La vocación de pedir o prestar (dinero, favores, objetos), puede ser causante de la pobreza patológica.
Existen dos vocablos que suelen ser confundidos hasta por los expertos: «deudor» y «acreedor».
Aunque lo dejaré escrito, igual seguiremos confundiéndolos.
Cuando yo le debo a alguien soy su deudor y cuando alguien me debe a mí, es mi acreedor.
Para evitar confusiones en este breve artículo, sólo hablaré de «mí» o «yo», (Fernando Mieres).
«Yo» podría tener dos vocaciones marcadas:
— puedo tener vocación de ser deudor (le debo a los demás); o
— puedo tener vocación de ser acreedor (otros me deben a mí).
Ambas vocaciones pueden conducirme a la pobreza patológica (aquella escasez que desearía evitar pero no puedo).
Si tengo vocación de deudor, andaré por la vida:
— pidiendo dinero u otros objetos prestados;
— comprando a crédito; y
— solicitando favores, colaboración, solidaridad.
Con mi vocación de «deudor» trataré de estar en deuda con los demás, procuraré que ellos me recuerden la deuda, los habilitaré para que me cobren intereses normales o intereses de mora y multas si incumplo con los plazos pactados. Puedo llegar al extremo de excitarlos para que se pongan violentos, groseros y agresivos para que les devuelva lo que me prestaron.
Con mi vocación de «acreedor» trataré:
— de que los demás estén en deuda conmigo;
— los estimularé para que me pidan (dinero, objetos, favores);
— tendré motivos para cobrarles intereses, alquileres, multas y recargos, o
— tendré motivos para pedirles o exigirles (recriminar) favores.
Esta vocación de fusionar mi patrimonio con el de otros difícilmente mantenga las cuentas claras y equilibradas («me diste 10 y te devuelvo 10»), sobre todo cuando de valores intangibles se trate (favores).
En suma: Este artículo describe qué suele ocurrir cuando me cuesta distinguir mi patrimonio («yo») de los patrimonios ajenos («tú-ustedes»). Quizá tampoco sepa quién soy.
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10 comentarios:
Vivir del patrimonio ajeno (vivir de arriba), debilita la identidad.
Nadie te da nada a cambio de nada.
Lo que dice Facundo es cierto y NO es una mala noticia. Si se diera a cambio de nada se estaría favoreciendo la esclavitud. Significaría que habría un grupo de personas con derecho a exigir y sin ninguna obligación.
Saber decir que no es muy saludable.
A la naturaleza hay que devolverle lo que se le quita.
Todos somos deudores y acreedores, eso es inevitable; lo que hay que buscar es el equilibrio.
Muchos matrimonios se separan porque se reprochan deudas.
A mí no me molestaría que ud fuera mi acreedor...
El que genera deudas en los demás necesariamente se sentirá pobre.
Decimos que generamos deudas porque gastamos en gratificarnos, pero cuando no podemos pagar esas gratificaciones, terminan provocándonos angustia.
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