Un joven pescador descansaba tirado en la arena de la playa junto a sus útiles de pesca.
Un turista que pasaba por ahí le preguntó porqué no estaba pescando y el joven le dijo que ya había pescado lo suficiente para comer ese día.
El señor le dijo que si continuara pescando podría vender el sobrante, ganar dinero y comprarse una barca para pescar más y ganar más dinero.
Quizá al joven ya le habían planteado algo similar porque le respondió con actitud de empleado público: ¿Para qué quiero el dinero y la barca y más dinero?
El turista le respondió como lo hacen quienes «están seguros» que teniendo dinero podría disfrutar de la vida y descansar cuando fuera anciano como él.
Como para terminar con este diálogo el joven le dijo: Disfrutar de la vida y descansar es lo que estoy haciendo ahora.
¿Podríamos decir que alguno de los dos estaba equivocado? Yo no me animaría. El señor mayor tenía la estrategia de pensar en el futuro y el joven la de pensar en el presente.
Pero me siento en la obligación de tomar partido por alguna de las opciones.
El joven ha decidido sólo pensar en el presente y desconoce que algún día podría ser viejo, sin fuerzas para pescar pero con hambre para saciar.
Claro que también puede suceder que esa vejez nunca llegue porque la condición necesaria y suficiente para morir es estar vivos.
En suma: La filosofía del joven es exitosa cuando alguien tiene la «suerte» de morirse en la etapa laboral y la del señor es acertada para quienes tienen la «suerte» de conservar la vida después de finalizada la etapa laboral.
Creo que ambas posturas son aceptables aunque yo desearía vivir muuuuchos años!
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14 comentarios:
Yo tengo una teoría que ahora me acuerdo. Todos vivimos lo mismo, lo que pasa que algunos lo viven en cantidad y otros en calidad.
Diganmé si no está estupendo?
Lo que dice Ulises Z. es una estupidez. A mí se me murió un hermano a los 3 años. No vivió ni en cantidad, ni en calidad.
Creo que muchas veces digo que no me gustaría vivir muchos años porque todavía no he sentido la amenaza de la muerte bien cerca.
Para mí no quedan dudas de que hay que vivir en el presente, teniendo en cuenta el futuro. La cuestión es lograrlo.
UN TURISTA ROMPEHUEVOS
Lo que me pasa a mí supongo que le pasa a muchas personas; me atarea demasiado el presente y no me quedan energías para redoblar el esfuerzo, pensando en el futuro. Tendré que rever algunas cosas.
Ser viejo no es sólo un tema de edad. Cronológicamente soy jóven pero no tengo fuerzas para pescar y sí mucho hambre que saciar.
La vejez está siendo una buena etapa en mi vida, mucho mejor que mi juventud, por lo pronto, soy jubilada pero sigo trabajando. Estoy mucho menos conflictuada y con más posibilidades de disfrutar aspectos de la vida que antes se me pasaban por alto.
Si descanso demasiado empiezo a sentirme mal. Para funcionar tengo que andar siempre medio cansado.
Ahorrar nunca está de más. De última si el dinero no se lo gasta uno, lo disfruta la descendencia. Esa posibilidad me agrada.
Suerte que nos vamos poniendo viejos de a poco y nos da el tiempo como para planificar la vejez.
Hay que trabajar para el futuro, a condición de que eso no te elimine la posibilidad de disfrutar el presente.
Primero deje que aprenda a vivir en tiempo presente. Paso seguido empezaré a hacer cosas por el futuro.
Mi hijo piensa como el joven de la historia. No veo que esté feliz.
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