domingo, 10 de abril de 2011

Las profundas causas de la desconfianza

Nos cuesta asociarnos productivamente porque desconfiamos de la honestidad ajena a partir de la propia deshonestidad y su relación con la infidelidad conyugal.

Una forma bastante efectiva de ganar dinero es asociarse con otros.

Si dos o más personas se unen con el propósito de ganar dinero la producción del grupo es superior a la suma de las producciones individuales. Por ejemplo, si dos personas producen 10 unidades cada una, trabajando en quipo no producirán solamente 20 sino 21 o más.

Es decir que el trabajo en equipo es rentable excepto que ocurran fenómenos reñidos con la ética, como por ejemplo que algunos socios se apropien de ganancias superiores a las pactadas.

En otros artículos (1) les comentaba que es casi seguro que en el inconsciente tenemos asociados como si fueran de la misma especie o categoría, la leche materna, el semen humano y el dinero.

Incorporemos ahora a nuestra reflexión que, como los humanos tenemos deseos, intenciones y tentaciones similares (depredadoras, hedonistas, mentirosas), es muy frecuente que desconfiemos de quienes se nos parecen.

Esto tiene por consecuencia que la asociación con otros para perfeccionar nuestra productividad (mejorar los ingresos económicos) esté obstaculizada por el temor a ser víctimas de algún dolo, infidelidad, estafa.

Por lo tanto:

— Dado que sabemos (consciente o inconscientemente) que somos potenciales traidores;

— Que los demás son similares en tanto se nos parecen (son semejantes):

— Considerando

  • a) lo que digo en (2) respecto a que la sociedad conyugal tiene por objeto imaginar la posesión del cuerpo del otro y
  • b) agregando ahora que esas secreciones corporales (leche y semen) son comparables al dinero;

Es posible la siguiente

Conclusión: Si nos sabemos proclives a ser infieles con nuestro cuerpo, esto equivale inconscientemente a pensar que también podremos serlo con el dinero de los socios.

(1) El dinero es metáfora o símbolo de la leche materna

El dinero es metáfora o símbolo del semen humano

Problemas económicos y/o sexuales

Las fantasías sexuales y el dinero

(2) Intercambio de órganos genitales

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10 comentarios:

Lucas dijo...

El saludo "cómo le va socio!",puede darnos a entender que un socio puede ser un amigo y visceversa. Claro que tanto un socio como un amigo pueden traicionarte, pero a un amigo dejás de verlo así como así, mientras que a un socio que te traiciona deberás enfrentarlo hasta poner todo en orden (muchas veces justicia mediante). Por eso no es nada fácil asociarse. Será más sencillo para las personas que tiendan a ser más honestas y que estén rodeadas de personas de su tipo. En casos así, la honestidad puede ayudar a hacer buenos negocios.

Gabriela dijo...

Ser infiel con el socio o con la pareja es salirse del contrato pactado implícita o explícitamente.
Por eso uno debería pensar tres veces antes de establecer un contrato. Nuestras apremiantes necesidades económicas o emocionales (y ambas mezcladas), nos llevan a asumir compromisos que pueden resultarnos difíciles de respetar. En esos casos es preferible cancelar el contrato, en lugar de violarlo.

Tamara dijo...

De pronto sentimos que el dinero es sucio, no porque tenga bacterias y porque pase de mano en mano. De pronto es porque seguimos sintiendo inconscientemente que el sexo y sus fluídos son sucios y avergonzantes.

Mayra dijo...

A mis tentaciones hedonistas se les agrega la ternura, pero no al revés. Eso es algo que recién ahora estoy logrando aceptar.

Morgana dijo...

Los hombres son malos socios en el matrimonio. Siempre se apropian de ganancias mayores a las pactadas. Y yo cada vez me convenzo más de que son seres inferiores y detestables.

Sandra39 dijo...

No generalices Morgana. Que a vos te haya ido mal es una pena, pero a mí, por ej, me fue bien.

Arturo dijo...

También hay socios que se descansan en el socio. Yo me asocié para trabajar con mi cuñado y él se recostó en mi espalda. Antes el rendía 10 y yo 15. Ahora que estamos juntos, me veo obligado a rendir 18 porque el rinde 7. Así no va.

Norton dijo...

Me considero más proclive a ser infiel con mi cuerpo que con el dinero de mis socios. Me educaron en el entendido de que ser varón hacía tolerable una canita al aire, pero que la estafa te quitaba honorabilidad.

Estéban dijo...

Las normas en las que fue educado Norton, pienso que nos son comunes a muchos hombres con más de 40.
Pienso que de ahí se desprende que el dinero merece más respeto que la mujer, dado que se tolera traicionar un pacto de fidelidad con la pareja y no un pacto de fidelidad entre socios (hombres), donde el dinero está de por medio. Pongo hombres entre paréntesis porque este aspecto también es importante para nuestras generaciones; muestra a las claras la inferiorización de la que hacemos objeto a la mujer.
Espero que esta actitud autocrítica sirva para algo.

Filisbino dijo...

Uno de los malestares que genera vivir en un entorno socio-cultural (humano), es que las contradicciones que viven sin reparos en nuestro inconsciente, se transforman, cuando pasan a la conciencia y al ámbito social, en traiciones detestables, incoherencias, incongruencias, falta de integridad, y un montón de pecados más.