Las películas, novelas, comics y libros de autoayuda obstaculizan
o enlentecen nuestras actuaciones reales y concretas, de dos maneras.
Como creo en el determinismo, creo que nada
podemos hacer deliberadamente. Todos nuestros intentos de controlar las
circunstancias son puras fantasías ineficaces.
Si bien los gobiernos persiguen la
drogadicción a sustancias psicoactivas, en los hechos solemos vivir en mundos
paralelos al real, creyendo en que «querer es poder», «la fe mueve montañas», «lo imposible solo toma un
poco más de tiempo».
Estas
creencias son delirantes en cuanto a que gobiernan nuestras vidas. Las tomamos
en consideración como datos de la realidad. Precisamente eso caracteriza a un
delirio psicótico: es una realidad personal, imposible de ser compartida por
los demás.
En este
caso, como la creencia puede contar con muchos adherentes, se aparta de la
definición pues el puro idealismo tiene abundantes
seguidores.
Oímos que se dice «perro que ladra no muerde» para significar
que el animalito sólo pretende asustar pero no está en sus planes lastimar a
nadie, pero cuando está referido a los humanos, significa que los discursos,
las promesas y los anuncios (ladridos) no son más que eso: puro sonido que no
terminará en acciones concretas.
Los comics,
las películas y novelas de aventuras, la publicidad, y hasta los libros de
autoayuda, son disfrutados porque nos permiten soñar con una grandiosidad que
nos convertiría en la persona más poderosa del planeta y, por lo tanto, en
permanentemente felices.
Estos
insumos alucinantes nos obstaculizan cualquier realización personal de dos
maneras:
— Si nos
identificamos intensamente con el héroe, creemos durante demasiado tiempo que
ya estamos realizados;
— Si en
algún momento recobramos la lucidez empañada por el poder hipnótico de estas
ficciones, muy posiblemente quedemos paralizados (desilusionados, desmotivados,
desmoralizados) al descubrir cuánto más débiles, incapaces, cobardes y
fatigables que el héroe, somos.
(Este es el
Artículo Nº 1.588)
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15 comentarios:
Las películas, novelas, comics, libros de autoayuda, que tienen como trasfondo la creencia en que somos dueños de nuestros actos y que por lo tanto, podemos convertirnos en súper-héroes, permanentemente felices, efectivamente enlentecen o dificulatan nuestro desarrollo emocional.
Estamos de acuerdo, Mieres.
No somos dueños de nuestros actos, pero tampoco puede decirse que seamos esclavos; al menos en un sentido pleno. Me refiero a que si bien somos esclavos porque nos determina el inconsciente, más nuestro cuerpo y las situaciones que nos han tocado, dentro de la sociedad y el tiempo en que vivimos, aún así, partiendo de nuestras propias limitaciones, podemos sentirnos libres. Esta sensación (que como sensación es real) de libertad, surge a partir de aceptarnos a nosotros mismos, aceptar a los demás, y CREAR desarrollando las potencialidades particulares que cada uno de nosotros posee.
Somos nosotros y nuestras circunstancias, aunque también podría decierse: las circunstancias actúan sobre nosotros y la resultante es lo que somos.
La adicción a sustancias psicoactivas puede manipularse o controlarse a través de desiciones tomadas por los gobiernos.
Respecto a lo que dice Margarita, está bien comprobado que la publicidad influye en cualquier tipo de consumo.
Parecería que los gobiernos pueden actuar y ser más operativos que las personas en forma individual. Sobre el cuerpo social es más fácil influir, que sobre el individuo. Parecen ideas contradictorias, pero quizás tengan algo de verdaderas.
Lo que en un tiempo pasado se creía imposible, hoy ya no lo es. Lo que sigue siendo imposible de modificar es que somos seres humanos. Esta verdad tan tonta, es bastante fácil perderla de vista.
¨Querer es poder¨; eso sí que es falso del todo. Cuando hablamos de querer, en general nos referimos a la voluntad que expresamos, no a lo que queremos realmente. Eso es más difícil de descubrir.
Bueno, yo voy a tomar el dicho: ¨la fe mueve montañas¨. Lo que mueve la fe a menudo es insospechado. Al menos eso creo yo. Porque la fe es una apuesta emocional que implica a nuestro inconsciente. Todavía es mucho lo que desconocemos de las potencialidades de nuestro cuerpo.
Yo, Irene, discrepo con los que piensan que la fe lo puede todo. Bien sabemos que no es así. De todos modos seguimos teniendo fe. Decimos ¨hasta mañana¨, sin tener la certeza de despertar y ver el sol.
Nuestra vida no puede estar gobernada por un positivismo absurdo. Nuestro niño interno cree muchas cosas maravillosas. Y es importantísimo que ese niño siga vivo en nosotros. Pero se pone molesto cuando nos hace creer que somos súper-héroes, capaces de todo, infatigables. Muchas personas dicen: ¨si de verdad querés, el tiempo te lo hacés¨. Aunque algo hay de cierto en esto, también es muy cierto que no podemos caminar con las botas de siete leguas.
Como el PURO idealismo tiene muchos seguidores, existen un montón de locuras consensuadas, que sin embargo nos hacen creer que somos muy razonables.
Los discursos, las promesas y los anuncios están compuestos de palabras, no de hechos. Las palabras tienen mucho poder, pero se corroboran con lo que hacemos.
Identificarse con el héroe, luego actuar y más tarde perder, conforman una serie de hechos que nos golpean. No sabemos qué será de nosotros después del golpe. Si sabemos que algo habrá cambiado.
Identificarse con el héroe, luego actuar y más tarde perder, conforman una serie de hechos que nos golpean. No sabemos qué será de nosotros después del golpe. Si sabemos que algo habrá cambiado.
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