He pensado en tres fenómenos laborales que llaman la atención por lo paradójicos.
1) Las niñeras son personas contratadas por los padres para enseñar a sus hijos cómo tratar a sus padres.
2) Los suboficiales militares instruyen al personal de tropa sobre cómo tratar a los oficiales.
3) En las oficinas del estado los ciudadanos son atendidos por los funcionarios menos experimentados. Cuando estos aprenden la tarea, son ascendidos y dejan de atender a los usuarios.
Si vamos a su origen, la palabra burocracia significa «gobierno de los oficinistas» (así como democracia es ‘gobierno del pueblo’ o aristocracia es ‘gobierno de un grupo privilegiado’).
Dicho en otras palabras:
1) Los padres le pagan a una niñera para que el hijo que engendraron sepa cómo tratarlos;
2) Los coroneles ordenan a los sargentos que eduquen a los soldados a rendirle honores a los coroneles;
3) Los ciudadanos, además de pagar los impuestos, están obligados a soportar la incompetencia de los empleados públicos para que estos se capaciten y algún día se dediquen a resolver problemas que ya no son de los ciudadanos.
Los ejemplos de la niñera y de los militares son conocidos por muy pocas personas, pero el fenómeno de la burocracia es más popular.
El funcionamiento de las oficinas del estado emite —sin querer— un mensaje a todos los ciudadanos de cada país.
Ese mensaje podría resumirse en que «lo que menos importa es el cliente (ciudadano, usuario, empleador * )».
Dicho así, en pocas palabras, queda muy claro que este criterio contribuye a empobrecer a quien lo utilice. Sin embargo así funciona y parece que no es tan fácil de percibir.
* Nota importante: a quien nos da trabajo (empleador) corresponde considerarlo un cliente, aunque prejuiciosamente acostumbramos tratarlo con menos consideración.
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14 comentarios:
No pensé que una niñera podría ayudar a que mi hijo me tratara mejor. Deben ser muy caras, no? Serán así, como al estilo Mary Poppings.
Ay! cómo me gustaría superar la patología de mi pobreza (y mi pobreza, claro) y contratar una de esas fabulosas niñeras, y tener mucho tiempo para mí, y que cuando llegue a casa cansada reciba la sonrisa reconfortante de mi hijo, diciéndome: 'hola, Madre'.
Tengo entendido que a los funcionarios estatales les dan cursillos de trato con el público.
Lo que no sabe Roxy es que ponen en el mostrador sólo a los que reprueban.
Acabo de leer: 'los padres le pegan a una niñera para que el hijo sepa como tratarlos'.
Estas técnicas de lectura veloz tienen algunos inconvenientes.
En mi diccionario burocracia significa gobiernos de los burros, los ladrones y los acomodados.
Siempre supe que soy lo menos importante.
Tengo una enfermedad crónica y he pasado toda mi vida con los médicos. El 90% de ese tiempo fue en las salas de espera.
Cuando los empleados públicos se dedican a resolver problemas que no son de los ciudadanos, hacen favores y remontan cometas. (Qué dulces!).
Los funcionarios más experimentados son aquellos que conocen todos los estados de ánimo y los niveles de tolerancia a la frustración de los ciudadanos.
El ascenso no depende de cosas como el espacio y el tiempo.
Las maestras instruyen a los alumnos acerca de como tratar a la directora, pero igual no da resultado.
Cliente es quien nos hace compras frecuentemente. El empleador no nos hace compras nunca.
Cuando falta una personas de carne y hueso que se perjudique por la mala atención a los clientes, todo funciona a media máquina. No está quien puede enojarse justificadametne.
El empleador nos compra nuestro trabajo, Rodri. Por eso nos paga, y por eso es nuestro cliente, pero está lejos de percibirse así.
Y claro que un empleado, menos aún está dispuesto a considerar que el cliente, "siempre tiene razón"
En fin...
Da la casualidad que lo que más conozco es el caso de los militares, y es así: tal cual.
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