viernes, 25 de noviembre de 2011

Inhibición sexual y económica

El acto de negociar honorarios y exigir el pago puede adolecer de inhibiciones similares a la frigidez o la impotencia.

La psiquis humana es compleja pero también es cierto que a quienes nos interesa describirla nos falta talento para ser claros.

Este podría ser uno de esos casos en que intentaré describir algo que a mí me parece complicado, aunque quizá no lo sea tanto.

Algunas personas son muy eróticas por cómo actúan, se visten, se perfuman y modelan su cuerpo.

Así vemos mujeres y hombres que exhiben físicos esculturales, bellamente ataviados, simpáticos, cariñosos, seductores, insinuantes, generosos con las miradas, las caricias y los abrazos.

Sin embargo, muchos de ellos no podrán ir más allá de esas exhibiciones. Quien intentara aproximarse al punto de intimar sexualmente con ellos, podría padecer una sorpresa desilusionante.

A veces ni siquiera es posible llegar a intentar el acto sexual frustrante porque antes que eso, quien parecía ser un maravilloso objeto sexual, ante una insinuación puede enojarse, sentirse atacado, sin descartar que padezca inocultables sensaciones de asco.

Si usted conoce personas así o está dispuesto a confiar en mi descripción, podrá entender algo similar que ocurre en la relación con el dinero.

Así como algunas personas son muy eróticas pero son incapaces de sentir placer genital, también encontramos personas que trabajan con esfuerzo, capaces de brindar extraordinarios servicios a sus clientes, artistas que subyugan a multitudes, deportistas capaces de notables proezas, que sienten rechazo, miedo, frigidez, impotencia y quizá también asco por concretar con su público, cliente o empleador, una transacción económica justa, razonable, equilibrada.

En muchos casos, estos bellos ejemplares, capaces de seducirnos con sus dones (profesionales, artísticos, deportivos), tienen que contratar los servicios de un gerente que se encargue de negociar los contratos, fijar los honorarios y exigir el cobro.

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9 comentarios:

Tiago dijo...

en algunos círculos son bastante claros: o pagás, o te queman.

Norton dijo...

Las transacciones justas, razonables y equilibradas son posibles.

Manuela dijo...

Si no puedes permitirte el placer de cobrar el dinero que se te debe, tampoco serás capaz de pedirle a tu cuerpo el goce que te mereces.

Macarena dijo...

Las cosas que están en exhibición no se tocan. Los cuerpos tampoco.

Laura dijo...

Hay miradas que rozan...

Evangelina dijo...

No es agradable ser un maravilloso OBJETO sexual.

Lola dijo...

A mi cuerpo lo gerencio yo.

Luis dijo...

Podemos establecer una comparación, un paralelismo, encontrar similitudes, entre lo que hacemos con el sexo y lo que hacemos con el dinero.

Filisbino dijo...

Por suerte, que desaparezca el dinero, no implicará que desaparezca el sexo.