Tengo la suerte de ser amigo de un ex-alcohólico, pero no se lo digo porque él me corregiría.
Efectivamente, las veces que se lo he dicho, me rectifica: «Soy alcohólico, no ex-alcohólico».
Cuando llegó a mí utilizando la dirección de Messenger que publico en mis blogs, rápidamente me di cuenta de que él tiene más cosas para enseñarme a mí que yo a él.
Hace más de un año que conversamos usando el chat, y una de sus ideas más atractivas, es cómo logró ampliar los beneficios que le aporta su grupo de Alcohólicos Anónimos, en Lima-Perú.
En su imaginación creó Perdedores Anónimos.
— Pero Ramiro, ¿por qué no bautizaste con una denominación más benigna a tu imaginaria institución? — le pregunté cuando me habló de ella.
— Fíjate Fernando que se denomina Alcohólicos Anónimos y no se denomina Bebedores Anónimos — me respondió en seguida. — La antipática agresividad de la denominación existe para que no bajemos nunca la guardia, para que nunca imaginemos que nuestra enfermedad está superada — prosiguió.
Con esta lógica, él no considera inteligente denominar a su imaginaria institución como Desafortunados Anónimos, Pobres Anónimos o Miserables anónimos, porque el propio nombre cuenta con tantos simpatizantes, que dan ganas de quedarse en esa categoría en vez de luchar, día tras días, para salir de ella.
Ramiro hizo algo que yo publiqué en otro artículo y que varios lectores encontraron muy difícil.
Efectivamente, en Adicciones suntuarias yo les proponía apartarse de los amigos, familiares y conocidos que fueran pobres vocacionales, porque ellos serían un obstáculo insuperable para ascender a otra franja socio-económica.
¿Saben qué hizo Ramiro?
Él cree firmemente en la existencia de Dios, pero en la religión de crianza, los fieles trabajan para disfrutar en el más allá. Ahora adhiere a otra religión donde trabajan para el más acá.
Nota: Sin desconocer la seriedad que merecen las religiones y el humor, la imagen pertenece al Sacerdote de Springfield, ciudad imaginaria de la tira cómica Los Simpson.
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7 comentarios:
Lo que ud dice en "Adicciones sunturarias" es una barbaridad de cabo a rabo.
Estoy de acuerdo con Maruja. Tendrá que seguir trabajando para convencernos.
Todo ese cuento para decir que los alcohólicos son perdedores... vaya, vaya...
No me parece que el Licenciado haya querido decir eso, Esteban. Bien dice la admiración que siente por su amigo. Creo que apunta a advertirnos que si fuimos pobres patológicos, siempre lo seguiremos siendo aunque a los ojos del resto estemos fuera de esa situación. Es lo que le sucede a personas que han padecido privaciones y que luego siguen privándose cuando ya no tienen más necesidad. Aunque en forma aparente hayamos solucionado un problema, tenemos que mantener la humildad para aceptar que somos vulnerables.
La solución no pasa por apartarse de los familiares y amigos que sean pobres patológicos. Lo que hay que cambiar es la tendencia a identificarnos con ellos. Para seguir con el ejemplo del alcohol; el alcohólico no deja de ir a las reuniones donde se bebe, lo que cambia es la actitud que tiene ante la bebida.
Siempre que se forma un grupo para luchar, la fuerza justamente, está en el grupo. Despreciar, aunque sea en la imaginación, a ese grupo que te permitió luchar y acceder a otra orientación en tu vida, no es la forma de apartarse del enemigo, sino todo lo contrario.
Cada mañana, me paro frente a mi computador y digo "Soy un tarado que disfruto cada vez que pierdo plata. Al menos por hoy, trataré de no hacer."
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