viernes, 20 de agosto de 2010

El indignante gobernante elegante

Existen muchas probabilidades de que el psicoanálisis tenga razón cuando sugiere que cualquier oposición al poder (autoridad, ley, jerarquías), es en realidad una oposición al padre.

Y, a su vez, esta oposición al padre, está provocada por una vieja deuda, tan vieja que está olvidada en sus aspectos anecdóticos, aunque no en sus aspectos afectivos, porque «papá me quitó a mamá».

La infancia es una época feliz gracias a que la memoria es una función que se especializa en olvidar pero recordando algunas cosas, como para disimular su verdadera vocación amnésica.

Que «este señor de voz grave, rapte a quien me cuida, alimenta, higieniza y amo con locura», es un verdadero abuso de poder, una infamia, un acto deleznable, que se merece el peor castigo.

Si estos sentimientos los tuviéramos siempre presentes, nos suicidaríamos antes de los 10 años.

¿Por qué tantos ciudadanos inteligentes critican con furia los gastos que realizan sus gobernantes?

¿Por qué tantos ciudadanos inteligentes se enfadan al conocer los gastos de representación del servicio diplomático?

No importa que alguien sea inteligente o tonto, para sufrir las consecuencias del complejo de Edipo, o para olvidar aquella tragedia cuando «papá nos quitó a mamá».

Tampoco importa que nuestro presidente o cuerpo diplomático sean de sexo femenino o masculino.

Lo que está en juego es el afecto (sentimiento) que tuvimos que olvidar (reprimir) para no tener una vida hundida en la tristeza, el rencor, la sed de venganza.

El desánimo que padecen muchos buenos ciudadanos cuando observan que sus gobernantes (representantes del ciudadano), hacen gastos, mientras que él sufre de dolorosas privaciones, ocurre (según la hipótesis creíble del psicoanálisis) porque la desmemoria salvadora falla.

Cuando se nos escapa del olvido aquella infamia edípica, nos sentimos desmotivados para producir, trabajar, ahorrar, progresar, ser emprendedores, disfrutar. Tenemos síntomas de depresión.



Nota: La imagen corresponde al Príncipe Carlos de Inglaterra y su esposa, la Duquesa Camilla.

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12 comentarios:

Cynthia dijo...

La infamia edípica yo la tengo bien fresquita!!

Leticia dijo...

Y la oposición es a la madre y al padre, porque el Edipo es con ambos.

Anónimo dijo...

Yo me desquité porque me casé con un hombre de la edad de mi padre.

M. Eugenia dijo...

Por qué ilustró el artículo con el Príncipe Carlos y la Duquesa Camila?

Alicia dijo...

Los ciudadanos que se molestan con sus gobernantes, siguen siendo salvados por la desmemoria; la conexión gobernantes/padres, no se establece.

Facundo Negri dijo...

Mi vida, igual que todas, terminará hundida en el cementerio.

Friolera Polaris dijo...

Prefiero poner en juego mi dinero y no mis afectos.

A.Z. dijo...

Aunque para un niña puede que sea más doloroso (a los 4 0 5 años)que mamá le quite a su papá; es probable que a nivel inconsciente el mayor conflicto sea con el padre, porque a nivel simbólico, en la época más temprana, el padre se inscribe como el que quita y la madre como la que da.

Tenerife dijo...

En la niñez se olvidan más cosas que en la vejez.

Andrea dijo...

Un Rey es más padre que un Presidente. Quizás por eso el Licenciado eligió la foto.

Lorena dijo...

Según el Psicoanálisis, en la adolescencia se reedita el Edipo y por eso al oposición a los padres es tan fuerte.

Marta dijo...

El niño se opone a los padres cuando toma conciencia de su propia identidad. Luego, de adolescente, vuelve a oponerse para independizarse de ellos e ingresar al mundo adulto.