viernes, 20 de febrero de 2009

El trabajo es una enfermedad saludable

Tengo un conocido que en menos de 5 años logró superar mis logros en el plano económico, aunque soy mucho mayor que él.

Vamos a suponer que tuvo un poco de suerte, pero lo que para mí fue esencial fue un tratamiento intuitivo que se hace a sí mismo para no enfermarse.

Su padre y sus dos abuelos fueron hombres que murieron jóvenes y pende sobre él el trágico doble sentido de querer ser un integrante de esa estirpe (porque lo enorgullece) y simultáneamente teme que en la herencia genética esté incluida la muerte prematura.

Además de sentir ese orgullo y ese terror, se dedicó a una profesión en la que él hace todo, no tiene ayudantes y si por algún motivo no pudiera trabajar, no solamente no cobraría sus ganancia diaria sino que en poco tiempo perdería a una mayoría de clientes (quizá son entre mil y mil quinientos), pues los competidores están al acecho.

Pero como decía, él tuvo un poco de suerte y las ventas empezaron a generarle una posibilidad de ahorrar. Ahí apareció el fantasma familiar y pensó que quizá podría ahorrar y amortiguar las pérdidas en caso de enfermarse.

Para evitar esta holgura económica que pudiera concederle el derecho a enfermarse, contrajo unas deudas que asustaron a su propia esposa (que lo conoce y lo sigue en casi cualquier locura).

Ahora lo tenemos trabajando 14 horas diarias a un ritmo frenético, prácticamente bajo amenaza porque si dejara de atender a sus clientes durante seis horas, podría atrasarse en el pago de alguna de las cuotas que tienen intereses moratorios salvajes.

Ya va para 5 años que está en este ritmo y, como decía, ahora tiene mucho más dinero que yo, haciendo lo que para mí tiene todas las características de una enfermedad, pero el hecho es que su salud es más estable que la mía.

Tendré que imitarlo.

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26 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay gente que adelante tiene una zanahoria que lo atrae seductoramente y otros que adelante tienen una ametralladora que los hacen mover bajo amenaza de muerte.

Anónimo dijo...

Conocer la medida exacta es una tarea imposible. Yo me lo imagino como una gran vía muy transitada, donde el tráfico tiene horas de gran saturación y nos perdemos mucho tiempo en los atascos. En otro momento podemos circular a gran velocidad.

Anónimo dijo...

Aunque me lo propusiera, no podría hacer lo que hace su amigo.Prefiero morirme, enfermarme, terminar en la indigencia. Esos esfuerzos enloquecedores jamás podría realizarlos fuera de un campo de concentración o una cárcel.

Anónimo dijo...

Mi filosofía es hacer el mayor esfuerzo siempre. Sé por mi padre, que cuando se es joven es posible cometer locuras (ya dijo ud que su conocido es más joven que ud)porque el cuerpo se recupera con unas poquitas horas de sueño, pero cuando se tiene más de 55-60 años la recuperación es mucho más lenta e incompleta. Ahí quedan dos opciones: O usar los ahorros o descender la calidad de vida.

Anónimo dijo...

Conozco gente que paga a un personal trainer para que lo obligue a moverse y gente que paga intereses a un banco para que lo obligue a ahorrar. "Se hace lo que se puede y lo que no, se compra hecho".

Anónimo dijo...

En América Latina estuvimos muchos años para desalojar a los gobiernos militares que casualmente nos gobernaron a varios países en la década del 70. Sin embargo, aunque no se diga, muchas personas prefieren aún vivir en aquella época de amenaza permanente. En España algunos extrañan a Franco.

Al ser humano no hay quien lo entienda!!!

Anónimo dijo...

Mi herencia maldita es que mi padre y mi madre son divorciados y temo que yo tenga idéntico destino cuando me case con mi novia.

Anónimo dijo...

Tengo un tío muy filósofo que no juega a la lotería porque teme hacerse millonario y caer enfermo por perder la necesidad de trabajar. Pensé que estaba medio loco pero ahora usted dice algo que me permite entenderlo un poco más.

Anónimo dijo...

Así como los seres humanos podemos llegar a soportar condiciones de vida infrahumanas, también podemos aplicar esa increible resistencia en beneficio propio. Lástima que en general sólo la aplicamos para cumplir el deseo o las exigencias de personas cuyos intereses son muy diferentes a los nuestros.

Anónimo dijo...

Durante los períodos de guerra, los países sufren grandes pérdidas pero luego llegan a estar mejor que antes de haberla empezado. Las desgracias parece negativas pero suelen servir como la poda sirve a los árboles.

Anónimo dijo...

Para llegar a algo en la vida hace falta trabajar muchos años, excepto una lotería o un defalco.

Anónimo dijo...

Un entrenador de mochileros nos dijo que las personas nos cuidamos más cuando sabemos que será difícil que nos auxilien. Estar solos y lejos de otros disiminuye estadísticamente la probabilidad de accidente o enfermedad.

Anónimo dijo...

Podría ser carpintero, pintor, fontanero, peluquero, sastre. ¿Qué oficio tiene?

Anónimo dijo...

Lo bueno que tiene una obsesión vista desde afuera es que uno se olvida de casi todo lo que está por fuera de la obsesión.

Anónimo dijo...

He tratado de imitar a muchos personajes que han inspirado otras tantas biografías y hay algo que me impide siquiera acercarme a sus logros. Estoy dudando si hay algo que se pueda imitar de otro.

Anónimo dijo...

Quizás las preguntas a hacerse serían ¿para qué me sirve ser pobre? ¿qué estoy evitando? ¿qué me asusta de tener dinero? ¿qué perdería si lo tuviera?

Anónimo dijo...

¿Cómo siente la amenaza este hombre? Es simplemente conciencia de saber que no puede parar, o es un terror que se le instala adentro y lo obliga aunque se sienta caer a pedazos.

Anónimo dijo...

Trabajar a un ritmo frenético no es agotador porque la energía necesaria para trabajar así ya la tenés, esa energía es la que te lo posibilita. El ritmo frenético no se puede lograr por la amenaza externa. Bajo amenaza podés trabajar lárguísimas jornadas pero a un ritmo que necesita de látigo. El ritmo frenético no se puede imitar, sólo lo puede poner en marcha el que ya lo tiene.

Anónimo dijo...

Evitar la holgura económica que te de derecho a enfermarte ... son misteriosos los caminos del inconciente. A veces estamos tan lejos de conocer lo que nos motiva... no somos dueños de nada.

Anónimo dijo...

Nada mejor que una muerte prematura que llegue inesperada y rápida.

Anónimo dijo...

Ese hombre tiene una adicción al trabajo para escapar de la muerte. Está condenado a vivir sin paz hasta el fin de sus días.

Anónimo dijo...

Los que se sumergen por completo en el trabajo logran escapar de su cabeza. No se sorprendan si entran a la oficina de este hombre y tienen que hablarle con los ojos fijos en el cuello de la camisa.

Anónimo dijo...

Aparte de todo, el hombre de este relato es un gran solitario, según parece.

Anónimo dijo...

A gente así hay que reclutarla para trabajar en los organismos públicos y pagarles lo que pidan, siempre que no bajen su rendimiento.

Anónimo dijo...

Ese tipo vive para no morir.

¡Qué vida vacía, mismo!

Anónimo dijo...

Se dedica a trabajar frenéticamente para escapar de sí mismo, porque tiene miedo.