La sabiduría popular nos informa que «la oportunidad hace al ladrón».
La máxima capacidad de robo de una persona, tiene relación directa con su desarrollo intelectual y educación.
Otro aspecto a tener en cuenta, es que los grandes ladrones pueden hacer robos pequeños (en un supermercado, en un hotel o avión), pero es casi imposible que un ladronzuelo cometa un gran robo.
Esto ocurre así porque el ciudadano menos favorecido con inteligencia y conocimientos, tendrá menos oportunidades (de esas a las que alude la sabiduría popular).
Si tuviéramos que representar gráficamente la población categorizada por su inteligencia y cultura, formaríamos un triángulo, con pocas personas en la parte más angosta y muchas en la más ancha.
Efectivamente, son más las personas con escasos recursos intelectuales y menos las muy inteligentes e informadas.
Las cárceles están llenas de pobres porque todos somos similarmente irrespetuosos con la propiedad privada.
Si en una comunidad hay muchos pobres y pocos ricos, como todos somos igualmente ladrones, la cárcel tendrá una población a escala de la estructura socio-económica de la población general.
La cárcel es como la población a la que pertenece, en pequeño. Con un poco más de fantasía, la población y la cárcel podrían representarse por una señora junto a su pequeña hija.
Como todos somos potencialmente delincuentes —aunque la mayoría no lo evidenciamos porque (felizmente) no hemos tenido las oportunidades suficientes (poca educación, experiencias estimulantes, ambiente delictivo, necesidades básicas insatisfechas, familiares a los cuales imitar por amor)—, buscamos evitar esas oportunidades.
Lo evitamos tanto como probar drogas estimulantes, participar en una orgía o experimentar la homosexualidad a ver qué se siente.
Un recurso muy generalizado para evitarnos caer en estas tentaciones tan humanas, es vivir con lo mínimo, disminuyendo nuestra ambición y —en definitiva—, atenazando nuestro deseo de progresar.
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11 comentarios:
Mi máxima capacidad de robo la tengo por la mañana, cuando recién despierto y mis neuronas están bien frescas.
La mayoría de nosotros seguramente neguemos que hemos atenazado, como dice el Licenciado, nuestro deseo de progresar. Sin embargo basta con que observemos cuál es el porcentaje de personas que viven con lo mínimo suficiente, cuántas personas pueden decir que han logrado llevar adelante sus sueños de juventud, cuántas personas viven aletargadas, sin entusiasmarse por nada, para que nos demos cuenta lo atenazado que debe estar nuestro deseo, para que eso suceda.
Creo que no he evitado nada... salvo robar.
Tanto la oportunidad hace al ladrón, como los políticos oportunistas se hacen ladrones.
La pequeña hija Cárcel, testifica que la señora Población la obligó a guardar entre sus muros mucho más alimento del que podía procesar.
Habría que aclarar que cuando se habla de igualdad de oportunidades en los discursos patrióticos, no se incluye la oportunidad de delinquir.
Terminemos con todo esto!
Liquidemos la propiedad privada!
Basta de territorios!
De apoderamientos!
De conquistas!
De humanos!...
Si en una comunidad hay muchos pobres y pocos ricos, ya tenemos formada la Comisión Directiva.
Somos muchos más los pobres por culpa de esa maldita pirámide que no se mantiene en pie si la das vuelta!
En el Primer Mundo las cárceles también tienen mayoría de pobres y eso no se corresponde con la estructura socioeconómica se sus sociedades.
Leyendo lo que dijo el Anónimo del principio, ahora entiendo por qué tantos robos se producen a plena luz del día.
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