viernes, 28 de agosto de 2009

Armani, Rolex, Lamborghini, Coca-Cola

Ayer comentaba con ustedes en el artículo titulado La clave está en ser necesario y escaso que a mediados del siglo 19 hubo pánico en las economías occidentales porque estaban apareciendo cantidades de oro que provocarían un rápido descenso de su valor y por consiguiente del dinero que ese oro respaldaba.

Pero a pesar de lo que algunos opinan, las ciencias económicas no son exactas aunque se vistan con el prestigioso rótulo de «ciencias». Muy por el contrario, se basan en muchas teorías, estadísticas, tendencias, es decir: suposiciones, conjeturas, hipótesis.

Los economistas ensayan políticas que pueden salir bien, regular o mal. Es difícil que conozcan el resultado por anticipado.

A principios del siglo 20 Freud afirmó que si el oro hubiera sido tan abundante como el carbón, el valor no habría decaído porque su importancia está radicada en el inconsciente del ser humano. Para que tenga una idea, el oro simboliza al sol que a su vez está asociado a la vida, al alimento, al calor, al padre, al rey.

No podemos saber si Freud tenía razón en esto porque el oro terminó siendo mucho más escaso que el carbón, pero sí hay algo que podemos rescatar de estas ideas para nuestro propio beneficio.

El razonamiento y la lógica influyen pero no demasiado en la conducta humana.

Si asumimos que sólo podemos ganarnos el sustento interactuando con nuestros semejantes, podemos recordar aquello de que «no sólo hay que ser sino parecer».

Conclusión: Si es probable que el oro vale por lo que significa (y no por lo escaso o abundante que sea), es probable que los demás nos valoren por lo que aparentamos y no siempre por lo que somos.

Esta conclusión refuerza la idea de que es muy necesario «hacer creer» que somos buenos, necesarios y exclusivos.

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16 comentarios:

Carmencita dijo...

"Hazte fama y échate a dormir" ... justo yo que vivo en la cama. Sería mi solución, pero ¿cómo me hago la fama?

Luciana dijo...

Si piensas así Carmencita, sos candidata a padecer la misma suerte que Juan Carlos Onetti. (Bah, padecer digo yo, de pronto el hombre de verdad estaba encantado con esa forma de vida)

Lic. Carmen Loyola dijo...

Sin irse a los extremos, estoy de acuerdo en que debemos prestarle atención a lo que la forma que tenemos de presentarnos ante los otros, provoca en los demás. Desconocerlo sería hacercarse a un funcionamiento propio de una estructura psicótica (desconocerlo sería bastante loco, quice decir)

CHECHU dijo...

AL QUE NO LE GUSTE LO QUE PAREZCO QUE NO ME MIRE

Mª Eugenia dijo...

Nunca había oído hablar de la marca Lamborghini ¿se trata de una imitación de la bebida Paso de los Toros?

la osita dijo...

¡El osito es mi sol!

Adela dijo...

Estaría bueno que empezaran a pulular las mujeres bonitas, así las feas aumentaríamos nuestro valor.
...No sé por qué pero creo que en este caso no funcionaría.

Juan Carlos Trono dijo...

Está bien, hay que hacer creer que somos buenos, necesarios y exclusivos, pero esos valores tienen que tener un respaldo real.

Eusebio dijo...

La Economía podría quizás convertirse en una ciencia exacta si fuese posible aplicar los modelos económicos sin que cambien las variables. Es lo mismo que si buscando la eficacia de una vacuna, tuviéramos que dársela un día a un ratón, mañana a una jirafa y pasado a un tiburón.

Graciana dijo...

Mi novio me valoraba por lo que aparentaba. Es claro, hacía muy poco tiempo que nos conocíamos. Yo para él era una jóven bella, educada, paciente, graciosa, inteligente, y quién sabe cuántas virtudes más encontraban sus ojos enamorados en mí. El tiempo fue pasando y empezó a ver algo de lo que soy (aunque aclaro que parte de lo que soy también es mi apariencia). Ya no era tan jóven ni tan bella, muchas veces me sacaba y perdía todo rastro de educación y paciencia, la gracia se me iba al carajo. Pero había algo que conservaba hasta en los peores momentos: la inteligencia. Gracias a esa virtud fui capaz de reconocer mis errores, perdonar, recomponerme, aceptar, y tener siempre presente que esa mujer maravillosa que puedo ser a veces, es la misma que se descalabra de tanto en tanto.

Alexis dijo...

Quizás la informática pueda ayudar a los economistas a afinar su puntería.

Gladys Sucesión dijo...

Por eso que dice Freud es que aunque el dinero en casa es escaso, seguimos dándole mucha importancia - sobre todo cuando muere algún pariente-

una meretriz dijo...

Me gusta interactuar con mis semejantes para ganarme el sustento; aunque desearía dejar de poner tanto el cuerpo. Saben, a la larga cansa.

Anónimo dijo...

Sé que debo ser exclusiva porque que yo sepa no tengo ningún clon. Lo que me parece es que la gente no se da mucha cuenta de eso de que c/u es único e irrepetible. Es más, en algunas ocasiones algunos me han dicho que en mi caso eso era una suerte.
Sé que es muy frívolo, pero ante esta realidad he optado por tener ropa exclusiva, ropa de modisto famoso. Me sale un ojo de la cara, pero al menos uno que otro me valora.

Filisbino dijo...

Cuentan que hubo un rey que temió por el valor de su trono cuando el oro empezó a sobreabundar.
(El respaldo del trono era de oro macizo)

Gualberto dijo...

Una de las suposiciones en la que se basan los economistas es que los ciudadanos somos números.