lunes, 23 de febrero de 2009

La mansedumbre y el hambre

Uno de los tantos mecanismos automáticos que la naturaleza instaló en los seres humanos es lo que podríamos llamar «fijación al trauma». Más sencillamente: Si alguna vez nos quemamos con leche, quizá después le tengamos miedo a la leche y por las dudas, también a la vaca.

En el artículo publicado ayer bajo el título Malo pero rico digo que la riqueza está asociada a la agresividad y que ésta es proporcional a la energía de que disponemos. Concluía que la mayoría de las veces, una persona con poca energía suele ser pacífica y pobre.

El artículo anterior a éste (Arrésteme sargento) termina repitiendo que hacemos cualquier cosa con tal de ser amados.

Ahora procederé a hacer un “cóctel” con estos tres ingredientes, que espero sea de su agrado.

Si cuando somos pequeños, sancionan severamente nuestra agresividad bajo amenaza de que si no la abandonamos, dejarán de querernos, es muy probable que en la edad adulta (y por la «fijación al trauma»), cuando tengamos que salir a conseguir el dinero para nuestros gastos básicos y los de la familia que intentaremos tener, todo nos resultará muy dificultoso y hasta imposible.

En nuestra cultura judeo-cristiana está prácticamente prohibido desplegar nuestra agresividad natural, la que tiene cualquier animal cuando necesita defender su vida de quienes lo atacan o cuando el instinto lo impulsa a buscar comida o a la reproducción (lucha entre machos durante los períodos de celo de alguna hembra).

Dicho de otra forma: Si nuestra educación condena la agresividad bajo amenaza de ser abandonados (no amados), tenemos grandes posibilidades de pertenecer a la clase social económicamente menos favorecida.

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19 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi hermana vino a usurparme y recibí muchas zurras por defenderme de ella. Hoy pienso que la violencia es un método más aunque no necesariamente el único y el primero.

Anónimo dijo...

Siempre nos compara con el resto de los animales de la naturaleza y le confieso que no puedo aceptar lo que dice. Para mí que somos realmente diferentes y que es un error garrafal hacer extrapolaciones de estas especies para la humana. Sería como comparar vegetales con animales.

Anónimo dijo...

Tengo miedo de mi xq a veces se me ocurre algo y mi cuerpo lo hace. Donde estoy ahora somos 6 personas y creo que si se fueran 2, nos podrían dar sus sueldos a los restantes. Tengo ganas de hacerles algo a los 2 que ganan más.

Anónimo dijo...

Este año empezó con 10 despidos por la recesión y estoy apelando a mis actitudes más mezquinas para que si hubiera otra tanda, no esté incluida porque creo que puedo morirme de desesperación.

Anónimo dijo...

Cuando estuve trabajando en una empresa de correos en Francia, nos capacitaban para poder tener control sobre nuestros impulsos agresivos entre nosotros y para con los clientes. Me parece que dio resultado porque después del curso, todos nos apoyábamos para no salirnos de las casillas.

Anónimo dijo...

Hace años que trabajo (van cerca de 18) y he llegado a la conclusión que los peores compañeros son los que no saben conservar su puesto. Esos no hacen cosas para cuidarse sino que hacen cosas para matarnos a los demás.

Anónimo dijo...

Lo que dice es que la agresividad debe canalizarse para ser un correcto hacedor de la tarea y no un soldado que trate de aniquilar a la competencia.

En mi caso, lo mejor es hacer ambas dos.

Anónimo dijo...

Suponiendo que uno pudiera superar las trabas éticas que tenemos contra la agresividad, pero después es necesario también superar el desgano que tenemos los pacíficos. Con mis 44 años creo que no soy yo el pacífico, es todo mi cuerpo.

Anónimo dijo...

A veces hablamos con mi hermano si la muerte anticipada de nuestros padres no se habrá debido a que éramos la piel de judas. Ellos no podían con nosotros y el resultado es que ahora tenemos una empresa cada uno y nos va muy bien pero ellos murieron muy jóvenes.

Nunca se sabrá!!

Anónimo dijo...

Soy un tipo pacífico, aunque carezco de autocontrol. Lo que me hace pacífico es mi umbral de tolerancia. Cuando me siento agredido es porque superaron ese umbral y ahí reacciono más allá de lo que desearía.

Anónimo dijo...

Parece que cuando se desata el temporal, ay Tololo! Yo no soy como Tololo. Vivo con la gabardina puesta. Tan puesta la tengo que ya no necesito sacármela.

Anónimo dijo...

No creo en la existencia del "buen salvaje". Pienso que por naturaleza todos somos agresivos y con cualidades para la maldad. La cultura nos ha puesto un estate quieto que no siempre funciona. Confío que lo hemos hecho en beneficio propio, aunque nos metimos en tremendo lío queriendo domar millones de años de historia genética.

Anónimo dijo...

¿Qué tipo de liberación propone usted? ¿Hasta dónde liberar la agresividad? ¿De qué modo? ¿Voluntariamente?

Anónimo dijo...

No entiendo por qué salir a trabajar para ganarse el pan supone un gasto de agresividad tan grande. Ser un buen trabajador pasa por ser responsable, puntual, confiable. ¿Cuál es el lugar tan importante que ocupa la agresividad?

Anónimo dijo...

Lo de "fijación al trauma" puede ser...yo más que nada estoy fijado a la trama de lo que va diciendo a ver si saco algo que de verdad me sirva concretamente para la vida que estoy llevando.

Anónimo dijo...

Entre "mala y rica" o "buena y pobre", me quedo con la segunda opción porque mis códigos no me permitirían ser feliz si me sintiese una mala persona . Y como lo que más importa es tener momentos de felicidad, me sirve más eso.

Anónimo dijo...

En este punto se hace necesaria una visita al Diccionario Real para ver qué nobles palabras tiene para decirnos en cuanto a la diferenciación entre agresividad y violencia.

Anónimo dijo...

No creo que hayamos perdido el instinto de defendernos cuando nos atacan. Eso sí, el ataque tiene que ser muy personal. En este mundo de sálvese quien pueda, la mayoría somos indiferentes al ataque sobre la manada.

Anónimo dijo...

¿Ud lucharía con otro macho para conseguir una hembra? ¿Qué armas utilizaría? ¿Iría de frente o procedería mediante intrigas?