGG.SOY MADRE DE 6 HIJOS Y NO RECUERDO HABERLOS PUESTO EN CALIDAD DE POBRECITOS ANTE UN ACCIDENTE.QUE POR SUERTE NO PASARON DE FRACTURA,FISURA Y CORTADURAS
A VER AVER...NO PASO NADA...VAMOS A LA GUARDIA DEL HOSPITAL Y ASI NO SE TE ESCAPAN LAS TRIPAS...JAJAJA.
MI HIJA MAS CHICA ME DIJO UNA VEZ...MAMIIIII VOS TENÉS QUE DECIR POBRECITA...
CONCLUSION NUESTRA POBREZA PATOLOGICA TIENE OTRAS CAUSAS.VOY TACHANDO...:)

Lilián C. dijo...

Para mi lo importante fue y es que lo más calmante era que mi madre le pegaba a le mesa mala que me había provocado un dolor.

Ahora tengo que andar cuidándome porque le hecho las culpas a cualquier persona o cosa.

Me lavo las manos con gran destreza.

Laura dijo...

Mi hijo siempre me pedía que hiciera lo mismo que hacía el padre de Lilián. Se sentía feliz cuando le pegaba al piso o a la mesa mala. Espero que esto no contribuya a conventirlo en un irresponsable.

Tatiana dijo...

Cuando mi papá me decía "pobrecita" con cariño y acariciándome el pelo, valía la pena haberse caído!
Esa sí puede ser una de las causas de mi pobreza patológica.

Eusebio dijo...

Muy a menudo, cuando tropezaba o caía (me refiero a cuando tenía entre 6 y 9 años), mi viejo me daba un revolcón y me decía que mirara donde caminaba. No sé por qué eso lo enojaba tanto.
De todos modos igual soy pobre.

Celeste dijo...

Me asusta pensar que la pobreza patológica puede tener miles de causas.

Eladia dijo...

Lo contrario al rol de "pobrecito" es el rol de "fuerte", y cuesta mucho esfuerzo mantenerlo.

Ludovika dijo...

JUSTAMENTE!!!
Tengo un loro parlante al que le enseñé a decir "¡pobrecito mi niño!", porque a mi esposo le encanta escuchar eso cuando llega del trabajo; le encanta que lo mimosee.
¡Qué horror!
Voy a tener que regalarle el loro a mi peor enemigo.

Mª Eugenia dijo...

¿Y si al niño se le dice "pobrecito" a la noche?

Fausta Pericles dijo...

Mis niños más que semejantes son contrincantes.

Austin dijo...

Yo le difundo la idea... pero tenemos que llegar a algún acuerdo ($)

Rosaura Dotta dijo...

¡qué raro! en la escuelita de padres nunca nos alertaron sobre estas cosas.

Pilarica dijo...

Diga cuales son los motivos para que estas ideas sean poco conocidas. Acaso... quizás... los gobiernos mantengan un doble discurso con respecto a la pobreza?

López dijo...

Mi viejo me demostraba el cariño regalándome plata. Yo hago lo mismo con mis hijos, pero ellos se hacen los difíciles y dicen que necesitan otra cosa.
Cuando terminen el liceo se les van a acabar las majaraderías. Lo que pasa es que la psicóloga de la escuela primero y los adscriptos después, siempre rompían con esas pavadas de jugar con los hijos y tonterías por el estilo.

Facundo Negri dijo...

Desde pequeño pude reconocer que la parte del planeta que me corresponde tiene demasiado barro y chapa.

Rubén dijo...

A mí me pasó que el niño casi se me cae por la ventana y lo único a lo que atiné fue a propinarle una buena paliza.

clara dijo...

No estoy segura,que la repetición de pobrecito-a,sea tan determinante,es más amorosa que otras...Lo importante, es la respuesta de consuelo,sea a través de las caricias de la voz,pegando al objeto que nos ha hecho daño o llorando con el niño (como hacia una amiga) e ipso facto el crío reaccionaba consolando a su mami.