jueves, 29 de abril de 2010

Tengo razón porque soy más fuerte

La mayor parte de la población carcelaria pertenece a la clase socio-económica menos favorecida.

Tan es así, que existe la creencia popular (confesada o negada), de que la pobreza es causa de la delincuencia.

No podemos olvidar que los pobres suelen ser la clase social más numerosa.

Imaginemos una población:

— 1.000 pobres
— 100 de clase media
— 10 ricos

Si estas tres clases socio-económicas, contuvieran el mismo porcentaje de transgresores (por ejemplo, 10%), estarían privados de libertad:

— 100 pobres
— 10 de clase media
— 1 rico.

Como las personas con discernimiento matemático también son muy pocas, en esta población se creería que los pobres son más deshonestos que los ricos.

Peor aún: algunos dirían que los pobres son cien veces más delincuentes que los ricos.

Podríamos pensar entonces que la existencia del prejuicio que asocia pobreza con delincuencia, tendría un apoyo matemático desde el punto de vista cuantitativo (los pobres son más numerosos y es lógico que también tengan más delincuentes), pero no es una justificación desde el punto de vista cualitativo (la pobreza no predispone a la delincuencia).

Sin embargo, existe otro motivo que alimenta el prejuicio (los pobres tienden a delinquir).

Las personas menos favorecidas, son las que más dificultades tienen en cumplir con los criterios del sistema capitalista que nos gobierna.

Las transgresiones son actos propios de cualquier ser humano, pero predominan en quienes menos se ajustan a las normas de convivencia establecidas.

Defendemos e imponemos los valores que más nos gustan y luego
aplicamos nuestro ingenio para encontrar razones que los legitimen.

Conclusión: Como los pobres no se ajustan al sistema que aceptamos los no-pobres, decretamos e imponemos por la fuerza, que ellos están equivocados y deberían ser reprendidos.

De hecho, a algunos inadaptados (a nuestros gustos y preferencias), ya los tenemos entre rejas.

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12 comentarios:

Leticia dijo...

Entonces ud afirma que no hay una correlación entre clase social y delincuencia; los porcentajes son los mismos en todas las clases sociales.

Normando dijo...

En algunos casos la pobreza puede motivar la delincuencia, pero también la motivan la no aceptación de las normas sociales, la ambición desmedida, los antecedentes familiares, la influencia de los pares, saberse impune... y otras causas que desconozco.

Marcos dijo...

Vivo entre rejas porque me adapté demasiado a las preferencias de la mayoría.

Sandra39 dijo...

Exactamente, para tener razón hay que tener el poder.

Evaristo dijo...

Tengo razones legítimas para reclamar que clausuren el salón bailable que funciona pegado a casa.

Luciano dijo...

Es frecuente que los pobres no se consideren pobres.
También es frecuente que padezcamos un problema sin ser conscientes de que lo tenemos.
Nos definimos de acuerdo a los parámetros que tenemos a nuestro alcance para compararnos.
Tendemos a creer que si nuestros padres no fueron pobres, nosotros sus hijos tampoco lo seremos.
Por todas estas consideraciones yo me pregunto: Seré pobre?

M. Eugenia dijo...

Si los pobres pudieran imponer un sistema de convivencia; cuáles serían sus normas?

Rosa dijo...

Son los adictos los que más tienden a delinquir.

Yoel dijo...

Me gustaría saber cómo se originaron las "familias" de la mafia italiana.
Por otro lado,siempre me ha sorprendido la disociación entre los valores que ejercen hacia dentro y fuera de la asociación. Mantienen los valores sociales con enorme rigidez; el honor, respeto, honestidad, fidelidad, solidaridad, se pagan con la vida en caso de incumplimiento. Fuera de la "familia" ninguno de esos valores es respetado. Se manejan con un código interno y un código externo completamente opuestos.

Ingrid dijo...

Es interesante lo que plantea Yoel. En el caso de la mafia, el problema no está en la falta de ajuste a los valores predominantes, sino en que pierden validez fuera de su cofradía.
Podríamos decir que ellos se manejan con la lógica de la manada. Tienen una jerarquía interna y se defienden entre ellos, al tiempo que se unen para atacar y defenderse de los de afuera.

Elbio dijo...

El dumping es una forma extrema de falta de respeto a la propiedad privada. Si se posee el poder,en este caso, los medios económicos, se destruye la propiedad privada de la competencia, es decir, su negocio, su capital.
En el sistema capitalista el respeto a la propiedad privada no funciona en todas las direcciones.

Juan Carlos Anselmi dijo...

Sin duda en este artículo se marca una realidad muy palpable. Es que la aporofobia está presente entre nosotros, es algo que tal vez forma parte de nuestra cultura.