miércoles, 6 de abril de 2011

Las glándulas suprarrenales y la pobreza

El capitalismo genera un contexto poco favorable para la actitud sumisa y favorable para la agresiva.

En otro artículo (1) hice mención a que algunos judíos se sienten avergonzados de que sus antepasados hayan sido tan cobardes de no cobrarles a los alemanes un alto precio por su ataque devastador.

Este dato me recuerda que para muchas personas, somos valientes o cobardes a voluntad. Según ellas, sólo tenemos que tomar la decisión de ser héroes y lo demás depende de esperar que las circunstancias nos permitan demostrarlo.

Por el contrario, existen elementos para pensar que esta característica es una más de nuestra complexión orgánica.

Nuestro cuerpo puede ser de piel oscura o clara, nuestra voz melodiosa o inarmónica, nuestras glándulas suprarrenales pueden segregar ríos de adrenalina o proveernos lo mínimo para superar el temor a recibir una inyección intramuscular.

El arrojo, una pobre evaluación de los riesgos, un instinto de conservación alterado, un estado de hiperquinesia (movilidad corporal difícil de organizar), pueden ser la causa de que una persona se tire al agua sin saber nadar, entre a una casa de madera incendiada para rescatar un gatito o continúe el vuelo sabiendo que ya no tiene combustible.

Estas particularidades que nos tocan en suerte se manifiestan claramente en la vida económica de cada uno.

Quienes defienden muy agresivamente su esfuerzo laboral podrían tener una actitud similar a la que algunos hipercríticos le reclaman a las víctimas del holocausto, cuando señalan que «… hubiesen hecho pagar al enemigo un alto tributo en sangre por su matanza».

Toda evaluación de las conductas con los resultados a la vista, es injusta porque los actores, cuando actuaron, no sabían cómo iba a resultar su gestión.

De todos modos, parece cierto que en el capitalismo, es más rentable la actitud combativa que la sumisa.

(1) De qué dependen la valentía o la cobardía

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11 comentarios:

Alba dijo...

Me gustó lo de ser héroes y esperar que las circunstancias nos habiliten para demostrarlo. Es cierto, los héroes que pasan a la posteridad son unos pocos. Aunque por mi educación católica me inclino a pensar que el verdadero héroe no tiene interés en ser reconocido (cosa difícil de creer, pero...)

Laboratorios Remen dijo...

Hay también otra glándula que menoscaban la posibilidad de salir de la pobreza: la tiroides. Si ud tiene hipertiroidismo, se hacelera tanto que no puede tomar decisiones adecuadas, calibradas. Si tiene hipotiroidismo, se expone a tener reacciónes lentas, metabolismo lento, fatiga, depresión, en fin, un montón de características que no le sirven para adaptarse al mundo de hoy.
Por lo tanto, consulte a su médico.

Evaristo dijo...

La otra posibilidad para quienes sufren de las suprarrenales o de la tiroides, es convertirse en izquierdistas o religiosos que apelan a la justicia social.
Vió, no hay mal que por bien no venga.

Lucas dijo...

Claro, por no cobrarle a los alemanes, ahora le cobran a todo el mundo. Lo que no se dirimió en circunstancias de guerra, ha sido trasladado al plano comercial.

Súperman dijo...

Circunstancias que nos permitan demostrar que somos héroes las hay por demás. Yo ya no doy a basto.

Filisbino dijo...

Las emociones fuertes nos llevan a realizar actos tanto heroicos como terribles, donde la razón ni pincha ni corta. Esas situaciones (enfrentarnos a un rapto emocional)elevan nuestro nivel de adrenalina y activan el circuito tálamo-amígdala, un atajo que logra que los circuitos neuronales que pasan por el neocortex lleguen más tarde. Es decir, la persona actúa de manera impulsiva y no tiene noción del motivo de su reacción desmesurada. A menudo, incluso, olvida lo que sucedió.

una amazona despreciada por todas dijo...

Ojalá que sus palabras vayan modificando lentamente mi cerebro y me impulsen a ser un poco más guerrera.

Glenda dijo...

A nadie le causan gracia los tributos, pero lo que es los tributos en sangre, a mí me aterrorizan.

Ariel dijo...

No me aguanto más así que les voy a revelar mi secreto: de tanto en tanto me veo transportado dos horas hacia atrás, lo que me da la posibilidad de cambiar algunos hechos perjudiciales.
Lo digo para desahogarme, pero no piensen que soy un iluso, ya sé que no me creen.

Oscar dijo...

Qué querés decir con eso Ariel, no te estás saliendo de tema?

Ariel dijo...

Lo que quiero decir es que si preciso, por ej, poner a alguien que me ha ofendido en su lugar, tengo dos horas para pensarlo y darme manija, así le llego con adrenalina.