miércoles, 13 de octubre de 2010

La mano de Dios

En todo grupo, cada integrante procura la máxima productividad con el menor esfuerzo.

Cuando uno de los integrantes es Dios (porque todos los demás creen y cuentan con Él), es probable que inconscientemente:

— (Envalentonados por este integrante tan poderosos), vivan la ilusión de que ningún otro grupo, equipo o familia, podrían superarlos; además

— Cuando prometen ciertos logros espectaculares, es probable que deleguen (imaginariamente) lo más importante, pesado, difícil o cargado de responsabilidad, al integrante Todopoderoso, quién, seguramente, basado en su propia inexistencia, no cumplirá el cometido que le fuera asignado.

Cuando las tareas asignadas al integrante Dios (rezándole, confiando ciegamente en Él, rogándole con la humildad que Él reclama), no se cumplen, los integrantes no dudarán de la existencia del todopoderoso, sino que supondrán otras hipótesis, inclusive las más delirantes (alguno de nosotros no confía lo suficiente, Él estará atendiendo asuntos más urgentes, ¡por algo que nos beneficia a todos, no hace lo que le pedimos!).

Como Dios, entre otras cosas, no habla, su discurso queda librado a la imaginación más gratificante de sus humanos compañeros de trabajo.

Lo que siempre ocurre cuando nos enfrentamos a un hecho de causa desconocida, es que le inventamos por lo menos una explicación, que a su vez, tendrá la característica de ser lo más placentera posible, esto es, que no sólo ratifique las creencias sino que evite oponerse groseramente a la falta de lógica.

Se agrega a estas circunstancias y valoraciones, un amor muy grande hacia Dios.

Su figura ocupa en nuestra mente el lugar de un padre severo, pero justo y solidario.

Lo paradójico, es que existen personas que viven en la miseria por tener estas ideas disparatadamente irreales, mientras que otras, conquistan el máximo poder humanamente posible, con las mismas ideas disparatadamente irreales.

Nota: El 22 de junio de 1986, el futbolista argentino Diego Maradona, hizo un gol al equipo de Inglaterra, golpeando antirreglamentariamente la pelota con la mano. Por el triunfo y la ausencia de penalización, convirtieron al hecho en el “Gol del siglo” ejecutado por «la mano de Dios».


●●●

13 comentarios:

Chapita dijo...

Cuando me siento pequeño, frágil, inexistente, puedo delegar las tareas que me asignan a algún otro ser de carne y hueso.

Rogelio dijo...

En el grupo del que formo parte, cada integrante procura la mínima productividad, con gran esfuerzo.
Es una forma de repudiar al patrón.

Braulio dijo...

Una vez le pregunté a un cura:
-Puedo contar con Dios? - y él me respondió "No olvides que Él también cuenta contigo".
Esa respuesta me aplanó. Qué podría hacer yo para agradar a Dios?
Finalmente opté por la prudencia; recordé aquello de que "el camino al Infierno está empedrado de buenas intenciones".

Elbio dijo...

Justificar es mucho más sencillo que comprobar.

Pablo dijo...

Cuando Dios no accedía a nuestros ruegos, la tía Ema siempre decía: "los caminos de Dios son infinitos". Yo me ponía a pensar y sacaba mis conclusiones. Por ej. si Dios no había salvado de la muerte a mi primita, sería porque la llevaría a pasear por infinitos caminos, llenos de flores y frutas perfumadas, hasta llegar al lugar del Paraíso donde Él la necesitaba para alguna misión super-importante.

Evaristo dijo...

Algunos viven en la miseria y otros se hacen ricos basados en la letra de las mismas ideas. Lo que cambia es la interpretación que cada uno le da a esas letras. Por algo surgió la discusión entre católicos y protestantes, acerca de cómo debía interpretarse la Biblia. Si debía hacerlo en forma directa cada creyente (postura de Luteranos y Calvinistas) o a través de las autoridades eclesiásticas (católicos).

Irene dijo...

Es más fácil ser bueno que ser justo.

Georgina dijo...

Algunas figuras ocupan tanto lugar en mi mente, que no me dejan espacio para el álbum.
Hay que elegir: de todo un poco, o mucho de poco.

Lola dijo...

Lo que me frustra del amor a Dios, es la ausencia de besos, abrazos y caricias. Yo necesito su presencia viva.

Paty dijo...

A que nadie sabe por qué sale el arco iris?
Porque Iris salió a cazar.

Adriana dijo...

Paty no ha desarrollado el tema, y creo que es un asunto que merece ser detallado.
La diosa Iris era la más tímida de todas las diosas del Olimpo. Por ese motivo, buscaba procurarse su alimento cuando todos los dioses se habían refugiado en sus magníficos hogares por la llegada de la lluvia. Cuando aparecía el primer rayo de sol en el Cielo, Iris, apresurada, tomaba su arco multicolor y escondida detrás de la Tierra, apuntaba a las presas que pastaban incautas en el infinito.

M. Eugenia dijo...

Las flechas que usaba Iris, eran transparentes?

Adriana dijo...

No, eran de afilado hielo y se incrustaban sólo en el corazón de la presa. Luego el animal caía hacienco un enorme estruendo, al que habitualmente llamamos trueno.