miércoles, 4 de agosto de 2010

Gestos a la carta

Una señal es una marca, un signo, un distintivo, un indicio, un vestigio, una cicatriz, una imagen representativa de algo característico, un aviso (semáforo, cartel).

Por ejemplo, el humo es una señal de que hay fuego, si vemos vehículos detenidos, es una señal de que algo impide la circulación, los aplausos son una señal de que hay un grupo de personas que demuestra su aprobación.

Simultáneamente, podemos suponer que encontraremos algunas señales si vemos fuego, un semáforo en rojo o la actuación de un artista.

Como tenemos necesidad de obedecer los dictados de nuestra cultura (normas de convivencia, costumbres, leyes), solemos confundir las señales con aquello que las provocan y además, podemos generar señales para hacer creer que estamos realizando aquello que otros piensan que las generan.

Trataré de explicarme.

Todos asociamos la risa con placer y diversión y todos asociamos la seriedad con preocupación o enojo.

Sin embargo, es probable que no exista nada más placentero y divertido que hacer el amor, aunque los participantes suelen estar muy serios y —en el mejor de los casos—, emiten sonidos que podrían ser de intenso dolor.

Quienes están preocupados por qué señal emitir para generar ciertas opiniones ajenas, se manejan con un código bastante precario y sólo creíble entre quienes comparten la misma estrategia.

La confusión en las señales alcanza a todos los usuarios. Si una situación requiere risa, se ríen y si requiere cara seria, usan ésta máscara. Quedan desvinculados de la espontaneidad. Estas personas adoptan el gesto correspondiente a cada ocasión, como si fuera una prenda de vestir.

Si en su catálogo corresponde trabajar con cara seria, padecerán del trabajo, si en una fiesta tienen que sonreír, lo harán, para cobrar una deuda, pondrán cara de disgusto y si se desnudan con su cónyuge, quizá se rían.

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12 comentarios:

Martín dijo...

No soporto a los psicólogos que ponen cara de interés, cuando vos sabés en realidad, que están aburridazos.

Lucas dijo...

Lo que pasa es que dicen que no alcanza con ser, que también hay que parecer. Uno puede trabajar con cara seria y eso no significa que esté padeciendo su trabajo.

Funez dijo...

Es cierto que no ser espontáneo con las señales que se emiten en la comunicación dificulta las cosas. Pero somos todos tan falsos... que al pionero en la transparencia, le va a ir mal.

Sandra39 dijo...

No es tan así como dice Funez. Conozco un montón de gente que dice con su cara lo que está sintiendo. Quienes más engañan son los personajes públicos, porque tienen una imágen que sostener, y justamente son eso, personajes.

Marcia dijo...

Mis cicatrices son una señal de que estuve en el quirófano y no pude pagar cirujano plástico.

Yoel dijo...

Cuando tenemos que obedecer los dictados de la cultura, solemos confundir las señales, porque hasta los que escribimos cultura, tenemos faltas.

Chapita dijo...

Los sonidos del placer y del dolor se confunden, los extremos se juntan, arman una ronda y cantan el arrorró.

Evaristo dijo...

La primera vez que fui a la casa de mis futuros suegros me puse traje y corbata. Resulta además, que esa era la primera vez que me ponía traje y corbata; parece que eso se notaba. Llevaría unos cinco minutos tomando el té con esta gente, cuando el padre de mi novia empezó a reírse de tal forma que me puse colorado hasta los pies.

el oriental dijo...

Entonces, después de todo, no está tan mal que los diputados se agarren a los piñazos en el palacio

Anónimo dijo...

Imposible no reírme cuando se desnuda mi marido. Qué quiere! que llore!

Pablo dijo...

Nada peor que confundir un tic nervioso con una guiñada.

Marcos dijo...

Hay que ser muy valiente para no reirte si no entendiste el chiste.