miércoles, 14 de abril de 2010

La maternidad profesionalizada

Necesitamos que nos amen y nos cuiden porque somos débiles durante muchos años y luego, cuando somos autosuficientes y hasta podemos ayudar a otros, también necesitamos el amor de por lo menos una persona (aunque deseemos que sean muchas y si es posible, la humanidad).

En otros artículos (1) les comentaba cómo naturalmente intuimos que la mejor forma de asegurarnos esa protección, es convertirnos en el objeto de deseo de nuestro protector (generalmente, nuestra mamá).

La comunicación madre-hijo no tarda en incluir el diálogo, cuando el pequeño comienza a comprender lo que ella quiere.

Cuando la madre le dice (con palabras, gestos, actitudes) lo que ella quiere (desea, necesita, espera, exige), el niño intuye que eso deberá hacer para asegurarse la imprescindible protección y calidad de vida (alimento, abrigo, higiene, mimos, juego).

Por lo tanto, en esta primera etapa de nuestra vida, cuando aprendemos algo tan esencial como es conseguir lo necesario y deseado, la estrategia consiste en entender qué nos piden para ocupar (ganar) el mejor lugar en la atención de nuestro protector (proveedor).

A medida que crecemos, aumentamos nuestro poder negociador cuando notamos que ya podemos ser más independientes de mamá y observamos que ella también nos necesita y desea.

Por diferentes razones (la más notoria de las cuales es la legislación de cada país que protege los derechos del niño), no podemos ser forzados físicamente a realizar lo que ella quiere y por eso ella debe comenzar el complejo proceso de persuadirnos.

Tiene que tener paciencia para que nos alimentemos, para que nos bajemos de los lugares altos, para que dejemos de investigar qué contienen los cables electrificados.

La actitud persuasiva y amorosa que ella despliega, es la que luego retoman con éxito los expertos en publicidad.

En suma: imitar a las madres es una profesión.


(1) «Soy una cosita adorable»
El deseo del cachorro

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10 comentarios:

Damián dijo...

Los expertos en publicidad no tienen una actitud amorosa. NO ABUSE DEL LENGUAJE.

Maristela dijo...

Las madres cumplimos una enorme variedad de funciones, así que no me llama la atención que nos imiten para perseguir otros objetivos.

Esteban dijo...

De qué nos protegen los publicitarios?!!!
Intentan vendernos cualquier porquería, vamos a dejarnos de pavadas!

Milton dijo...

Los emprendedores, al igual que las madres, deben tener paciencia para que sus esfuerzos de fruto.

Ingrid dijo...

Pasada la cortísima etapa en la que los niños intentan entender lo que les pedimos, pasan a otra etapa que es el reverso de la anterior: intentan que nosotros comprendamos lo que ellos nos piden.

Adriana dijo...

Los adolescentes no buscan hacer lo que sus padres les piden para asegurarse lo que necesitan. Van directo al choque, la exigencia y la violencia impune (nosotras no podemos pegarles a ellos, pero ellos a nosotras sí).

Piero dijo...

No se puede negociar con un niño pequeño; eso implicaría colocarlo en un pie de igualdad con el adulto, igualdad que no es real. Hay una etapa en la que el niño simplemente debe obedecer a sus padres.

Martín dijo...

Me dicen que no sé dialogar.
No es culpa mía.
Nunca comprendía lo que quería mi madre.

Leo dijo...

Para lograr la atención de nuestros proveedores debemos recurrir a toda nuestra simpatía, esa que aprendimos para seducir a nuestra mamá.

Yoel dijo...

Profecionalizar la maternidad es una idea que no ha prosperado, sin embargo proponer la jubilación para las amas de casa, es un reconocimiento que significa un paso más en ese sentido.