sábado, 10 de abril de 2010

«Soy una cosita adorable»

Hace un tiempo publiqué un artículo titulado El deseo del cachorro, donde compartía con ustedes uno de los temas centrales del psicoanálisis: las peripecias a las que nos exponemos por querer ser deseados por los demás.

Más recientemente, les decía en otro artículo, (1) que según un reconocido psicoanalista y sociólogo norteamericano, la pobreza padecida por muchos afrodescendientes obedece a que (sin darse cuenta) procuran ser y actuar como si fueran de raza blanca.

Y esto, que como siempre nos ocurre, pensamos que sólo son problemas de otras personas, que a nosotros no nos pasa, es justamente algo que nos ocurre muy a menudo.

La clave del asunto está precisamente en que:

1º) Por ser y sentirnos muy vulnerables;

2º) Al suponer que, si nos convertimos en necesarios o deseados para algún personaje que imaginemos como muy protector (madre, padre, cónyuge, gobernante);

3º) Tendremos poco menos que un seguro de vida infalible, porque ese personaje nos cuidará tanto como cuida lo que más necesita y más desea;

4º) Entonces, todo nuestro esfuerzo, habilidad e ingenio lo aplicaremos a convertirnos en eso, que nos asegurará terminar con el penoso sentimiento de vulnerabilidad.

Observe que en lugar de satisfacer nuestras necesidades y deseos, nos abocamos a satisfacer las necesidades y deseos de otro.

Peor aún: nos abocamos a ser eso que satisface, no quien satisface. Queremos ser un objeto de deseo, no alguien que sirve, atiende, colabora, asiste.

En suma: la estrategia para obtener la protección irrestricta de una persona confiable, consiste en ser algo de ella y no alguien para ellas.

Este objetivo es tan inalcanzable como el que determina la pobreza de los negros norteamericanos (imaginar que son blancos).

Como es inalcanzable, quien se ofrece como cosa, se frustra, sufre, se siente desvalorizado … como si fuera una cosa.


(1) Vender bien lo que mejor tenemos

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10 comentarios:

Elnestor dijo...

En el caso de Michael Jackson, blanquearse no le impidió hacer dinero.

Leila dijo...

Quién no quiere ser un objeto de deseo?

Roque dijo...

Podemos poner toda nuestra habilidad y nuestro esfuerzo en ser menos vulnerables ganando mucho dinero... aunque capaz que en definitiva eso nos vuelve más vulnerables.

Laureano Pujol dijo...

Para satisfacer mis necesidades y deseos, necesito un vino abocado.

Sandra39 dijo...

Ser alguien que trata de satisfacer a otro, alquien que sirve, atiende, colabora y asiste, se parece mucho a ser solidario y buena persona. Ahora ud dice que eso no está tan mal, que es mejor que ser un objeto de deseo.
Me pregunto yo: cuál de las dos actitudes será la más útil a la hora de cumplir con nuestra única misión de conservarnos y conservar la especie?

Leticia dijo...

Una persona puede ser algo mío, por ej mi prima, pero eso no garantiza que ella sea alguien para mí.

el falsificador dijo...

Es la diferencia entre tener el título y ser el profesional.

Alma Escudero dijo...

Sólo contraería matrimonio con un militar o un policía. Así mis hijos podrán dedir: "mirá que mi padre es policía".

Anónimo dijo...

Las mujeres de la vida somos eso que satisface.

Filisbino dijo...

En mi país (Uruguay) veo a muchos chicos de clase media, quererse hacer pasar por planchas (muchachos pobres, que en algunos casos roban y consumen drogas).
Esos jovencitos de clase media que tienen un hogar y sus necesidades básicas satisfechas, se sienten mucho más vulnerables que los planchas, porque estos últimos tienen más libertad, en muchos casos van armados y "tienen mucha calle".