domingo, 21 de febrero de 2010

Vivir es molesto

En varios artículos propongo aceptar que la única misión que tienen los seres humanos es la misma que tienen todos los demás seres vivos: conservarse a sí mismos y a la especie (1).

De esta definición se desprende otra deductivamente: el instinto de conservación es el más importante y los demás son derivaciones suyas. (2)

En la misma línea de extremar la simplificación, agrego ahora que los vínculos tienen como modelo la relación con nuestra madre.

Cada vez que establecemos lazos afectivos con otra persona, asumimos el rol de hijo o de madre, independientemente de cual sea nuestro género anatómico.

Estos roles pueden ser rotativos: a veces nos sentimos el hijo (o hija) de nuestro ser querido (madre, padre, cónyuge, hermano, amigo) y otras veces su madre.

La naturaleza se vale de excitarnos con dolor o placer para provocarnos acciones necesarias para conservar el fenómeno vida (por ejemplo, tenemos dolor por el hambre, buscamos comida y sentimos el placer de saciarnos) (3).

Nuestra psiquis siempre procura la quietud, la estabilidad, la paz, la ausencia de dolor y se irrita cuando registra algún estímulo molesto.

Esa predisposición a mantener la saciedad, es necesaria para que reaccione enérgicamente cada vez que aparecen necesidades.

Son escasas las ocasiones en las que no nos falta algo. Diría que son inexistentes. Es casi seguro que cuando tenemos todas las necesidades satisfechas, nos atormente el aburrimiento, que es otro estímulo irritante de la psiquis.

El dinero es la única mercancía que puede canjearse por la mayoría de los bienes o servicios que nos satisfacen (transitoriamente) los deseos o necesidades que nos surgen a cada momento.

Es fácil padecer la ilusión de que podemos tener una existencia carente de molestias y por eso es fácil padecer la ilusión de que el dinero puede mantenernos permanentemente aliviados, felices, en paz.

(1) El dinero o la vida; No al aborto. Sí a la castración; Fornicamos con seriedad; La disconformidad universal

(2) Giuseppe Verdi: ¡Eres mi vida!

(3) (Maldita) Felicidad publicitaria; Loción infalible contra las molestias; Menos culpa y menos estrés; Por ahora necesitamos la pobreza; Trabajo molesto y seguro.

●●●

10 comentarios:

Lucila dijo...

Nunca tuve la ilusión de que el dinero pudiera mantenerme en paz, quizás por eso cometí el error de no darle la importancia suficiente.

Martín dijo...

Si mis vínculos tienen como modelo el vínculo con mi madre no tengo salvación.

Lola dijo...

Reconozco que siempre me vinculo con los demás desde un rol de madre. Incluso sucede que a muchos les gusta llamarme mamita.

Marta dijo...

En la pareja es muy importante que los roles sean rotativos.

Marcia dijo...

Están los que establecen lazos afectivos asumiendo el rol de hijo de puta.

López dijo...

Estoy convencido de que hay mucha gente que no quiere paz, que no soporta estar tranquila. Siempre buscan el desborde o el pleito. Parecen necesitarlo para funcionar.

Andreína dijo...

No reaccionar cuando aparecen las necesidades es un síntoma de que algo anda mal. La falta de iniciativa denuncia problemas psicológicos importantes.

Gastón dijo...

Para que el dinero te llene, nunca lo canjees; siempre acumula.

Nolo dijo...

A veces las mujeres se encaprichan con que quieren una noche perfecta, una fiesta perfecta, un hijo perfecto. Se niegan a aceptar que siempre falta algo.
La única forma de que se den esos momentos mágicos es no buscándolos.

Luis dijo...

Si nuestra psiquis busca el Nirvana, no veo para qué se afana tanto en sobrevivir