lunes, 13 de octubre de 2008

Ámame que te amaré

Si mezclamos ciertos conceptos podemos formar una idea interesante.

1) Cliente: La tercera definición que publica el diccionario de la Real Academia Española dice: «Persona que está bajo la protección o tutela de otra.»

2) Buen padre de familia: Es una expresión con origen en el Derecho Romano y que define la obligación del jefe del hogar de cuidar con todo su empeño el patrimonio y el bienestar de su familia.

3) Amor obligatorio: En el artículo Receta para amar propongo que este sentimiento surge de un intercambio que primero es impuesto por el instinto materno pero que luego es exigido al hijo en forma de reciprocidad. Termino esta idea en el artículo El mercado del amor reafirmando que sólo corresponde amar a quien nos ama.

Estos tres ingredientes, combinados, me llevan a pensar que para poder conseguir el dinero que necesitamos para vivir de acuerdo a nuestras aspiraciones, es preciso tener la capacidad de amar a otro como para que sea nuestro cliente, a quien cuidaremos siendo con él un buen padre de familia.

Es primordial hacer una selección de los destinatarios de esta actitud, eligiendo solamente a aquellas personas que puedan hacer lo mismo hacia nosotros y no haciéndolo con quienes no pueden hacer lo mismo hacia nosotros. Debemos aceptar a quienes puedan pagarnos y rechazar a quienes no puedan pagarnos.

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18 comentarios:

Anónimo dijo...

Amar por intereses económicos, amar a un cliente para que obtener de él ganancias me suena a materialismo; es un dogma creer que existen fórmulas para manejar a las personas desde nuestro Ego. Es posible conseguirlo por algún tiempo, quizás, pero tarde o temprano tomará conciencia de que estamos manipulándole y posiblemente lo perdamos para siempre. Además no es ético.

Anónimo dijo...

No se trata de amar por intereses económicos. Me parece que el planteamiento es otro. Amar al cliente es poner lo mejor de uno para brindarle un buen servicio o un buen producto. El cliente se sentirá bien retribuído y el negocio andará bien, pero eso es por añanidura. Acá la palabra amor, aplicada al mundo de los vínculos económicos y comerciales, apunta a un enfoque radicalmente opuesto al que estamos acostumbrados. Parte de la premisa de que "todos necesitamos de todos" y que no dar lo mejor, termina en última instancia siendo una trampa al solitario.

Anónimo dijo...

si fuésemos capaces de ver a nuestros clientes como personas que están, en determinada circunstancia, bajo nuestro cuidado y tutela, nos ahorraríamos mucha chanchada: productos tóxicos, mercaderías de baja calidad a un precio que no lo valen, medicamentos vencidos, pan hecho con harina en mal estado, restaurantes en pésimas condiciones de higiene, etc.

Anónimo dijo...

Un buen padre de familia ama de manera resposable - como plantea ud. con otras palabras - ¿Qué quiere decir eso? Por ej. quiere decir que no puede malgastar su sueldo ayudando a cualquier desconocido que se le cruza por la calle. No puede amar al prójimo de manera indiscriminada, porque si hace eso, cuando llegue a su casa habrá gastado el dinero que tenía para comprar el alimento para sus hijos. Ellos son su responsabilidad. La responsabilidad si es general y difusa, termina siendo de nadie.

Anónimo dijo...

si a nuestros hijos les exigimos reciprocidad: que estudien, se bañen, ordenen su cuarto ¡cómo no vamos a exigir reciprocidad en otros vínculos, donde el amor es mucho menos visceral!

Anónimo dijo...

Todo el tiempo y en todos los ámbitos, rechazamos a los que no pueden pagarnos. Lo hacemos como algo natural, incorporado. Pero cuando aparece escrito nos puede llegar a parecer un tanto cruel. Sin embargo creo que no lo es. No estamos hablando de irradiar a los que no puedan sernos recíprocos. Hay un tiempo para todo y para cada uno. Si alguien no está preparado para recibir, es perder el tiempo intentarle dar.

Anónimo dijo...

Siempre me pareció muy hipócrita criticar el "toma y daca" .

Anónimo dijo...

A veces se puede dar, por la alegría de dar, sin esperar retribución, pero esa es la excepción, no la norma.

Anónimo dijo...

La mafia italiana sabe proteger a los suyos ¡claro que no lo digo porque la apruebe! sólo lo menciono porque es un ej. ilustrativo.

Anónimo dijo...

Cuando se trabaja sin amor por lo que se hace, lo que se entrega es basura, pero lo peor no es eso, lo peor es que nosotros mismos nos vamos metamorfoseando en basura, insensiblemente.

Anónimo dijo...

Pienso que el empleado debe ser tratado por el empleador, de la misma forma en que considera a sus clientes.

Anónimo dijo...

¿Que yo protejo a mis clientes? Me parece que el RAE está descompuesto. Yo lo que cuido es que ellos no se me vayan a la competencia pero a ellos trato de extraerles el máximo beneficio.

Anónimo dijo...

Me cuesta muchísimo seguirlo. Lo más complicado es eso de amar para conseguir dinero. Lo siento en las antípodas.

Anónimo dijo...

Una experta en yoga me dice algo parecido. Es preciso desear mucho lo que se hace (amarlo) y el dinero llega como inevitablemente. Ahora ya son dos personas a las que no entiendo. jaja

Anónimo dijo...

Ya son muchas las veces que me han cagado feo y no quiero seguir haciendo el imbécil buenazo que todo lo comprende. Amo tener éxito, amo mi profesión, pero sólo amo bien a los que me demuestran ser confiables. MUY CONFIABLES.

Anónimo dijo...

Estoy muy cansado y me faltan cerca de 20 años para jubilarme. No sé si llego. Esto es una lucha a muerte de nunca acabar. Si pudiera hacerme empleado del gobierno, esa sería mí verdadera solución.

Anónimo dijo...

Ud enfoca todo desde el punto de vista psicológico ¿alguna vez experimentó lo que es estar 12 horas detrás de un mostrador, atendiendo gente exigente, ladrona, proveedores avivados?

Anónimo dijo...

Con la última frase llego a pensar que los padres también atendemos y ayudamos más a los hijos que nos responden mejor. En mi país se dice: No le tires margaritas a los chanchos.