domingo, 4 de abril de 2010

La Revolución Francesa ¿ya terminó?

La pobreza patológica se produce cuando quien la padece actúa de tal forma que no puede conseguir todo lo que necesita y desea.

Se puede llegar a ese estado por varias causas:

1) Lo que necesita y desea está por encima de lo normal (ambición excesiva);

2) Sus intentos de conseguir los bienes es ineficiente (utiliza técnicas de producción o negociación inadecuadas, transgrede las normas, no sabe administrarse);

3) Gasta o regala gran parte de lo consigue.

Tengo un comentario para compartir con usted sobre el punto 3).

En un artículo de reciente publicación titulado El subdesarrollo solidario les comentaba que algunas personas padecen un retraso en su evolución y conservan rasgos de su primera infancia (cuando la inmadurez cerebral les impedía discriminar entre ellos y los demás).

Es importante tener presente que esta regresión ya no tiene una causa neurológica como antes, sino filosófica.

Fue la literatura romántica que se disparó con la Revolución Francesa (1789), la que aún hoy sigue patrocinando su consigna: ¡libertad, igualdad, fraternidad!

Estos tres conceptos son fuertemente seductores. Quienes intenten cuestionarlos deberá enfrentarse a fundamentalistas poseídos con distintos grados de necedad.

Esto ocurre cuando la mencionada regresión impone la creencia en que tenemos libertad, que todos somos iguales y que el sentimiento predominante es la fraternidad.

Se trata de una consigna muy estimulante, llena de idealismo y casi totalmente despegada de la realidad.

El combate radical a las drogas psicoactivas (alcohol, marihuana, cocaína) encubre la tolerancia —también radical— de estas ideas igualmente psicoactivas.

Las personas que utilizan su libertad, para demostrar con su propio esfuerzo (dinero, producción, bienes) que todos somos iguales y que los bienes deben ser colectivos (fraternidad), disfrutarán regalando su esfuerzo para imaginar que la Revolución Francesa continua.

Nota: La imagen corresponde al óleo de Eugène Delacroix y se titula La libertad conduciendo al pueblo. El mismo pintor es el burgués de galera negra. Se inspira en una revuelta ocurrida en Francia en 1830.

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12 comentarios:

Juana de Arco dijo...

Libertad, Igualdad, Fraternidad no fue un invento de la Literatura Romántica. Debería informarse quiénes promovieron la Revolución Francesa.

Adela dijo...

Aquí hay un problema semántico. La proclama de la Revolución Francesa no habla de libertad, de igualdad y de fraternidad en el mismo sentido que habla usted. No puede despegarse del momento histórico y social en el que se produce la revolución para entender el significado que cobraron esas palabras en aquel momento.
Pienso que son muchísimas las palabras que cambiaron o enriquecieron su contenido a partir de Freud.

Elbio dijo...

Libertad, igualdad y fraternidad fueron consignas de rutas a seguir, una forma de definir y enfocar una ideología, una manera de entender al ser humano en su mundo.

Ingrid dijo...

Si luchaban por la fraternidad, justamente era porque no se trataba (ni se trata) de un sentimiento predominante.

Marcel dijo...

Todas las ideas son psicoactivas, de lo contrario no tendría sentido que ud escribiera en este blog,ni que nosotros lo leyéramos.

Gabriela dijo...

Son muchas las personas que no pueden disfrutar regalando su esfuerzo.

Víctor dijo...

Cuando las redes sociales solidarias se debilitan, aumenta la delincuencia.

Selva dijo...

Y si no gasto lo que consigo, para qué lo consigo?
Y si me da alegría regalar, por qué no hacerlo?

Sandra39 dijo...

Que yo sepa, cuando se hablaba de fraternidad durante la rev. francesa, no se proponía que los bienes fueran colectivos.

Oriente dijo...

Falta mucho para que termine la Revolución Francesa y podamos seguir adelante.

Ana Clara dijo...

Ud es un típico hombre de este tiempo. Un capitalista del 1er mundo. Qué hace en el Río de la Plata?

Fenicio dijo...

Se puede vivir dentro de la realidad y los ideales son un pasatiempo tan divertido como el Play-Station.