viernes, 29 de octubre de 2010

La musculatura de la carencia

Mi psicoanalista hablaba muy poco. Casi nada.

Durante los trece años que monologué con él, aprendí de una forma insólita asuntos tan interesantes como «¿quién soy?» y, sobre todo «¿quién me creo que soy?».

Esta actitud es muy frecuente entre los psicoanalistas lacanianos.

Las intervenciones son tan escasas que algunos, exagerando un poquito, dicen que el analista tiene que hacer la función de muerto.

Como se imaginarán, cuando alguien habla tan poco, lo poco que dice parece más significativo.

Este silencioso señor grabó en mi mente el siguiente concepto: «La falta, también es una ofrenda valiosa».

Dicho de otro modo, alguien puede conquistar a una mujer regalándole un auto —lo cual equivaldría a decirle «fíjate cuánto poder económico puedo ofrecerte»—, y también puede ganar su amor permitiéndole saber cuán vulnerables se reconoce.

Estas consideraciones me llevaron a recordar la fórmula mágica que dice «la unión hace la fuerza».

Se trata de una consigna vigente porque en pleno mundo capitalista neoliberal, los agentes económicos procuran formar equipos con gente que sepa compartir, participar, apoyarse.

En otras palabras, el individualismo ya es una aspiración romántica.

Quienes seleccionan personal para su contratación, prefieren personalidades amigables, con espíritu de colaboración, sociables, divertidos y apartan a los cerebros ermitaños —muy útiles y valorados cuando se trata de encerrarse en un laboratorio o con una computadora—, porque logran escasas contribuciones a la producción global.

Quienes no se avergüenzan de su vulnerabilidad, quienes admiten que Robinson Crusoe sólo fue una entretenida historia de ficción, quienes están mejor dispuestos a pedir y ofrecer ayuda, viven en una época que los valora, los necesita, los premia.

No confundir con los «buenos para nada», que viven pidiendo, lamentándose, exigiendo, incriminando, acusando a la mala suerte, abusando de los demás.

En suma: ser humilde y servicial, es rentable.

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11 comentarios:

Georgelina dijo...

Personas que la posan de humildes hay muchas, pero que lo sean realmente, pocas.

Elbio dijo...

El individualismo concentra lo peor del romanticismo.

Leticia dijo...

Me gustaría ser seleccionadora de personal para elegir novio.

Malena dijo...

Siempre se trata de "fíjate cuánto": "fíjate cuánto puedo y fíjate cuánto te necesito".
Luego las mujeres hacemos un balance entre lo cuantitativo y lo cualitativo.

Armando Bipolar dijo...

Debo reconocer que es cierta la búsqueda de personas amigables y colaboradoras, EN ESTE MUNDO CAPITALISTA DE MIERDA!
Son las contradicciones del sistema, contradicciones que probablemente afecten nuestra salud mental, Y NOS VUELVEN A TODOS UNA MANGA DE ENFERMOS!

una hija dijo...

Muchos padres conquistan a sus hijos regalándoles un auto.
Me parece muy bien.

Maruja dijo...

Lo primero que se debe reconocer, es que nuestro cerebro está encerrado entre las paredes de los huesos del cráneo; y no hay tú tía.

Felicio Omblis dijo...

Yo no pido ayuda, así después no tengo que ofrecerla. Hasta ahora me las arreglo bien.

Emilia dijo...

Ser humilde y servicial porque es rentable resulta patético.

Carolina dijo...

Patética es la forma en que interpretás las cosas, Emilia.

Irene dijo...

Para empezar, el adjetivo "patético", ya pasó de moda. En segundo lugar, los humanos (y los animales todos) no hacemos nada que no nos resulte rentable, de alguna forma, es decir, beneficioso. Buscar lo positivo y lo beneficioso, sin aplastarle la cabeza a los demás, es algo muy positivo. No sigamos arrastrando el lastre de una religión culpógena; tan enamorada del sacrificio.