sábado, 23 de junio de 2012

Doctorado en subordinación



Los estudios universitarios y de idiomas extranjeros, nos preparan para ser buenos empleados.

Me animaría a jurar que en la población hispanoparlante tenemos la certeza, convicción o prejuicio según el cual las personas que acceden a un título universitario lograrán algún puesto de mando con varias personas subordinadas.

¿Usted piensa así? Entonces continuemos pensando juntos.

Seguramente nuestra mente imagina (representa con alguna imagen) a nuestro hijo, parado en la cima de una montaña, iluminado por el contraluz de un brillante amanecer. Una suave brisa agita su cabello pero sobre todo le llena los pulmones de aire fresco, tonificante, hinchándole el pecho de orgullo por la autorrealización y agradecimiento a los padres que lo obligaron a estudiar lo que aceptaba a regañadientes.

Esta imagen de cúspide es una posibilidad elevada pero no la más elevada. Existe otra que la supera.

Es posible afirmar que las personas que estudian en una universidad (o en cualquier otra institución de enseñanza), en un 99% estudian para ser subordinadas de otras personas cuyo don de mando proviene de otros talentos, diferentes al que tenemos quienes nos formamos para repetir lo que otros pensaron: científicos, filósofos, profesores.

Reconozco que las vacantes para estos niveles tan elevados de superación personal son muy pocas y por eso una mayoría opta en su juventud, alentados, invitados, hostigados, presionados u obligados por los padres, opta, decía, por algo de más modestas aspiraciones: licenciatura, doctorado, maestría.

Para completar las elevadas pero modestas aspiraciones de los hispano-parlantes más ambiciosos, estudiamos el idioma inglés con lo cual terminamos no conociendo ninguno de los dos idiomas.

Quienes tienen el talento y la autoconfianza máximos, seguramente se dedicarán a investigar por sí mismos cómo funcionan los mercados para luego contratar los servicios de quienes estudiaron para conocer las ideas y los idiomas ajenos.

(Este es el Artículo Nº 1.590)

11 comentarios:

Julia A. dijo...

"Para completar las elevadas pero modestas aspiraciones de los hispano-parlantes más ambiciosos, estudiamos el idioma inglés con lo cual terminamos no conociendo ninguno de los dos idiomas". DISCREPO TOTALMENTE CON EL PÁRRAFO QUE TRANSCRIBO.(Es tarde y estoy cansada, mañana sigo, disculpen)

Gabriela dijo...

Julia, decinos por qué. Para mí es importante porque ese tema no lo tengo nada claro. No soy políglota y apenas balbuceo unas palabras en inglés, por eso no me considero autorizada para opinar sobre ese punto.

Sebastián dijo...

Es cierto que algunas profesiones para las que se necesita conocer idiomas, son específicamente pensadas para empleados. Las secretarias y los secretarios, por ej. Los diplomáticos, por ej.

Margarita dijo...

Conocer un idioma extranjero te permite entrar a la gramática, al pensamiento, de otro pueblo distinto al tuyo. Eso evidentemente te enriquece. Supongo que también es posible que te de la posibilidad de entender mejor el origen de las palabras de tu lengua madre, y eso enriquece tus posibilidades de pensamiento.

Marcos dijo...

En cuanto al prejuicio que ud refiere: ¨las personas que acceden a un título universitario lograrán algún puesto de mando¨, estoy de acuerdo. Creo que aún sigue existiendo ese prejuicio.

Jacinto dijo...

Quizás a veces las personas que no estudian son las que más piensan, porque están obligadas a ello. Y están obligadas a no repetir lo que pensaron otros autores, porque no lo saben. Por eso su capacidad se desarrolla.

Enrique dijo...

No estudiar implica, creo, manejarte con un vocabulario menor. Eso coharta las posibilidades de pensar, de autopensarse, y habilita el pasaje a la acción.

Marta dijo...

No estoy de acuerdo con Enrique. Las personas que se manejan con un vocabulario esacaso, a menudo usan en su lenguaje abundantes metáforas, mentonimias, etc. Eso implica un alto grado de simbolización.

Norton dijo...

A veces pasamos por la vida sin descubrir cuales son nuestros talentos.

Gabriela Elena dijo...

El Colegio Latinoamericano (Montevideo-Uruguay) comenzó siendo un Instituto de Formación Preescolar. Muchos padres no querían enviar a sus hijos a una guardería, sabiendo la importancia de los primeros cinco años, en la vida de un sujeto.
Por un lado estaba esta demanda, por otro lado estaba Juan Carlos Carrasco junto a Mauricio Fernández, investigando el desarrollo del niño, usando como herramienta la expresión plástica. De ese modo pudieron contruir escalas del desarrollo del niño y encontrar la posibilidad de detectar posibles patologías futuras. A pedido de los padres que enviaban a sus hijos a ese Instituto de Formación Preescolar (1º en el Uruguay), fue que se fundó el Colegio Latinoamericano. Desde un principio, la idea de sus fundadores fue darle importante cabida a la expresión artística. Así funcionó durante un buen tiempo, hasta que el mercado empezó a exigir la enseñanza del idioma inglés. Entonces, más allá de las discrepacias con el Prof Emérito, Honoris causa y Ciudadano Ilustre, Juan Carlos Carrasco, se le dio cabida a la enseñanza del inglés, en detrimento de la expresión artística. Muchas familias dependían de su trabajo en el colegio, y no podía permitirse que se este se viniera a pique. Por eso es entendible la resolución del Consejo Directivo. Pero la conceptualizción teórica que sustentaba el programa educativo, se vio afectada.

María dijo...

Ya que se habla de Carrasco, ahí tenemos el ejemplo de un universitario que dejó la carrera de medicina (a pocas materias de terminarla), para ponerse a estudiar de forma autodidacta psicología y comenzar a investigar.
El título de Psicólogo se lo dieron por los años 90, por Competencia Notoria.