Los estados están gobernados por gente que tienen sus intereses personales como todo el mundo pero dotados de la habilidad para mostrarse como los líderes capaces de llevar al conjunto de votantes a vivir mejor, a ser felices, a satisfacer sus necesidades y hasta les prometen luchar contra quienes sientan odio (ricos, poderosos, ex gobernantes, inmigrantes, etnias, etc.).La diferencia que hay entre un ilusionista y un político carismático puede ser muy escasa. Yo diría que la diferencia es sólo cuantitativa porque las ilusiones capaces de crear un líder son de mayor tamaño y duración.
Para poder continuar atendiendo sus intereses personales y la popularidad, necesitan dinero.
El presupuesto de un gobierno suele ser proporcional al tamaño de la ilusión que pretenden sostener.
Ese dinero tiene que salir de los bolsillos de los propios ciudadanos: de los que votaron y de los que no votaron a esos gobernantes.
Llega un punto en el que la carga tributaria se convierte en antipática porque los servicios que el estado dice ofrecer a cambio de esos impuestos, naturalmente que no son tan buenos porque la mayor parte de la recaudación se gasta en el salario de todas las personas que de una u otra manera colaboran para la continuidad de esos gobernantes (burócratas, policías, militares, asesores).
Lo que falta se consigue pidiéndole a los bancos préstamos que estos no pueden negar.
Para que los bancos tengan dinero para prestarle al gobierno, tienen que haber personas que depositen sus ahorros en ellos.
Lo que se necesita para que los ciudadanos guarden su dinero en los bancos es que la amenaza de robo sea muy alta, por lo cual, la inseguridad ciudadana es necesaria cuando los gobiernos necesitan más dinero del que pueden cobrar por concepto de impuestos.
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13 comentarios:
O sea que tiene que haber un poco de miedo a los robos para que guardemos la plata donde el gobierno pueda usarla. ¡Aceptado!
Ud tambien es un poquito maquiavélico no?
Nunca se me había dado por pensarlo de esa manera.
¿Ud no cree en que algunos políticos quieren hacer lo que prometen?
Bueno, pero el banco además te paga por depositar, no es sólo por temor al robo.
Es Estado es un armatoste muy pesado y siempre nos da la impresión de que podría ser más ligero.
En un principio la carga tributaria me resultaba antipática, hasta que empecé a eludirla. Ahora se ha convertido en un fantasma gordo que me persigue guadaña en mano.
No me imagino un mundo sin robos, así que los bancos no tienen por qué preocuparse.
Los servicios que el Estado ofrece deben difundirse pero no propagandearse. Se me vuelve insoportable la idea de que me saquen plata del bolsillo para eso.
¡Qué bonita esa bóveda! quiero que la entrada al living de mi casa sea así. Me gustaría hacerme a la ilusión de que recibo a mis invitados en un centro de poder y confianza.
Cuando los políticos ganan más votos prometiendo encarnar la lucha contra algún grupo en particular que con las promesas de bienestar, no hay dudas, vamos por mal camino.
Entonces comenzaré mi carrera política estudiando para mago.
Los gobernantes satisfacen sus intereses personales en la medida que ganan popularidad ¿se trata de un círculo vicioso o virtuoso?
El Imperio Romano necesitó de la colaboración de varias generaciones de ilusionistas perversos.
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