miércoles, 4 de febrero de 2009

¿Cuánto me cobras?

Sépanlo, no siempre estoy de acuerdo con lo que escribo y pienso. Muchas veces me siento mal, incómodo, contrariado. Ésta es una de esas veces.

¡Fíjense que problema! Llegué a la conclusión de que la prostitución posee aspectos positivos.

Brevemente contada la historia es ésta:

Si mi esposa me quiere por lo que soy, no existo, porque para que ella tenga ese sentimiento debe considerarme una parte suya (un brazo, una pierna).

Si mi esposa me quiere por lo que tengo, existo, porque ella no me considera una parte suya. Soy alguien que está fuera de su control y que tiene autonomía.

Estas conclusiones parten de la premisa de que es seguro que todos nos amamos a nosotros mismos porque el instinto de conservación así lo impone. Nos cuidamos, nos mimamos, nos protegemos, nos complacemos.

O sea: Si aceptamos que el instinto de conservación es el más poderoso e incontrolable, tenemos que reconocer que el amor a nosotros mismo es el sentimiento más fuerte, permanente y determinante de nuestra personalidad.

Cuando amamos a alguien por lo que es, entonces lo estamos confundiendo con una parte nuestra. Cuando amamos a alguien por lo que tiene (dinero, coraje, fuerza, ternura, sabiduría), lo estamos amando porque viene a complementar en nosotros algo que nos falta y lo reconocemos como externo a nosotros, alguien que tenemos que conquistar, seducir, es decir: pagarle de alguna forma. De ahí que la prostitución sea algo más aceptable de lo que parece.

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26 comentarios:

Nescolet dijo...

La verdad que esta vez su reflexión es tan rebuscada que no pudo evitar errarle. No quiero a alguien porque tenga ternura, lo quiero porque es tierno conmigo, o sea lo quiero por lo que es y no por lo que tiene, y eso no quiere decir que lo confunda conmigo, sino que por alguna razón necesito de su cariño, no porque lo tenga, sino porque me encanta como _es_cariñosa conmigo.
Por otra parte no tengo nada en contra de las personas que se prostituyen, sólo les tengo lástima pero no les tengo compasión, y por mi parte, jamás me rebajaría a pagar a nadie por tener sexo conmigo. Sí, el cliente es alguien más deplorable que la propia prostituta.

Anónimo dijo...

Ja! Esto me recuerda el sketch del Mano Santa cuando Beatriz Salomón le decía a Javier Portales: "Poniendo estaba la gansa".

Anónimo dijo...

Me cuesta mucho entender esto. Arranqué dos veces y no pude entender bien la idea. Podría escribirlo de otra forma?

Anónimo dijo...

Antes teníamos que los hombres no lloran, Ahora sigue que cuidadito con pagar por tener sexo y terminamos pagando como el mejor, preferentemente fuera de nuestra comarca.

El trabajo que te hace una prosti (y si es costosa, mejor) no te lo hace ninguna amateur.

Anónimo dijo...

El ingenuo adjetivo posesivo "mi" (madre, hijo, esposo) trae consecuencias. Comparto algo de lo que ud dice acá.Lo demás que no comparto es porque no sé si se lo entiendo.

Anónimo dijo...

Dentro del encuadre psicoanalítico se estipula el pago de honorarios por dos fuertes motivos: La justa remuneración del profesional y el más trascendente desde el punto de vista clínico, para que el paciente sepa que sus problemas son suyos, exclusivamente suyos. Quienes no cobran están generando la fantasía de que ambos son una sola persona (fusión) y que la salud que hay que mejorar es la de ambos, con lo cual el consultante puede imaginar que no tiene nada para hacer.

Anónimo dijo...

Para entenderlo tengo que figurarme que ella está confusa, que no distingue bien lo que es su cuerpo de lo que no lo es. No me animaría a diagnosticar algo tan importante. Parece bastante cuerda.

Anónimo dijo...

Esta idea debe referirse a una de Lacan en la que él distingue la dif que hay entre ser el falo (de la madre) y tener el falo.

No es nada fácil entender esto.

Anónimo dijo...

Las relaciones sexuales más importantes de mi vida las tuve pagando. Las demás fueron un intento fallido de alcanzar aquellas performances. A una experta prostituta no hay mujer que la alcance. Aunque se molesten todos.

Anónimo dijo...

Estoy empezando a entender el artículo leyendo estos comentarios. Algunos son muy buenos. Otros son vulgares, con los prejuicios de siempre. Muy interesante la discusión.

Anónimo dijo...

El tema de ser o tener (el falo) es bastante complicado como para pretender incluirlo en un blog y en la web. Está relacionado con el deseo. Acá lo que el autor parece que quiere comunicarnos en forma muy sencilla (misión para mi imposible) es algo así como que cuando yo no pago, no soy dueño de mi propio deseo. Pero ya veo, yo tb quise simplificar y la compliqué.

Anónimo dijo...

El acto de pagar es el que determina de quién es el objeto deseado. Si yo no pago por el objeto que me complace (esposa, amante, novia), entonces asumo que es mío, si tengo que pagar (cuidando, alimentando, dándole lo que ella me pida), entonces la cosa se define en que ella es de si misma y no mía. Me parece que yo sí aclaré algo.

Anónimo dijo...

para mi el que desea siempre está en una posición de varón mientras que lo deseado siempre está en una posición de fémina. El pago (como dice el lic acá), lo único que hace es marcar que son dos personas diferentes porque hay dos patrimonios distintos. Se paga cuando el dinero cambia de dueño, no se paga cuando el dinero queda dentro del mismo patrimonio (como en una sociedad conyugal).

Anónimo dijo...

Para mi que hay como una inercia de que la madre puede decir de su hijo pequeñito "mi hijo", porque éste es tan vulnerable que el embarazo se continúa afuera del útero. El deseo de la madre y el deseo del niño son el mismo. Es como si no estuvieran separados. La inercia funciona cuando este niño ya tiene 18 añitos y la mamá sigue gozando a través de ese cuerpo masculino adulto, tratando de manejarlo como si fuera de ella.Un joven con una madre así tendrá severos problemas para ejercer su genitalidad masculina.

Anónimo dijo...

Acá falta proponer lo que el niño de cualquier edad quiere realmente. Si uno se imagina que forma parte del cuerpo de otro, se lava las manos. Si uno se pone en parásito de alguien (supuetamente más fuerte), y éste lo acepta, tiene resueltas muchas cosas. Sin embargo, si el parasitado le paga al parásito por lo que éste pueda servirle, queda claro para ambos que la relación parásito-parasitado ya no existe, sino en todo caso de la cliente-proveedor, es decir, dos personas separadas, independientes, cada una responsable de sí misma por su lado.

Anónimo dijo...

El concepto "parásito" para mi aclara mucho el artículo del blog.

Anónimo dijo...

Los seres humanos tenemos deseos (motor podría llamarlo acá que todo el mundo habla con distensión) porque estamos enfrentados al duelo interior de lo que somos con lo que nos gustaría ser. En el tema de blog, estamos luchando entre pertenecerle a alguien (hablo como mujer) y la imposiblidad de que esto de realmente resultado satisfactorio. Terminamos trabajando, haciéndonos cargo casi íntegramente de nosotras mismas porque los varones no nos tratan como parte de su cuerpo.

Anónimo dijo...

Cuando se trasmitió el mando del pingüino a Cristina, él le entrego el bastón que simboliza el falo, el mando, el poder. Es como si le hubiera entregado su pito, como si le hubiera dicho: Ahora el varón de la flia argentina sos vos. Nuestros hijos (los votantes) así lo desidieron.

Anónimo dijo...

Por lo menos en nuestra cultura patriarcal, tener el falo es un privilegio. Ser el falo es como no ser, es como ser un esclavo, sin ciudadanía, una cosa en lugar de una persona. Es convertirse en ganado antropomórfico. Lo que dice este art es que el que paga tiene el poder del dinero, compra, entrega porque TIENE. Quien hace a otro y no recibe nada, es porque funciona como su esclavo, como una cosa, como ganado.

Anónimo dijo...

Ojo, los niños, por falta de comprensión, piensan que falo = pene porque ven eso en su entorno, pero la realidad es que falo = deseo legítimo. Tiene el falo quien teniendo un deseo le es reconocido y legitimado por todos los demás y le permiten satisfacerlo sin criticarlo, sin inhibirlo. Quien no puede hacer lo que desea, entonces no tiene el falo y depende del qué dirán, de si lo seguirán queriendo o no. Es una persona sometida.

Anónimo dijo...

Se olvida de algo Priscila. El falo, en tanto podría ser representado por el pene en una sociedad patriarcal (porque es clásico que a los varones se les respete el deseo), el falo digo es castrable porque ese poderoso al que se le autoriza satisfacer su deseo (como un gran privilegio), también puede perder ese derecho, como le pasa a los poderosos que un día caen, a los presidentes que un día pasan a ser ciudadanos comunes.O sea que el falo y el pene son "cosas" que uno teme perder.

Anónimo dijo...

En realidad es una suerte TENER que pagar, porque eso significa que uno es reconocido como persona, como sujeto, como alguien reconocido, respetable, identificable. SER jubilado, p.e., es una gran pérdida aunque muchos vagos se creen que ahí les llegó la gran felicidad. SER jubilado, depender de que otro que tiene (la institución previsional) les de algo a cambio de nada: igual que a un niño pequeño, frágil, inmaduro. Jubilarse es lo peor que le puede pasar a alguien, aunque existen tontos que se creen afortunados y no saben por qué se deprimen tanto.

Anónimo dijo...

Otro detalle si me dejan, que viene muy entretenido este foro. Los que tienen y pagan pueden sentirse incómodos porque esta condición, aunque adulta y desarrollada, tiene el gran inconveniente de la soledad. Las personas que continúan en actitud femenino-dependiente-fusionada, no padecen la soledad porque siempre están ahí, como garrapatas, soldadas a un cuerpo ajeno que les hace compañía. Hay gente que no quiere ni pensar en pagar por todo lo que implica y que ya lo han comentado otros.
Muy interesante hoy. Se pasaron. Se ve que lo han pensado bastante.
Besitos.

Anónimo dijo...

Algo que aprendí hace poco (qué atrevida): cuando el padre separa al niño de la madre, cortándole la fusión que venían teniendo uno y otro (SIENDO un cuerpo de dos fusionados), está creando en el niño la idea básica de que lo único posible está en ser diferente, ser independiente, ser otro, ser sujeto, ser individuo. La diferencia entre tu y yo es esencial para que podamos existir. De ahí saca Lacan que el lenguaje, donde cada palabra vale sólo porque es DIFERENTE a todas las demás, es instalado en el inconciente del pequeño porque alguien lo separa, lo convierte en alguien diferente a la madre. Interesantísimo. Me re-copan estos temas. Se aprende mucho.

Anónimo dijo...

He observado que las pesonas que quieren SER (y no TENER) son fuertemente intolerantes con los diferentes, suelen ser xenófobos, rechazan otras razas, otras culturas, otras costumbres, otros gustos, otras ideas. Sólo aceptan lo que se les parece porque aún están sumidas en la identidad que siente con sus seres queridos de quienes no se puede separar. Está como pegoteado con los suyos.De esta manera tb logran serguir siendo de otros. Es un esclavo-esclavista.

Anónimo dijo...

Me parece que los comentaristas se fueron al carajo. El artículo no da para tanto.