El dinero que los padres entregan a sus hijos para que aprendan cómo administrarlo (mesada), suele confundirse posteriormente con el salario recibido de los empleadores (que no son los padres).
La ciencias siempre están al servicio del ser humano sólo que a veces estudia la naturaleza (para gobernarla) y otras veces estudia al ser humano mismo, (también para gobernarlo).
A este segundo grupo lo integran: economía, política, antropología, sociología, geografía, historia, medicina, psicología y filosofía.
Las ciencias humanas mencionadas ya saben que a su objeto de estudio (el ser humano) no se le pueden decir las cosas como son sino como a él le gustan, de lo contrario se enoja, puede ponerse agresivo y atacar al mensajero, esto es, combatir a quien le viene con la noticia de que tiene baja tolerancia a la frustración.
También es cierto que para que nos ganemos el sustento trabajando, necesitamos estímulos complementarios en tanto no es suficiente con la simple información de que quien no trabaja, no come.
Uno de los estímulos más elementales consiste en no pagar nunca por adelantado.
Efectivamente, los empleadores siempre pagan una vez que recibieron el esfuerzo productivo del empleado, nunca antes.
Esta técnica tan básica tampoco es infalible.
En el proceso educativo de los niños y jóvenes, algunas familias incluyen el proveerles una cierta suma mensual (mesada) para que —mediante la administración de ese dinero—, aprendan cómo usarlo.
Esta prestación familiar suele ser un donativo y no una remuneración que pague la realización de alguna tarea.
Cuando el adolescente ingresa al mercado laboral, los padres continúan con su aporte hasta que el joven cobre su primer sueldo, que no siempre lo interpretarán como retribución por su trabajo.
Muchos continuarán pensando que el salario es una mesada que ahora le entregan otros padres más antipáticos, avaros, inhumanos.
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10 comentarios:
Estoy de acuerdo en que la mesada se de como contrapartida al cumplimiento de un trabajo.
A mí la duda que me surge es si no estaremos dando mesadas a cambio de pequeños trabajos que nuestros hijos deberían realizar simplemente por formar parte del grupo familiar (como ocuparse de la higiene de su dormitorio, colaborar con las idas al supermercado y esas cosas).
Me parece que cada mes deberíamos proponerle un trabajo distinto que le sirva para aprender cosas nuevas(pintar un par de puertas, lijar y barnizar, apilar la leña, etc), algo que el chico sienta que es una especie de 'extra' del que se está haciendo cargo, para no dejar de dar por descontado que hay pequeñas tareas en el hogar, de las que debermos participar todos.
A veces a los padres no nos interesa tanto que aprendan a manejar el dinero. Damos por descontado que de alguna manera lo aprenderán a hacer. Lo que buscamos con la mesada es ponerle un límite a lo que pueden gastar por mes, evitar que después sigan pidiendo plata. A ellos les queda claro que es ese dinero que les damos a principio de mes y nada más. Después no me sacan ni para un chicle.
Cuando empecé a trabajar sentí por primera vez en mi vida que yo era alguien digno de respeto. Pero eso no duró mucho. Llevaba unos quince días trabajando cuando una vuelta siento que algo me quema en la cara, como cuando te están mirando a escondidas; entonces yo miro hacia la ventana y resulta que ahí estaba mi madre.
Ella es experta en arruinarlo todo.
Con mi esposo somos dueños de una carnicería. Usted sabe, no es nada fácil. Las subas de precios, un público adicto y exigente... realmente es un trabajo duro (y frío).
Los chicos nunca quisieron colaborar. Ellos dicen que son "estudiantes", como si por eso no pudieran tocar carne (de vaca).
Como es natural, mi esposo y yo tomamos nota de todo eso y no estamos dispuestos a dejarlo pasar así como así. De esta manera fue que se nos ocurrió implementar un método para repartir la mesada... poco convencional. Los lunes, que es el día que cerramos, nos reunimos con los chicos en la carnicería y otorgamos una única mesada al mejor de los tres. Cómo que al mejor de los tres? Al que corte más milanesas en cinco minutos.
Esto siempre trae cola, y no precisamente colita de cuadril. Es una verdadera carnicería. El que gana se ve obligado a negociar con sus otros dos hermanos porque obviamente todos cuentan con cuchillas bien afiladas.
Es así, nosotros quisimos que fuera de otro modo pero ellos no quicieron. De todos modos, como ingreso a las leyes del mercado capitalista, es una excelente enseñanza.
Nada me divierte más que los empleados jóvenes me vean como un padre!
Desde que Sabina estuvo en Montevideo mi mujer quedó trastornada. Sin ir más lejos, el otro día le dio a Lucy (15 meses) una moneda de dos pesos para que fuera a comprarse un caramelo.
Terrible! Primero se tragó la moneda y después arrancó a caminar derecho y parejo, hasta que una oficial de policía la encontró de madrugada en la puerta del Cementerio Central.
Se los juro! Apareció en las noticias.
Los que ingresan al mercado laboral con chismosa, están destinados a jubilarse como mandaderos.
Extaño los tiempos en que el salario me lo daba mami, dobladito y calentito, directo de su escote.
Ahora tengo que encerrarme con una máquina que me hace un montón de preguntas y finalmente me escupe la plata.
Además del salario están los donativos por presentismo, horas extras, concurrencia a cursos internos de formación, favores y favorcitos.
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