Es probable que un niño quiera ir al parque de diversiones y le resulte imposible postergar el cumplimiento de su deseo por el simple hecho de que llueve a cántaros (sin mencionar que los lunes están todos los juegos inactivos por descanso al personal).
La inmadurez del pequeño corre pareja con su debilidad corporal. Por ejemplo, a nivel de esfínteres, cuando tiene deseos de orinar quiere hacerlo inmediatamente y le resulta casi imposible esperar a encontrar un gabinete higiénico adecuado.
Estas urgencias surgen porque el niño no tiene ni el cuerpo ni la psiquis en condiciones de esperar. Diferir es una acción posible a partir de un cierto desarrollo psicofisiológico.
El desarrollo humano puede enlentecerse y hasta detenerse en etapas tempranas, dando lugar a carencias de muy variado orden. Por ejemplo, una persona muy debilitada puede tener alucinaciones si alguien no le cumple con una cita, otra puede malvender un objeto valioso porque no tolera esperar al comprador más adecuado, otra puede interrumpir la cocción de los alimentos antes de tiempo porque esperar el tiempo necesario le destroza los nervios.
Cuando en este escenario entra a jugar el dinero, las consecuencias son fácilmente deducibles: Endeudamientos por no poder esperar el cobro del salario; compras por impulso (porque es imposible pensar mejor la compra, buscar las mejores ofertas); incapacidad para ahorrar.
En suma: la ansiedad genera pobreza.
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21 comentarios:
¡El primer párrafo está de antología! Me estoy riendo.
La ansiedad genera pobreza porque a los 20 años un ansioso quiere ser rico pero es imposible salvo que reciba una herencia o gane a la lotería. Con menos de 50 años es imposible tener dinero grande.
Esperar y que no vengan es tan horrible como querer y que no te quieran.
El modelo que tenemos que compiar es el de la naturaleza. Para formar un bosque pasan entre 5 y 15 años (frutales o madera blanda). Otro dato de la naturaleza: Para que una persona se convierta en un ciudadano útil, pueden pasar hasta 30 años. ¡Si habrá que esperar por todo!
Tendría que haber una sociedad de ansiosos anónimos. Me anotaría corriendo.
Todavía me acuerdo de cuando mis padres me dejaron "cuidando" a mi hermana y su novio y se me ocurrió que me llevaran al zoo. Estaba nevando con lluvia y viento. Terminaron llevándome pero no nos vajamos del taxi porque yo dije enojado "me quiero volver".
Siempre leí que para amasar una fortuna hay que ser tesonero, paciente, laborioso. Lo estoy dudando mucho pero no conozco un modelo alternativo.
Es cierto, la ansiedad genera pobreza, por eso yo la corto con el cigarro. Sigo siendo pobre pero no se me cae la bolsa.
Si los adultos necesitamos autoservice abierto las 24 hs, los niños también necesitan un parque de diversiones que no cierre. Sobre todo en esas hermosas noches de verano.
Mis esfínteres están siempre en estado de urgencia. En el resto de las cosas soy maduro.
Las ferias de frutas y verduras deberían contar con gabinetes higiénicos. Es un derecho humano.
Sospecho que mi desarrollo se detuvo a los tres años ¿Qué puedo hacer? A veces pienso que debería pedirle casamiento a mi madre, para ver si con su "NO" horrorizado, empiezo a mirar a otras mujeres y termino con este Edipo que me tiene verdaderamente desajustado.
A veces estoy en la duda. Oigo que suena mi celular pero no sonó. ¿Estaré con alucinaciones auditivas? Últimamente estoy enviciado con los sms. Debería tomarme unas vacaciones, acampar en un humedal y escuchar únicamente el sonido de los pájaros.
Cuando querés terminar con un negocio, vendés todo regalado y das vuelta la página. Bueno, eso es lo que hago yo. De pronto no es lo más inteligente. Bueno, sí, soy un ansioso ¡y qué!
En mi época de gorda atraconera, comía todo hecho, no podía de ningún modo soportar el proceso de elaboración de los alimentos. Me acuerdo que una vez no tenía plata para comprarme nada y no me quedó otra que cocinar. Hice una torta y me la comí practicamente cruda y bien caliente. Todavía mi estómago guarda el lastimoso recuerdo.
En las oficinas, los clubes deportivos y en todo lugar donde se amontonen mujeres, llegan las vendedoras de ropa. Entonces todas nos alborotamos y empezamos a provarnos (no se sabe porqué) todo tipo de baratijas que están a un precio desorbitante y encima a nadie le quedan bien.
He pensado que quizás esa conducta se deba al deseo de impedir que "otra competidora" se lleve una prenda femenina con la que pretenda seducir más que yo.
Si ahorro, me como el gorro.
Lo único que puedo diferir es el trabajo.
A mis alumnos el cuerpo para esperar se lo voy formando de a poquito con penitencias y sacándoles el recreo.
De niña, lo que más ansiosa me ponía, era poder entrar al agua en verano. Para eso tenía que esperar a hacer la digestión y como yo no sabía la hora, a cada rato le preguntaba a papá: "falta mucho". Entretanto miraba el agua con una fascinación que por suerte nunca he perdido.
Es una suerte que la inmadurez del pequeño corra pareja con su debilidad corporal. Imaginesé si a la inmadurez del pequeño le sumamos la inmadurez del adulto y la fortaleza corporal de ambos. Sería una bataola!
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