Las sensaciones de bienestar o malestar (pobreza o riqueza) dependen, en gran medida, de nuestras expectativas al respecto.
La manera más segura de tener grandes
ganancias, es no esperar nada de nadie, porque cualquier pequeño ingreso se
convertirá en ganancia neta.
Así como la «sensación térmica» combina la
temperatura del aire, con la velocidad del viento y la humedad ambiente, para
dar un resultado generalmente diferente al dato que nos proporciona el
termómetro, la sensación de pobreza o riqueza también surge de una combinación
de sensaciones.
Quienes viven entre personas de muy bajo
ingresos, recibir una pequeña suma de dinero justifica realizar una gran
fiesta, con abundante comida y bebida.
El valor que tiene un pasaje de avión puede
ser una fortuna para quienes viven treinta días con la décima parte de ese
valor.
En suma: superadas las necesidades básicas de subsistencia, la riqueza o la
pobreza, la abundancia o la escasez, son datos cuya valoración subjetiva
depende 100% de las expectativas de cada uno. Repito: para quien no espera nada
(mínima expectativa), un pequeño ingreso constituye ganancia neta.
El tema de este artículo es «las expectativas».
Alguien
puede tener la expectativa de que los médicos se preocupen personalmente por
recuperar la salud del paciente, por amor al paciente. Sin embargo,
considerando que el médico es un ser humano, tenemos que pensar que él
intentará curar al enfermo por amor propio, en una especie de competencia con
la enfermedad, en una actitud casi lúdica, donde prioriza sus propios intereses
y no los del consultante.
El sistema
de justicia no está para defendernos de los delincuentes. Esta expectativa es
equivocada y sólo nos provocará sensaciones de pérdida cuando alguien nos
ataque y constatemos que el sistema de justicia procurará castigar al
delincuente pero no hará nada por repararnos las pérdidas sufridas.
(Este es el
Artículo Nº 1.583)
●●●
12 comentarios:
Hoy estuve en un Congreso donde se reunió gente que trabaja en la rehabilitación de personas que padecen¨enfermedades mentales severas y persistentes¨. Esta denominación tan rimbombante se refiere a los esquizofrénicos, fundamentalmente.
Luego de las ponencias, nos reunimos en pequeños grupos para intercambiar experiencias. En el grupo donde yo participé se hizo bastante incapié en el amor con que el técnico debe encarar su tarea. A muchos de nosotros esto nos resultó un poco... hasta cómico. Yo comparto el punto de vista de Mieres. El amor que ponemos en la atención del usuario o paciente, es el amor a nosotros mismos. Lo que está en juego es nuestra necesidad de reconfortarnos a través de la obtención de logros, a través de los vínculos laborales que generamos, el intercambio y el enriquecimiento que nos proporcionan los pacientes, la posibilidad de ganar dinero haciendo algo que nos gratifica.
A la hora de soñar, las expectativas de la mayoría de nosotros creo que son altas. Luego, en el día a día, somos afortunados si disfrutamos con poco.
Los médicos se preocupan personalmente por recuperar la salud del paciente, por un amor que muchas veces circula entre ellos.
Se hacen esfuerzos por atender a los familiares y allegados que han perdido un ser querido. Por ahora sigue siendo muy, muy poco. Se necesita destinar más recursos, porque quienes se encuentran en esa situación, en general no tienen la suficiente solvencia económica como para procurarse la ayuda por si mismos.
El 45% de los pacientes hospitalizados en el Vilardebó (Hospital psiquiátrico uruguayo), son personas que han delinquido. No pueden estar en la cárcel, y su reinserción social es muy compleja.
Es cierto que hay mucho de lúdico en el encare de oficios y profesiones. El niño que llevamos dentro sigue manifestándose y creo que es favorable que así sea.
Las altas expectativas pueden funcionar como un motor que nos haga avanzar rápidamente, o puede ser una trampa que nos termine inmovilizando.
Se puede vivir con muy poco dinero. Con muy poco dinero se puede vivir de muchas formas diferentes.
También con mucho dinero se puede vivir de muchas formas diferentes.
Las sensaciones quedan determinadas por la sensación que le precede. Si teníamos mucho frío, un poco más de frío puede ser insoportable. Si teníamos mucho calor, un poco de frío puede ser muy agradable. Esto vale para la situación económica.
No esperar nada de nadie nos hace más independientes, pero igual, siempre, esperamos algo de los otros.
Algo que puede mitigar un poco la sensación de pérdida cuando alguien nos ataca, quizás sea el entender que el ataque no es hacia nosotros mismos, sino del atacante hacia sus fantasmas.
Publicar un comentario