El animal humano tiene un instinto mediocre.
Para los que tienen nociones de informática: nuestro sistema operativo no ha superado la tecnología del D.O.S., mientras que el resto de los animales hace años que operan en Windows 7 Ultimate.
Para los que no tienen nociones de informática: nuestro desempeño tiene una tecnología similar a las máquinas a vapor, mientras que el resto de los animales hace años que están transistorizados.
A pesar de ser tan incompletos, con ingenio, capacidad de observación e inteligencia para copiar y adaptar, hemos logrado contrarrestar muchas fuerzas naturales que obstaculizan nuestra calidad de vida.
La gravitación universal nos afecta porque todo es atraído desde el centro del planeta y por eso somos pesados, nos caemos y se nos vienen cosas encima.
Sin embargo, hemos inventado aparatos que vencen la gravedad apoyándose en algo tan poco consistente como es el aire (aviación).
La inercia es una fuerza que conserva la dinámica de los objetos. Si están quietos, colabora para que continúe la inmovilidad, pero si están en movimiento, se hace difícil frenarlos.
Sin embargo, hemos inventado formas de arrancar y detener. Por ejemplo, todos los vehículos cuentan con ellas.
Como decía en otro artículo titulado Tranquilicemos a los pobres, en todas las especies, los fuertes se prevalecen de su ventaja para desplazar a los ejemplares débiles.
Entre los humanos sucede lo mismo pero nos molesta tanto como la ley de la gravedad y la inercia.
Son características de nuestro hábitat y de nuestra condición animal, pero en nuestro afán de aplicar el ingenio en beneficio propio, inventamos estrategias que nos permiten viajar en avión, acelerar de cero a cien kilómetros por hora en 5 segundos y detener esa velocidad en unos pocos metros.
Nos falta resolver el natural abuso de los más fuertes.
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10 comentarios:
Ayer veía por TV, el proceso mediante el cual un grupo chimpancés hacía la transición del cambio de mando. Hay todo un juego de excibición de fuerza y de cierta violencia (acotada), por parte del nuevo aspirante, que se prolonga durante unas semanas. El macho que disputa el lugar de privilegio, pocas veces provoca al jefe directamente, en general su "llamado al orden" va dirigido al resto del grupo. Cuando el ataque es hacia el jefe, luego viene sistemáticamente el acercamiento. El nuevo aspirante rodea con su brazo al jefe y le da unas palmaditas (un gesto bien humano). Nunca tensa la cuerda demasiado, sino que provoca situaciones que conducirán al viejo macho alfa, a ceder su lugar de dominio, liderazgo y protección.
Estoy de acuerdo en que el natural abuso de los más fuertes es algo a resolver.
Vencer la fuerza de inercia en nosotros mismos, se puede lograr en muchas ocasiones, y resulta un enorme logro a favor de la conservación de la vida.
Qué motivos podría tener una persona para no abusar de otra más débil?
Podemos decir que los valores, la educación, mandatos religiosos, códigos grupales. Todo esto nos frena, pero es realmente efectivo si va acompañado de una estructura psicológica que cuente con un Superyo lo suficientemete fuerte, un Yo capaz de sentir culpa y un Ello obediente a los aspectos conscientes del Yo y del Superyo.
Hasta ahora no podemos hacer mucho más que medicar y encerrar al abusador, siempre y cuando no sea demasiado rico o no pertenezca al crimen organizado.
Cuando tengo un cuete de novela venzo la gravedad de cualquier cosa o situación.
También nos falta resolver el abuso de las mayorías y el de las minorías fuertes. La pucha! tenemos tanto por resolver...
Algunos se especializan en arrancar y otros en detener.
Los humanos podemos ser fuertes por diferentes motivos: por musculatura, por juventud, por inteligencia, por talento, por riqueza, por fama, por rol social y todo lo que a mí se me escapa y a vos se te ocurra.
En el mejor de los casos, lo que te hace fuerte es el grupo. En el peor de los casos es la patota.
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