Es conocido por todos el proverbio que dice «perro que ladra, no muerde».
Quizá no sea tan popular la interpretación de esta idea.
Brevemente significa que las amenazas (ladrido) nunca se cumplen (no muerde).
Mi experiencia contradice estas aseveraciones: mi madre me amenazaba y luego me zurraba. Lo probé varias veces y el proverbio siempre me falló. Al menos con ella.
De todos modos, algo de verdad hay en todo esto.
Hace unos meses les comentaba en otro artículo (1) que los seres humanos manejamos el lenguaje no solamente con el uso de las diferentes expresiones lingüísticas, sino también —y de forma mucho más efectiva—, no usándolo, es decir, con los silencios, no hablando de ciertos temas.
Quiero comentarles algo referido a este uso de la no-palabra.
1) Es muy poco probable que en nuestra vida, hablemos del incesto. Excepto quienes por algún motivo personal se vean en la situación de tratar el tema, casi nunca se habla ni se escribe sobre él.
Este silencio genera el más estricto cumplimiento de la prohibición del incesto. No se habla de eso precisamente para asignarle la mayor imperatividad posible a la norma.
2) ¿Cuántas buenas descripciones del orgasmo ha oído o leído usted? ¿Pocas? No, ¡ninguna!
Se habla del él pero no se lo describe porque el lenguaje aminora deliberadamente su eficacia comunicativa con aquello que se deteriora cuando se verbaliza, se pone en palabras, se simboliza.
3) En castellano existen la palabra rico y la palabra rica. En este vocablo tenemos la expresión masculina y la femenina. Sin embargo, para la palabra pobre, no tenemos distinción de géneros.
He aquí otra carencia lingüística que podría colaborar para preservar la pobreza.
En suma: Tenemos limitaciones lingüísticas en aquello que inconscientemente queremos conservar (prohibición del incesto, orgasmo, pobreza).
(1) Esta “cosa” me provoca “cosa”
●●●
12 comentarios:
A ver si entendí bien. Ud hace un paralelismo entre ladrar y hablar, por lo tanto, cuando hablamos (ladramos)inhibimos la acción (no mordemos). Entonces si no hablamos de incesto va a ser más probable que se practique.
Pocas veces he escuchado decir que Fulana es rica.
Será porque son demasiadas las fulanas y el dinero escaso.
Y LA pobreza es femenina...
Hay montones de padres que no cumplen sus amenazas y así es como pierden credibilidad.
Hay un silencio horrible que es como si adentro fuésemos todos blancos, como si tuviéramos una luz blanca adentro y ninguna palabra, ningún color.
Yo elegí la carrera de psicólogo con un único fin: tener un lugar donde hablar del incesto.
Una mujer publicó un libro que luego fue adaptado al teatro que se llama "Monólogos de la vagina". Sólo el hecho de pronunciar la palabra vagina, la volvía más importante, sacándola de ese lugar oculto o ignorado en el que la han puesto varias culturas, entre ellas la nuestra.
El sexo no se deteriora cuando se verbaliza en una conversación o se lee en los libros. Tampoco cuando se mira en fotos o películas. Por el contrario, parecería que todo eso lo estimula.
Ya le dije a mi mujer que no me diga más que me ama porque en este tren vamos a terminar de cabeza en el divorcio.
La Norma es muy imperativa, por eso prefiero no hablar de ella.
Bien que los políticos podrían hablar menos de democracia; a ver si la preservamos!
Alicia: tiene razón en su razonamiento y, además de comentarle que mi idea no está tan bien expuesta como yo desearía, agrego este comentario porque quizá facilite la comprensión:
De lo que no se habla es de la prohibición del incesto, reforzando así su cumplimiento.
Y, por el contrario, hablamos todo el tiempo de la prohibición de matar, robar y otros delitos, pero -como vemos-, se incumplen permanentemente.
En suma: Mi idea es que esta prohibición silenciada se cumple más efectivamente que las muy enunciadas.
La saludo cordialmente.
Publicar un comentario