Siempre me llamó la atención un libro de Plutarco (hace veinte siglos) titulado Vidas paralelas, porque además de muchas biografías similares, también existen fenómenos similares.
Hoy le propongo un paralelismo entre culturas diferentes y no entre personajes.
Los aztecas vivieron en México, hace aproximadamente seis siglos.
Descollaron por su cultura y hoy se los elogia, no solamente dentro de ese país (donde quedaron tantos descendientes), sino también fuera de él.
Me llaman mucho la atención los cultos religiosos que practicaban.
Para obtener la colaboración de sus dioses, ofrendaban sacrificios humanos, en los que el común denominador consistía en extraer el corazón de la víctima para hacer algo con él (quemarlo, comerlo, exhibirlo).
La colaboración esperada de esos dioses tan sedientos de sacrificios extremos, consistía en propiciar buenas cosechas.
Y como mencionaba en el primer párrafo, encuentro un paralelismo con lo que sucede actualmente en los países capitalistas.
La mayoría de las muertes prematuras ocurren por trastornos del sistema cardiovascular.
Una de las causas mencionadas por la medicina, refiere al sedentarismo, el sobrepeso, el tabaquismo, pero esencialmente, no habría nada peor que el estrés.
Me consta que a ningún intelectual contemporáneo le está permitido imaginar que existan motivos psicológicos muy primitivos como causa principal de la endemia (enfermedad que se produce frecuentemente) cardiovascular que padecemos.
Como pasan los años y lo único que ha ocurrido es que los cardiólogos atacan a la población imponiéndole severas restricciones al estilo de vida, en la hipótesis de que «los ataques al corazón son provocados por errores humanos», me animo a proponer que, si los aztecas y los capitalistas buscan la prosperidad económica en el corazón, el error puede estar justamente ahí.
En suma: Es probable que nuestro inconsciente suponga que, para ganar el sustento, «hay que poner el corazón».
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13 comentarios:
En realidad los sacrificios humanos siempre fueron practicados. La guerra es el mejor ejemplo.
Ni poner el corazón para ganar el sustento, ni hablar con el corazón en la mano. Lo mejor es hablar a calzón quitado.
El estrés sube el colesterol. Si quiere comer ese asado bien gordo que le gusta tanto, viva en paz, tómese su tiempo.
Para ganar el sustento hay que poner el corazón...
Prefiero ganar una familia numerosa.
Quiero ganar más dinero, pero sé que si obtengo otro trabajo me voy a estresar. No sé qué hacer.
Muy bien dicho! Los cardiólogos atacan a la población. Para vivir con todas las restricciones que ellos pretenden imponer, prefiero encontrarme con la parca.
En realidad los ataques al corazón son producidos por un ángel regordete que gusta practicar el tiro al arco.
Para lograr la prosperidad económica hay que ser muy capaz. Eso quiere decir que hay que poner cabeza.
Guarda con los derrames!!
Siempre puse el corazón en todo lo que he hecho. Tan es así que he puesto un montón de corazones. Mi pecho encerraba un racimo de corazones. Los fui entregando de uno en uno. Este último lo tengo que aguantar, no lo puedo dar irresponsablemente.
Ah! si yo tuviera los corazones, los corazones que di...
Las muertes prematuras se equilibran con los nacimientos prematuros. O no? No, me parece que no.
Siempre fui un apasionado de mi trabajo. Este ocupa casi todo mi tiempo. Por este motivo, no puedo hacer ejercicio, no me alimento bien, y nada me desestresa más que fumar mi marca preferida de cigarros.
Para ganar el sustento hay que poner el corazón frío; si está frío aguanta más. Por eso los países nórdicos tienen buena calidad de vida.
No hay cómo zafar. La única manera de estar muerto es que deje de latir el corazón.
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