domingo, 5 de octubre de 2008

Caos con orden

«El pez grande se come al más pequeño» y ahora parece que la realidad es un pez más grande que el capitalismo y se lo está comiendo.

Permitir que todo lo resuelva la “mano invisible” del mercado es algo que escandaliza a muchos y cada vez que asistimos a una debacle como en la que se encuentra nuestro mundo capitalista, resurgen las viejas advertencias conservadoras: «Es preciso que los gobiernos controlen el mercado».

Para poder reprimir nuestra tentación de controlarlo todo tienen que pasar dos cosas: o es absolutamente imposible (huracanes, terremotos) o no tiene importancia (a nadie le interesa que hoy no usaré la corbata).

Los que piensan que hay que dirigir todo lo importante y evitar todos los riesgos, suponen que eso es posible y justificado y los que pensamos que hay que controlar lo mínimo y asumir todos los riesgos posibles, suponemos que el caos es el mejor organizador (sin dejar de reconocer que da miedo).

El liberalismo no acepta el caos porque lo prefiera sino porque asume que es inevitable y que toda intervención humana en el control de las cosas que nos afectan sólo aporta un único beneficio: creer que se podrá evitar lo inevitable (en última instancia, la muerte).

La creencia en la eficacia del control es el opio de los pueblos y de los individuos.

Hay una buena noticia: Al caos terminal nunca llegamos porque los seres humanos tampoco podemos controlar nuestro instinto de conservación.

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22 comentarios:

Anónimo dijo...

Nunca quisiera llegar a un cruce con semejante semáforo. !!! Debe contar con un gran índice de suicidios!!!

Besitos

Anónimo dijo...

El socialismo es más tranquilizador y la vida es demasiado corta para quedarse con problemas que ya tienen solución. El capitalismo es un régimen precario, antiguo, cavernícola, inhumano.

Anónimo dijo...

Ud debe de estar loco.

Anónimo dijo...

La autorregulación quizá exista pero es tan incierta como Dios, sólo que este trae paz y la otra nerviosismo.

Anónimo dijo...

El desorden y la violencia son tolerados por los desordenados y violentos. Perdonemé.

Anónimo dijo...

Algún día llegaré a sentirme cómodo con el caos. Lo admiro y sé que es más real que el orden y lo previsible, pero me siento muy blandito todavía.

Anónimo dijo...

El caos no es desordenado, es imprevisible y asusta, pero es el verdadero orden natural. Interrumpir el caos de la naturaleza con acciones humanas, sólo trae problemas ecológicos. Nosotros nos tenemos que adaptar a la naturaleza y no modificarla a nuestro antojo para bajarnos el miedo.

Anónimo dijo...

No me parece adecuado tomar modelos filosóficos, psicológicos o de física cuántica, para aplicarlos a teorías económicas.

Anónimo dijo...

Me fascinó esa foto. Me parece una escultura moderna, muy simbólica del mundo en que vivimos.

Anónimo dijo...

No me parece que sea tan blanco y negro. Decirle que no al control, así a rajatabla me resulta poco prudente.

Anónimo dijo...

La realidad siempre es un pez más grande; más grande que el capitalismo, que el socialismo o la anarquía. La realidad es inabarcable. Recordemos a Sócrates: "cuanto más sé, más sé que no se nada" (no se si la cita está traducida correctamente, pero no importa, la idea es esa)

Anónimo dijo...

Como el caos da miedo y a menudo resulta ineficaz, tratamos de ordenar lo que podemos.

Anónimo dijo...

A pesar de que en la naturaleza "el pez grande se come al más pequeño", nosotros los humanos; naturaleza quizás en algún sentido más evolucionada, inventamos la democracia para intentar proteger el derecho a la vida y a la expresión de las minorías y de las mayorías débiles.

Anónimo dijo...

Una cosa es el control pertinente y otra muy distinta es la religión con sus fábulas, tabúes y contradicciones. Si los dos son opios, pegan distinto.

Anónimo dijo...

Cuando trato de controlarlo todo, llega un momento que me estreso de tal modo, que quedo totalmente inoperante.

Anónimo dijo...

¿Podrá ser que detrás del aparente caos, se esconda un orden que no somos capaces de percibir?

Anónimo dijo...

Algunas personas tenemos el instinto de conservación averiado.

Anónimo dijo...

Es una pena que los instintos no se puedan controlar. De ser así nos rendiría mucho más el sueldo. En casa nuestro gasto principal es la comida. Si viviésemos sin comer, llegábamos flojos a fin de mes.

Anónimo dijo...

La mano invisible del mercado arruinó mi fábrica de zapatos. Usen calzado chino no mas! pero no olviden que lo barato sale caro.

Anónimo dijo...

Después de que pasa un huracán, para reconstruir lo destruído hay que organizarse muy bien y controlar que la mano invisible del desconsiderado, no te robe la ayuda humanitaria.

Anónimo dijo...

A veces mi vida se vuelve un caos, entonces me tranquilizo pensando que "los zapallos se acomodan en el camión"

Anónimo dijo...

Los riesgos son inacibles porque mutan y se reproducen como las cucarachas.