El entusiasmo puesto en buscar una felicidad llena de alegría puede atemorizarnos llevándonos a la depresión.
Estamos de acuerdo en que el objetivo de cualquiera de nosotros es ser felices, intensamente felices, durante el mayor tiempo posible.
Dentro de este gran grupo de aspirantes a la felicidad, se incluye una mayoría que piensa que ser felices significa estar contentos, alegres, sin dolores, descansados, sin hambre, entretenidos y no incluye lo contrario: estar tristes, cansados, molestos, aburridos.
Cuando comparamos estas expectativas con lo que realmente nos ocurre diariamente, tenemos que reconocer que la situación es un poco frustrante pues los momentos de felicidad perfecta son escasos, raros, infrecuentes.
Los espíritus optimistas que anhelan la felicidad suelen estar acompañados de algunas fantasías de omnipotencia, al punto de decir, intentar, practicar y aconsejar que «querer es poder».
Esta aspiración a ser felices que tenemos la mayoría, cuando la sentimos acompañada de optimismo y omnipotencia, nos provoca el temor a que nuestro poder mental nos conduzca a enloquecer de alegría, de amor, que nuestra energía sea desbordante, incontrolable, autodestructiva.
Estas ideas, sensaciones, creencias y fantasías suelen ser utilizadas por la publicidad cuando se nos informa que un empresario se volvió loco y está vendiendo todo a precios insólitamente bajos (a menos del costo).
Cuando percibimos esta promoción,
— se despierta nuestra ambición e intentamos aprovecharnos (depredar, explotar, abusar) del supuestamente loco, descontrolado y dispuesto a perder en nuestro beneficio;
— se despierta nuestro temor a caer en el estado de enajenación del «desdichado comerciante» y eso nos hace huir emocionalmente de ese estado que nos había propuesto con optimismo buscar y conservar la felicidad plena de alegría, de hiperactividad, de entusiasmo, impulsándonos al polo contrario;
— por este recorrido, en forma temerosa y preventiva, nuestro ánimo se refugia en la tristeza, el miedo, la inactividad, la depresión.
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8 comentarios:
Cuando creemos que querer es poder y que está en nuestras manos ser inmensamente felices, es lógico que inconscientemente también pensemos que si no lo logramos, se nos derrumba TODO. Porque basar nuestra vida en esas creencias implica culpabilizarnos de incapacidad, torpeza, falta de voluntad, en caso de que no lo logremos. Y es seguro que no lo vamos a lograr.
La alegría incluye las penas del pasado. Podemos estar alegres, aunque nunca dejamos de cargar a nuestros muertos, nuestras frustraciones, las innumerables equivocaciones que tenemos a lo largo de nuestra vida... Pero aún así podemos considerarnos felices, aunque la felicidad nunca sea completa; porque también están las personas que queremos, nuestros logros, las batallas ganadas a nosotros mismos, el difrute de los placeres y la belleza.
Algunos momentos los vivimos con tanta intensidad que se nos borra todo lo demás. Eso puede ser porque la capacidad de ser felices, en general la conservamos, la tenemos, y cultivarla puede ser una opción inteligente (cada uno de nosotros sabe que le hace bien).
Un loco tiene a veces -cuando está descompensado, y las particularidades de su patología se lo permiten- esa sensación de omnipotencia, pero a diferencia de un neurótico, no le asusta. Está completamente convencido de que puede, que maneja el mundo desde la palma de su mano.
Sí, cuando estamos eufóricos es posible que se aprovechen de nosotros, porque estamos predispuestos a todo tipo de generosidad.
Es bueno estar predispuesto a la generosidad!
Me explico, lo que quiero decir es que es una generosidad demasiado irracional, excesivamente espontánea, que puede dejarnos "en la lona".
También pasa tras el consumo de ciertas drogas. Lo que sucede ahí es que se le pierde el miedo a que se aprovechen de nosotros. Entonces muchas veces termina pasando justamente eso. Perdemos todo porque ya no tenemos de donde sacar para seguir consumiendo.
Es una buena táctica poner "liquidamos todo por cierre". Y resulta que cierran sí... para mudarse. Pero nosotros compramos y compramos creyendo que está todo baratísimo.
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