domingo, 7 de febrero de 2010

«Cuídame que te cuidaré»

Imaginemos que José y María son dos personas que se gustan tanto que deciden asociarse para facilitarse la vida recíprocamente (se casan, forman una pareja, se van a vivir juntos).

José le promete a María (en privado, ante testigos, con ceremonia o no) que cuidará de ella como de sí mismo y María le promete lo mismo a él.

Lo que realmente están procurando estos dos enamorados es un poco diferente y que podría describirse así:

José trata de comprometer a María (en privado, ante testigos, con ceremonia o no) para que ella lo cuide como lo hizo su propia madre cuando era pequeño y aún no sabía cuidarse solo.

María trata de comprometer a José exactamente para lo mismo.

Debido a la hipocresía inherente al conflicto que existe entre nuestros instintos y nuestra cultura (1), ambos presentan su propuesta como un ofrecimiento amoroso y desinteresado, pero lo real es que ambos sólo quieren pedir sin dar nada a cambio.

En otras palabras: ambos hacen una maniobra para recuperar los desinteresados cuidados maternales.

Esforzarse por recuperar la situación infantil no es mera nostalgia, sino un intento de eludir los efectos indeseables del instinto de conservación (miedo e inhibición) (2)

Como nuestro instinto de conservación incluye el cuidado de la propia vida y de lo que haga falta para poder mantenerla (vivienda, abrigo, alimentos, utensilios, dinero), todo intento de delegar en otro (cónyuge, instituciones de asistencia social, ONG’s) esa responsabilidad, será generador de pérdidas porque quienes prometen protección (maternaje) también son personas que están ineludiblemente coaccionados por su propio instinto de conservación, que no les permitirá preocuparse efectivamente de los problemas ajenos.

Conclusión: Los cuidados maternales alimentan hasta la adolescencia y luego son adictivos y empobrecen.

(1) «Haga de cuenta que está en mi casa»

(2) «Poder es querer»


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12 comentarios:

Mariana dijo...

Casarse para facilitarse la vida es algo que no pasa por la conciencia de la mayoría de las personas, al menos ese es mi parecer. Pienso que tiene razón en cuanto a la necesidad de buscar apoyo, cuidados y consuelo en la pareja. De pronto esto puede resumirse en que buscamos facilitarnos la vida, sobre todo cuando pensamos tener hijos. Cuando recibimos de nuestra pareja amor,respeto y cuidados, sentimos la disposición a actuar con reciprocidad (claro que estoy generalizando).
Precisarse mutuamente no creo que empobrezca. En el plano laboral, por ej, todos necesitamos de los otros para enriquecernos. Podemos hacer crecer vínculos enriquecedores, sin establecer dependencias que nos perjudiquen.

Amaral dijo...

No concuerdo cuando ud dice que ambos quieren pedir sin dar nada a cambio.
Sabemos que para recibir tenemos que dar, por lo tanto cuando necesitamos recibir estamos dispuestos a dar.

Raúl dijo...

Según su criterio, los cuidados maternales tampoco serían tan desinteresados. La sociedad condena a las madres que no cuidan a sus hijos; la presión social acá también funciona.

Teresa dijo...

Existen muchísimas personas que brindan cuidados a otras personas, sin descuidar su propia vida.

Luis dijo...

Inventar una serie de hipótesis para justificar que uno no quiere dar nada, es problema de los constipados.

El Conde de Caraguatá dijo...

Yo estoy por fuera de toda esta problemática.

Rosario dijo...

José y María formaron una pareja y tuvieron a Jesús.
Si él escuchase su prédica, estaría retorciéndose en su tumba.

Jimena dijo...

Quiero compartir el resto de mi vida con alguien que sea muy especial y valioso para mí.

Lola dijo...

Le aseguro que no me comprometo a nada sin una gran fiesta que deje a todos con la boca abierta.

López dijo...

La familia de Lola podrá tirar la casa por la ventana pero se ve que ella no piensa ordenar un buen buffet.

Martín dijo...

No quiero recuperar nada que tenga que ver con mi madre.

Dinorah dijo...

Usted es especial: pone dentro del mismo paréntesis al cónyuge y a las ONGs, y reconozco que no es equivocado.