Ser como la mayoría no es un defecto excepto para
quienes se sienten apenados por no ser raros. En otras palabras, lo que parece
equivocado es criticar la vulgaridad, la mediocridad, la imperfección.
En la década de los sesenta,
surgió en Estados Unidos un movimiento que denominaron contracultura porque
tenía por rasgo principal el rechazo de los valores sociales y de los modos de
vida establecidos.
Cada tanto ocurren estos
reflujos de la opinión pública. Quizá sea porque los animales con Sistema
Nervioso Central tendemos a aburrirnos cuando los estímulos que lo mantienen en
estado de alerta son tan reiterados que dejan de hacer efecto.
La cultura tiende a ser
aburridora porque siempre exige lo mismo: los ideales se repiten y los modos de
vida producen bostezos.
El rechazo a la mediocridad es
clásico en casi todas las culturas. Es infaltable una búsqueda permanente de la
excelencia y de lo perfecto.
Quienes buscan la
magnificencia comienzan por verse formando parte de un rebaño absolutamente
homogéneo, esto los exaspera porque no logran tener sensaciones de identidad
propia y, para zafar de la masa (que consideran mediocre, vulgar, gris),
comienzan a llamar la atención de alguna manera, ya sea corriendo más riesgos
que la mayoría, estudiando más, mostrando acciones portentosas, sorprendiendo
con sus hazañas, en fin, existen varias formas de llamar la atención como para
sentirse apartado del rebaño mediocrizante (esta palabra la pedí prestada al
idioma portugués, porque en español no existe y yo también quiero llamar la
atención).
En una actitud que catalogo de
contracultural, el video asociado a este artículo propone pensar que la
mediocridad quizá no sea tan mala.
El núcleo de mi argumento está
en que es la mayoría la que tiene la normalidad: las características de la
mayoría son, por definición, las características del modelo de salud, de la
buena conducta, aunque también sean un modelo de mediocridad.
En suma: ser como la mayoría no es un defecto
excepto para quienes se sienten apenados por no ser raros. En otras palabras,
lo que parece equivocado es criticar la vulgaridad, la mediocridad, la
imperfección.
(Este es el Artículo Nº 2.197)
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