miércoles, 10 de febrero de 2010

El inspector de errores

¿No le resulta novedosa esa moda de agregar al final de cada programa los errores de filmación que se cometieron antes de lograr el producto final que acabamos de disfrutar?

En el Río de la Plata (Argentina y Uruguay) los llamamos «perlitas».

No quisiera hacer una apología del error porque eso sería un error, pero también es cierto que estamos rodeados de personas que nos deprimen involuntariamente.

Tienen visión aguda, certera y precisa para descubrir que omitimos vocalizar una «s» final, o que pronunciamos mal un apellido extranjero, o equivocamos el día de la semana en que Colón descubrió América (fue el viernes 12 de octubre de 1492).

En el artículo titulado Definición de salud les decía que «El desinterés (desgano, indiferencia, apatía), en tanto nos quita posibilidades de disponer de nuestro cuerpo, es una enfermedad».

Las personas que acostumbran señalarnos continuamente nuestros errores y defectos, necesitan hacerlo para imaginar que son tan perspicaces que podrán evitar cualquier peligro que las perjudique.

De hecho, su estado de alerta obedece al miedo difuso y genérico que padecen, asociado a la firme convicción de que las vicisitudes de la vida se producen sólo por descuido, negligencia o ignorancia de las víctimas.

Suelen enviar e-mails con dietas, advertencias médicas y los descubrimientos científicos más persecutorios.

Con esa «destreza» se imaginan invulnerables y si no comprendemos por qué hacen lo que hacen, podemos pensar que sus críticas son justificadas, generándonos una pérdida de autoestima que termina funcionando como una enfermedad ya que podría quitarnos entusiasmo, voluntad, confianza, empuje, deseo, alegría.

De más está decir que el miedo (por ejemplo, la hipocondría) que los lleva a ser tan observadores, también es un poco contagioso.

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13 comentarios:

Anónimo dijo...

Mire doc, ud se expone acá públicamente y nos da la posibilidad de comentar sus ideas. Yo lo hago pocas veces; por lo general cuando estoy en desacuerdo. Mi intención no es que sean críticas destructivas, por el contrario, le estoy agradecido de que me de el estímulo como para pensar temas que siempre son interesantes. Cuando estoy a favor, generalmente no opino porque creo que está demás, aunque reconozco que ese puede ser un error mío.

Paty dijo...

Me gusta mucho ver los errores de filmación que ud dice y no me molesta si ud se como una s o algo así. Odio a la gente maniática que necesita que todo esté perfecto y al final no hacen nada.

Emilia dijo...

Soy muy observadora pero me altera mucho que me observen. Lo último que ud dice me resulta intimidante.
Aunque ud no me conoce, Ja!

Elbio dijo...

Siempre quice que mis hijos fueran seguros de sí mismos. Confiezo que se me pasó un poco la mano. Yo les decía que nada de lo que diga otro es más importante que lo que ellos piensen. Digo que se me fue la mano porque a veces los veo un poco soberbios.

la gordis dijo...

A mí me parecería horrible que me mandaran e-mails con dietas!

Celeste dijo...

El miedo difuso y genérico me angustia.

Arturo dijo...

Las vicisitudes de la vida siempre me sorprenden. Sería conveniente aceptar que no las podemos ordenar a nuestro antojo.

Sarita dijo...

Las personas que acostumbran señalarnos son unas maleducadas.

Filisbino dijo...

Me acuerdo que en el liceo nos gustaba reírnos de cualquier pequeña torpeza de los profesores. Ahora, viéndolo en perspectiva, me doy cuenta de que no lo hacíamos sólo por divertirnos o de aburridos. El profesor representaba un peligro para nosotros porque tenía más poder, dado que sabía más y era el que nos calificaba.

Lola dijo...

Me encantan los perros con las orejas grandes y paradas. Cuanto más parecidos a los murciélagos, más me gustan.

Luis16 dijo...

Cuentan que cuando Colón descubrió América, un grupo de nativos abordó la playa danzando, al tiempo que entonaba cánticos de alabanza. Uno de ellos fue inmortalizado por un grupo de músicos-humoristas argentinos: "nos descubrieron, por fin nos descubrieron!".

Gonzalo dijo...

Esas personas con visión aguda, precisa y certera, son alcones de la verdad
enemigos de la intimidad
y propulsores del bobintelectualismo.

Marisa dijo...

El inspector de errores es el que más recauda con las multas.