El movimiento 15-M o Los indignados, constituye un fenómeno natural que procura recuperar (revuelta) el equilibrio ecológico-económico que tenía.
El 15 de mayo de 2011 un grupo de manifestantes españoles protestaron pacíficamente por lo mal que les va.
Claro que para protestar, aunque sea pacíficamente, es necesario hacerlo «contra» alguien.
Los destinatarios de las protestas fueron (y siguen siendo seis meses después), los que figuran como culpables de esas condiciones desventajosas que ya resultan intolerables: los políticos, los banqueros y demás personajes capaces de tomar decisiones en beneficio propio y en contra de los menos privilegiados.
Retomando conceptos que mencioné en otro artículo (1), no se trata de una revolución porque es pacífica y sí puede calificarse de «revuelta» porque los manifestantes quieren recuperar los valores morales que tenía la sociedad antes de la crisis que los afecta.
Este movimiento, denominado 15-M porque se produjo un 15 de Mayo, se extendió a otros países (Francia, Inglaterra, Estados Unidos).
Fue muy oportuna la aparición de un libro (¡Indignez-vous!) del diplomático francés (aunque nacido en Alemania en 1917 y víctima de la Gestapo por su condición de judío), llamado Stéphane Frédéric Hessel (2).
Ese libro, que como su título indica, estimula la indignación de los ciudadanos, le dio un segundo nombre a este movimiento popular: Los indignados.
La filosofía de estos movimientos es protestar contra el sistema capitalista, manifestar insistentemente la disconformidad, abandonar la actitud pasiva pero no la pacifista.
Estos acontecimientos pueden ser considerados fenómenos naturales, con alta participación de la «naturaleza humana»: por causa de una acumulación de frustraciones, como si se tratara de un caudal de agua que crece, esta «masa» (conjunto de manifestantes), «encausa» su presión para producir cambios en el escenario que habitan (países), para que se vuelva más apto.
Seguramente algo ya está cambiando.
(1) Las revueltas psicoanalíticas
(2) En noviembre de 2011, puede consultarse el libro Indignaos, en línea.
●●●
9 comentarios:
Protestar, manifestarse en contra, ya es comenzar a hacer algo a favor de lo que se quiere cambiar.
Cómo van a cambiar si quieren recuperar los valores que tenían antes de la crisis? Qué es lo que quieren? No queda claro.
Quieren cambiar algo para que no cambie nada. Como hasta hace poco estuvieron bien, sólo quieren volver a estarlo. Son individualidades que se juntan, pero no tienen un proyecto en común. O si lo tienen que lo difundan.
De qué sirve estar en contra de los políticos y los banqueros, si se quiere volver al mundo -supuestamente- dirigido por políticos y banqueros?
Además quienes dirigen los destinos del mundo son las multinacionales.
Voy a leer el libro. Si protestan contra el sistema capitalista, no quieren volver a los valores morales que los regían.
Estas protestas no tienen un sentido práctico pero sí educativo. Invitan a la reflexión, a tener una postura crítica y a juntarse para hacer.
Mientras la indignación sea con orden, no pasa nada. La gente sale un poco de su rutina.
Hay que tener el ojo preparado para ver lo positivo, Facundo.
Sí... pero el otro lo tengo preparado para ver la realidad.
Publicar un comentario