
El catedrático italiano Giuseppe Carlo Marino, (Historia de la mafia) creó la palabra mafiosidad para nombrar un fenómeno social que explica y hasta justifica la formación y existencia de este tipo de organizaciones expertas en criminalidad social.
En ese libro nos enteramos de que el término 'mafia', procedente del árabe 'maha fat' significa 'exención, protección, inmunidad'. También nos recuerda que la metodología mafiosa se caracteriza por la creación de una trama de violencia, atentados, extorsión, venganzas y ajustes de cuentas bajo la cual están obligados a vivir todos los ciudadanos decentes.
Todo esto es terrible y lo sabemos por los noticieros o por las versiones cinematográficas.
Hay una versión diluida, light, descafeinada de la mafia y que está actuando permanentemente.
Consiste en amplificar —mediante el uso de la publicidad— las amenazas que siempre existieron para nuestra salud pero que mencionadas mil veces por día se convierten en terroríficas e inminentes. Seguidamente nos informan que tal emprendimiento económico (servicio médico, laboratorio farmacéutico) nos pondrá a salvo de esas amenazas por la módica suma mensual de ...
Como se podrá ver, el método incluye la violencia (publicidad atemorizante) y la extorsión (si no compra nuestros productos o servicios, ¡prepárese para sufrir las consecuencias!).
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22 comentarios:
Es coherente su texto pero yo siento que ellos se preocupan por mí y no me parecen tan mafiosos.
Entre los coleccionistas de objetos antiguos hay una caja de principios del siglo pasado donde se promete una perfecta regulación del sistema nervioso. El gancho es la Maja Desnuda de un lado y la Maja Vestida del anverso.
Los vendedores de medicamentos siempre se cuidan de no invadir el espacio de los médicos, dejándolos de lado. En esto hay un poquito de cosa mafiosa como en todo corporativismo.
Los laboratorios hacen remedios para que les sirvan a cualquiera pero los doctores parece que están para determinar las diferencias que tenemos cada uno en cada caso.
El miedo vende más que la persuación. Los métodos mafiosos están por doquier, aunque nadie los llama así.
Sobre los cosméticos no hay casi control aunque la piel es receptora de las sustancias que se depositen sobre ella.
Con los tónicos capitales se han ganado fortunas desde tiempos inmemoriales y ahora los chicos se rapan. ¡Qué ironía! jiji
El hígado y los riñones son los goleros del cuerpo para cuanta porquería uno ingiera creyendo que lo sanará.
Ud mismo dijo en otro blog que somos hijos del rigor. Es verdad. Por la educación es poco lo que se nos puede vender. Sobre todo cuando hay otros que lo hacen por la publicidad del miedo.
Está muy bien, me están presionando con métodos mafiosos, ¿y qué hago concretamente? ¿hay alguna forma de esquivar esto?
Es tan lindo pagar una cuota para creer que estamos inmunizados como pagar un número de lotería para soñar con que seremos ricos. Comprar ilusiones no está mal, pero ¡qué patético que suena!
De acuerdo con el tema mnafia, aunque napoleón nunca hizo trabajar a Luis XVI.
Lo de un AL Capone cada 6 horas me hizo acordar de la mafia de los funcionarios públicos; familia protectora, inmune y extorsiva, de la que formo parte.
Algunos fanáticos dicen que el día de Hallowen es el día de la extorsión: "truco o treta"
Con estos fundamentalismos vamos por mal camino.
Giuseppe Carlo Marino ¡me encanta ese nombre! Me imagino a Geppetto y Pinocho, en un viejo velero, acompañados por Chico Carlo y Popeye.
La publicidad nos transmite insistentemente que verse vieja es horrible, que puede solucionarse, que nos saldrá una fortuna, que valdrá la pena, que seremos más felices.
Tiene razón ¡bien que podría usarse la publicidad para mejores fines!
Infanta Isabel, te recomiendo que saques al carpintero y a su patético títere del velero y en su lugar pongas una ópera de Giuseppe Verdi para que Chico Carlo y el viejo marino Popeye naveguen con un mar de música.
Lo que sé es por las versiones cinematográficas y lo que no sé por los noticieros.
El laboratorio Roemmers y Médica Uruguaya son especialistas en ese tipo de publicidad.
Los mafiosos por lo menos tienen códigos, en publicidad, el fin justifica los medios.
En mi pueblo natal "el Sordo", dueño del cine Repetidores, había comprado un amplificador para reforzar las amenazas que en aquellos tiempos aciagos se difundían por altavoces, para que no hiciéramos verdaderamente algo.
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