jueves, 1 de abril de 2010

Tómelo o déjelo

Alicia, te quiero mucho.
Alberto, te extraño cuando no estás.

En un régimen capitalista, Alicia y Alberto pueden ser esposa y esposo, madre e hijo, cliente y proveedor.

En un régimen socialista, Alicia y Alberto pueden ser esposa y esposo, madre e hijo, pero NO cliente y proveedor.

Es una diferencia importante que pudo haber determinado el fracaso (al menos por ahora) del comunismo real en URSS.

Podemos pensar las relaciones de intercambio entre productores y compradores, de dos maneras:

1) Que los compradores decidan qué quieren comprar; y

2) Que los productores decidan qué tienen que comprar los clientes.

Hasta Henry Ford, el capitalismo tenía un criterio socialista. Pasó a la historia su arrogante frase: «Los clientes pueden comprar un Ford del color que quieran, siempre que sea negro». (1)

En economía se denomina sector primario al de la producción; sector secundario al de la fabricación; y sector terciario al de los servicios (incluido el comercio).

Éste último es el que hace la diferencia de criterio entre capitalismo y socialismo.

El rechazo a la negociación, aceptar como válido que alguien determine qué debe necesitar y desear el público consumidor, arrasa con la negociación.

Si fuéramos al origen el fenómeno, llegaríamos al estímulo recíproco que existen entre la madre y el lactante.

Ella se estimula por la complacencia de él. Él se alimenta por la producción de ella.

Esa calidez del vínculo madre-hijo no desaparece en las relaciones mercantiles excepto que ideológicamente se las condene por materialistas, interesadas o por un demonizado afán de lucro.

Tener en cuenta la necesidad y el deseo de los clientes para diseñar lo que le ofreceremos, es un acto de amor.

Fabricar lo más conveniente e imponérselo monopólicamente al consumidor, es un acto despótico.

(1) Me gustó el protagonista porque es como yo.


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4 comentarios:

Raúl dijo...

Hasta ahora no hemos sabido convivir sin una organización; incluso a nivel individual nos organizamos de alguna manera para cumplir con la multiplicidad de roles que la sociedad nos exige.
Una nación necesita organizarse y para acerlo adopta una forma de gobierno. Cuál será esa forma? Será la que un grupo imponga por mayoría o por la fuerza, al resto de los habitantes.
El estilo socialista de organización tiene aspectos despóticos, es cierto, pero no menos que las mal llamadas "democracias". En ellas no gobierna el pueblo, sino la clase más culta, que puede provenir de los estratos medios y/o de los altos.
No es despótico dejar a la mayoría de la población sin particiación en el gobierno? No es despótico prohibir, de hecho, la posibilidad de cursar estudios superiores a los estratos más bajos? Es o no cruel, que una mayoría de la población infantil se alimente de manera inadecuada, porque así lo impone el estilo democrático que hemos elegido? Y en definitiva, qué es más importante: el acceso de todos a la salud, la alimentación y la educación o la libertad para que quienes puedan consuman autos 0k, para que una minoría mantenega un altísimo nivel de vida, para comprar todo lo que favorezca a un pequeño grupo de individuos? Dónde están las prioridades? Qué valores decimos defender?

Efraín dijo...

Tener en cuenta la necesidad y el deseo de los clientes es la condición necesaria para poder vender el producto o servicio que se ofrece. Se trata de ganar dinero o de fracazar. Nada tiene que ver todo esto con actos de amor.

Marcox dijo...

La industria abocada en generar necesidades de consumo en niños y adolescentes ha impuesto despóticamente que los niños se entretengan con los juguetes que ellos fabrican. Despóticamente ha impuesto el subdesarrollo de la inteligencia y de la imaginación, ha promovido modelos de belleza femenina y de masculinidad, ha promovido la desvalorización de los objetos que le son propios al niño, está creando generaciones de jóvenes idiotizados y aburridos, que no conocen del mundo más allá de lo que consumen a través de los video-juegos o del televisor.
Cuando éramos nosotros mismos los que fabricábamos nuestros juguetes, mitad con destreza y lo que faltaba con imaginación, desarrollábamos nuestro mundo interior, aprendíamos a pensar, nos gustaba estar de a ratos solos, las imágenes no venían siempre prefabricadas, desde el cine , sino que teníamos la posibilidad de crearlas cuando leíamos . Los muchachos llegan a la adolescencia con una pobreza enorme de experiencias.

Marianela dijo...

No sólo el sector terciario hace a la diferencia entre el capitalismo y el comunismo. En un régimen capitalista la producción de materia prima y la industria se desarrollan según la lógica de la ganancia mayor para el inversor. Lo que sea más conveniente para el progreso nacional no es un factor que tengan en cuenta los privados. En un régimen socialista la producción de materia prima y la industria se enfocan hacia el crecimiento económico del país, es decir, de sus habitantes todos.