miércoles, 1 de octubre de 2008

Si es gratis, deme dos

Los mejores clientes (o pacientes) son aquellos que saben hacerse cargo de sus responsabilidades. Los peores clientes (o pacientes) son los que NO saben hacerse cargo de sus responsabilidades.

Cuando no le cobramos honorarios a un buen cliente (responsable), lo estamos induciendo a que deje de consultarnos porque no quiere abusar de nuestro tiempo. Su actitud —considerada y madura—, lo llevan a pensar que no puede perjudicarnos, que no debe aprovechar nuestra profesión gratuitamente, entiende que nuestro tiempo tiene un valor por el que debemos cobrar.

Por tanto cuando no le cobramos a un cliente responsable, estamos poniendo en riesgo el vínculo con alguien muy importante en nuestra vida personal y profesional.

No cobrarle puede equivaler a una invitación a que no nos consulte nunca más. Es una forma hostil de tratarlo. Quizá hasta puede ser una manera de rechazarlo.

Por el contrario, ante la misma situación, el cliente (o paciente) que es preferible perderlo que encontrarlo porque no es bueno ni para él mismo, seguramente saldrá a comentarle a todo el mundo que lo atendimos gratis (quizá haciendo ostentación de la ventaja que obtuvo, de la influencia que ejerce sobre nosotros o del amor desinteresado que nos inspira).

Como interpreta de manera tan favorable nuestra excepción en el cobro de honorarios, tratará de que las consultas se repitan todas las veces que sea posible, porque también él se cree que nos hace un favor o nos concede un honor del que debemos estarle agradecidos.

●●●

20 comentarios:

Anónimo dijo...

Me creo muy responsable pero igual disfruto participar activamente en los intercambios de favores.

Anónimo dijo...

Me gusta que me cobren aunque reconozco que si me cobran algo menos que la tarifa, me siento distinguido y halagado.

Anónimo dijo...

Saber cobrar es todo un arte que no lo enseñan en el mismo lugar donde nos enseñan la profesión.

Anónimo dijo...

Me avergüenza mi padre porque siempre pide favores, se las arregla para no pagar nunca y estoy segura de que la gente se fastidia con él pero no se lo demuestran.

Anónimo dijo...

El arte de cobrar por nuestro trabajo parte de la total convicción de que es legítimo, necesario, lógico, natural. Cualquier duda nuestra sobre que está bien cobrar, nos produce una inseguridad que la nota hasta el más distraido.

Anónimo dijo...

Lo que dice Manuel yo lo pienso sobre cómo deben hacérsele las proposiciones más audaces a las mujeres. Es necesario estar 100% convencido de que tenemos derecho a proponerle tener sexo con ellas. Nunca olvidar que los buenos modales son obligatorios. Pero la clave está en ser muy sincero y no autocensurarse.

Quien se cree que fornicando lastima, piensa que cobrando roba.

Anónimo dijo...

¡Excelente Eduardo! ... y agrego: Quien piensa que cobrando roba, tb piensa que fornicando lastima. Así que estoy segura de que la pobreza patológica está causada por la timidez. Acuérdense lo que les digo.

Anónimo dijo...

¿Y la timidez para qué la tenemos? Alguna función cumple.

Anónimo dijo...

Ese cliente imaginario del que ud habla, más que un cliente es un chupasangre.

Anónimo dijo...

Es cierto que cuando se da con un cliente responsable, no cobrarle es una forma de echarlo. Normalmente sentimos la necesidad de la reciprocidad.

Anónimo dijo...

En el pueblo donde vivía había un muchacho muy engreído. Para peor era hijo de un político de fuste. Una vez este muchacho decidió cortarse el pelo (hasta ese momento lo había llevado por la mitad de la espalda). Tenía una hermosa cabellera, eso hay que reconocérselo, pero no justifica la actitud que tuvo: fue al peluquero, se hizo cortar el pelo y luego no pagó por el servicio. Sus palabras fueron:"suficiente paga tuviste con tener el honor de haberme cortado el cabello a mí"

Anónimo dijo...

Me he topado con mucha gente que ve a los psicólogos como una especie de consejeros, mitad curas, mitad brujos, a los que no se les debería pagar porque hacen un trabajo que ellos suponen liviano e invisible.

Anónimo dijo...

Entre muchos colegas psicólogos no se acostumbra cobrar la primera consulta. Se argumenta que primero deben conocerse el paciente y el profesional, ver si hay buen rapport, saber cuáles serán los honorarios, para que luego el consultante decida qué hacer. En algo se parece a los famosos presupuestos "sin cargo". En ninguno de los dos casos estoy de acuerdo. Todo trabajador que pone en juego su saber y su tiempo, merece ser remunerado.

Anónimo dijo...

Si una persona decide emprender un tratamiento de mediana o larga duración con un psicólogo, me parece pertinente que ambos lleguen a un acuerdo con respecto a los honorarios. No puede existir una tarifa única.

Anónimo dijo...

Cuando el cliente no sabe hacerse cargo de sus responsabilidades, es una oportunidad excelente para comenzar a trabajar por ahí, que es lo primero que se presenta.

Anónimo dijo...

La otra vez fui a la fiambrería y llevé jamón del bueno. La empleada me dijo: "pero mire que vale tanto" y yo me quedé pensando qué sería lo que ella veía en mí como para suponer que no podría pagarlo.

Anónimo dijo...

Conocí un psicoterapueta que tenía un éxito enorme en cuanto a la cantidad de pacientes. Trabajaba de lunes a viernes con un promedio de diez consultas diarias. En pleno barrio de la Recoleta, este hombre cobraba "a voluntad". Terminaba sus jornadas fundido y ganaba poco porque la voluntad de sus pacientes no era muy generosa. Un día me atreví y le pregunté: ¿decime, vos de qué te estás escapando? necesitás llenar el día, indudablemente, porque bien sabés que trabajando menos horas podrías ganar más, si cobrases lo adecuado" No me contestó nada. Al menos espero que lo haya pensado. Es un tipo bien intencionado.

Anónimo dijo...

Hace unos años realicé una pasantía. El trabajo con los pacientes era completamente honorario. No fue buena idea. La gente faltaba, venía fuera de hora o pretendía que le dieras el teléfono para llamar a tu casa.

Anónimo dijo...

A mí me gustaría abusar de su tiempo, Licenciado, pero me reprimo porque quiero caerle en gracia.

Anónimo dijo...

Me encantó el artículo. Me gusto el comentario sobre el sexo, lastimar, cobro y robo. Soy terapeuta a distancia y me paso como el psicoterapeuta que menciona matías (no creo ser yo, soy de mexico). Di muchas consultas por años, usualmente si las personas obtenian sus respuestas y el problema resuelto, no volvian a contactar. Eso me trajo mucha fama... y el abandono de mi familia por falta de solvencia. No he dejado de cobrar y los pacientes se volvieron fieles y siguen las recomendaciones, ahora que les cuesta.