sábado, 2 de octubre de 2010

¡Mira qué me regalaron!

Algunas recomendaciones no tienen sentido. Mejor dicho: son contraproducentes.

Si cuando te despides, la otra persona te recomienda «¡cuídate!», no solamente está olvidándose de que tu posees un instinto de conservación sano, sino que además cree que necesitas que externamente alguien refuerce tu responsabilidad más básica (cuidarte).

Los que creen en la existencia de Dios, suelen pensar que él nos recomendó genéricamente: «cuídate que te cuidaré».

Esta fórmula fue tomada sagazmente por las compañías aseguradoras y cuando nos venden una póliza contra cualquier riesgo, nos obligan a tomar todas las precauciones para evitar un siniestro, esto es, para asegurarse de que nunca tendrán que indemnizarnos, logrado lo cual, lo que les pagamos anualmente se convierte en una donación.

Hace siglos circula un proverbio que dice «Si con caldo te vas curando, sigue tomando».

¡Otra obviedad mayúscula! ¡Quién —en su sano juicio— dejará de hacer aquello que lo beneficia!

Sin embargo, estos comentarios tan lógicos, no son suficientes.

Quienes han dedicado más tiempo y talento a encontrar explicaciones, causas y soluciones para las conductas animales, perfeccionan las técnicas para educar, adiestrar, disciplinar.

Si a la recomendación expresada como «…seguir tomando caldo», la traducimos como «reforzamiento operante», pasamos de la escena cotidiana de tomar sopa, a la incuestionable sabiduría de los científicos de ceño fruncido y túnica blanca.

Los aplausos al artista, son dados para que siga divirtiéndonos; si no le damos comida al perro impertinente que nos molesta cuando estamos almorzando, lo condicionamos para que deje de hacerlo; los regalos que recibimos de los comerciantes, son para que sigamos siendo sus clientes.

Aunque los métodos conductistas son bastante rudos, no podemos negar que suelen dar resultado.

Su eficacia demuestra cuán parecidos somos todos los animales, cuán poco efectiva es la voluntad y qué improbable es que exista el libre albedrío.

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11 comentarios:

Maruja dijo...

Las personas que al despedirse dicen "cuídate", lo que están diciendo en realidad es: "te aprecio, eres importante para mí". No sea sonso.

Marta dijo...

Ni todos somos responsables de cuidarnos y/o cuidar a los que nos rodean; ni tampoco tenemos todos el instinto de conservación sano.

Ernesto dijo...

En muchas circunstancias dejamos de hacer lo que nos beneficia. A veces simplemente porque preferimos beneficiar a otro.

Aldo dijo...

A los padres nos falta conocer ideas generales de psicología conductista, en ocaciones nos serían muy útiles; a la familia y al niño.

Canducha dijo...

La gente del shopping siempre se acuerda del día de mi cumpleaños y tiene una atención conmigo. Es en homenaje a que soy una compradora frecuente.
Con mis hijos también soy una madre frecuente, pero ellos no me estimulan con obsequios de ningún tipo.

el oriental dijo...

A veces a los que cantan en los ómnibus lo que nos brindan son unos cuantos minutos de fastidio. Y sin embargo hay gente que los apluade!
Otros cantan muy bien y ejecutan bien los instrumentos, a esos sí los aplaudo, me gusta que canten en el ómnibus.

Mafalda dijo...

Nunca quise tomar la sopa y eso funcionó como reforzamiento operante para toda una generación de niños.

Julián dijo...

El libre albedrío no existe ni para comprarse una corbata.

Clarisa dijo...

A juzgar por los regalos que los laboratorios de medicamentos hacen a los psiquiatras, sospecho que existe una fuerte presión para que estos médicos sientan que cuando nos recetan una pastilla, nos están dando además cenas, estadías en hoteles, biromes, blocks de apuntes, agendas, almanaques, medicamentos gratis, regalos de fin de año, etc.

Olga dijo...

Ya que Clarisa habla de los psiquiatras, me gustaría agregar que ellos también nos hacen regalos a los pacientes para que sigamos siendo sus clientes. Por ej, nos dicen que la internación en el hospital psiquiátrico estatal será como pasar una vacaciones en un spa. (al menos la intención de hacer el regalo está).

Carlos dijo...

Mi perro es insistidor. Si ud no le da comida cuando la familia está comiendo se pone insoportable. Igual nosotros decidimos aguantar un máximo de tres meses sin repetir esa conducta. Y sabe lo qué? Ahora encima nos gruñe.