domingo, 30 de noviembre de 2008

Un discreto mensaje de afecto

El ser humano tiene características que se manifiestan en todas la épocas.

Antiguamente las monedas valían por su valor intrínseco. Valían por el metal que contenían. Las más valiosas eran las de oro, luego seguían las de plata, cobre y hierro.

Como no era fácil saber qué contenían realmente, los más sagaces estafadores empobrecían el valor real conservando el valor aparente para quedarse con la diferencia. Por ejemplo, si recibían monedas de oro puro, se las ingeniaban para fundirlas y volver a acuñarlas pero agregándole plata. Últimamente la proporción de oro era casi insignificante.

Como este deterioro sobre la moneda estaba complicando el uso de las monedas porque cada vez había menos comerciantes que las aceptaban, se crearon instituciones que se responsabilizaron de acuñar monedas confiables. Así fue como aparecieron los bancos emisores. Una vez creadas estas instituciones, los agentes económicos pudieron volver a confiar en las monedas y el comercio recobró el dinamismo perdido.

Modernamente esos bancos tienen que aplicar más y más tecnologías para evitar que los billetes sean falsificados por cualquier inescrupuloso propietario de una imprenta. Aún así, siempre aparecen billetes falsos que perjudican a los menos observadores.

Una práctica que conservan incluso los ciudadanos más honestos, es elegir los billetes más nuevos para pagarle a quienes aprecian (proveedores simpáticos) y los billetes más deteriorados a quienes menos aprecian (proveedores antipáticos).

Los siglos pasan, pero los seres humanos conservamos algunas características sin modificar.

●●●

21 comentarios:

Anónimo dijo...

Y si, seguimos siendo lentos.

Anónimo dijo...

Pensé que era yo solo el que hacía esas pequeñas maldades.

Anónimo dijo...

Existía una trampa consistente en tomar 10 billetes iguales y a todos quitarles una franja distinta hasta completar el billete número 11. Hoy en día llamaría mucho la atención y ya nadie lo hace.

Anónimo dijo...

Con mis primos nos entretenemos los fines de semana tomando cerveza y pensando qué estafa inteligente y novedosa podemos inventar. ¡Es difícil eh! Espero que las ganancias justifiquen tanto esfuerzo. jijiji

Anónimo dijo...

El dinero es poder y el poder es corrupción. Ergo: el dinero es corrupción.

Anónimo dijo...

Mi padre conoce a un señor que colecciona monedas falsas... y parece que tienen mucho valor (por eso de la colección, ¿vale?)

Anónimo dijo...

Las ganas que todos tenemos de sacar el gordo de la lotería deben ser las mismas que tenemos de conseguir una maquinita de fabricar dinero fácil.

Anónimo dijo...

Ud insiste en que las personas somos malignas y me estoy acostumbrando a leerlo aunque no me hacen gracia sus opiniones.

Anónimo dijo...

Cuando ando muy mal económicamente, dedico mucho tiempo a mirar algún billete que tenga a mano con la esperanza de que pase algo, no sé qué.

Anónimo dijo...

Nunca se me ocurrió fijarme en qué billetes eran más nuevos y cuáles más viejos para después pagar con unos y con otros según a quién. Hay gente para todo.

Anónimo dijo...

¿Las monedas de bronce sólo las usan en las olimpíadas?

Anónimo dijo...

Cuando me di cuenta que mis monedas eran de oro casi insignificante, las cambié por unas grandotas, redondas y brillantes, monedas de chocolate!

Anónimo dijo...

Los bancos emisores fueron verdaderos motores que hicieron arrancar nuevamente al progreso humano.

Anónimo dijo...

Mi padre, acostumbrado a la jerga bancaria, se vanagloriaba de mí diciendo:"este chico es moneda confiable"

Anónimo dijo...

A mi psicoanalista le pagaba, siempre que podía, con billetes nuevos. Y si por mí hubiera sido, hasta los habría perfumado, pero me pareció que ya eso era demasiado.

Anónimo dijo...

Es todo un arte, que exige paciencia y fluído manejo de la técnica, el procurar reproducir papel moneda clonado. No es oficio para cualquier imprentero. Lo sublime necesita de la excelencia.

Anónimo dijo...

Supe fabricar monedas de oro a partir del polen, el cuarzo y la hojalata. Mi fortuna pasó de generación en degeneración, hasta que al atorrante de Billy se le ocurrió despilfarrar el tesoro haciendo esas mariconadas de beneficiencias.

Anónimo dijo...

A los ciudadanos honestos que me pagan con billetes nuevos, les hago un servicio extra, a elección del cliente.

Anónimo dijo...

¿A quién tengo que contratar para que mi marido vuelva a confiar en mí?

Anónimo dijo...

Tengo una maquinita con rayo láser que descubre al billete falso y lo lleva directo al exterminio.

Anónimo dijo...

Cada vez nuestro mundo es más simbólico: antes las monedas valían por lo que eran, ahora valen por lo que simbolizan.