viernes, 6 de agosto de 2010

Te ruego que me respetes

El idioma castellano colabora sutilmente para que la pobreza patológica sea crónica.

Cuando hablamos, no reflexionamos sobre lo que cada vocablo sugiere, además de lo que el diccionario define.

Al exponer la idea, lograré explicar lo que intento decir.

El verbo rogar refiere a pedir en forma de súplica.

Quien ruega, está aceptando que el destinatario de la súplica es alguien superior, más fuerte, más poderoso, más rico.

Por lo tanto, cuando existe un ruego, se está poniendo de manifiesto una asimetría, una diferencia entre seres humanos, un desnivel de algún tipo en el que uno es más que otro.

En nuestro idioma, cuando agregamos el prefijo a-, estamos denotando negación o privación (moral y amoral; cromático y acromático; típico y atípico).

Observe ahora un fenómeno lingüístico curioso.

Si nos guiamos por esta lógica, el verbo arrogar debería significar no-rogar, sin embargo significa apropiarse indebidamente de cosas inmateriales (hacerse pasar por doctor, propietario o héroe, sin serlo).

Finalmente, el vocablo arrogante debería querer decir actitud de quien no ruega, sin embargo significa altanero, orgulloso, soberbio, … todas ellas, características que nuestra cultura considera negativas, antipáticas, de mala educación.

En suma: para nuestra percepción intuitiva e inconsciente, rogar es rebajarse ante otro o reconocer que el otro es superior, más valioso, dominante.

Simultáneamente, para nuestra percepción intuitiva e inconsciente, una persona arrogante es alguien que tiene una actitud negativa, orgullosa, condenable.

Desde estos puntos de vista, en nuestra cultura y con nuestro idioma, es digno de amor quien ruega, por oposición a quien no ruega (el a-rrogante).

Para ser simpáticos, amables (merecedores de ser amados), queribles, tenemos que tener una situación de inferioridad, para lograr lo cual, nada mejor que ser pobre, necesitado, menesteroso, débil.

Conclusión: el idioma castellano es empobrecedor, debilitante, humillante.

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8 comentarios:

Lina dijo...

Necesito hacerme rogar para sacarme esa angustiosa sensación de debilidad que siento cuando estoy frente a otro que me hace vulnerable.

Martín dijo...

Mi madre me dice "te ruego que cambies de actitud", pero con un tono de voz que suena como:"o cambiás o te mato".

Guadalupe dijo...

Me gusta la gente que toma lo que le corresponde, sin andar rogando por puro formulismo.

Elbio dijo...

Coincido con Guadalupe pero debo admitir que somos mayoría los que necesitamos un trato con guante de seda.

Nano dijo...

Yo nunca ruego porque soy re-bajo.

Chapita dijo...

El verbo arrogar nos llama a rogar a todos y a robar también.

Marta dijo...

Los jóvenes casi no usan el verbo rogar.

Orosmán dijo...

Ud plantea que según nuestro idioma el débil es el digno de amor, sin embargo, si vamos a los hechos, al débil se lo menosprecia.