jueves, 17 de junio de 2010

Las primeras horas

La leche que tomamos al nacer, nos provocó una sensación única, resultado de la combinación del producto en sí (leche de mamá, de vaca, de cabra) y nuestro sentido del gusto.

La dieta que nos prepararon al finalizar la época en que tomábamos sólo leche, es casi seguro que influirá en nuestras preferencias alimenticias de toda la vida.

La comida que nos dieron, fue de digestión más compleja, a medida que nuestro sistema digestivo se fue desarrollando como para asimilarla.

Esa dieta, no consistió solamente en la ingesta de alimentos (leche, papilla, jugos), sino que también estuvo acompañada de un contexto emocional (afecto, caricias, miradas), físico (olfativo, acústico, temperatura) y otros como por ejemplo, la oportunidad (sin dejarnos llorar demasiado, etc.).

Muchos psicólogos suponemos que esas primeras experiencias determinaron nuestros gustos, preferencias y expectativas.

De ahí en más (de siete años en adelante), conoceremos, buscaremos, elegiremos, los estímulos placenteros y evitaremos los displacenteros.

Como les mencionaba en otros artículos, nuestro cerebro funciona con metáforas y metonimias (1).

Por lo tanto, cuando comenzamos a influir en nuestra vida para conseguir lo que preferimos y evitar lo que nos disgusta, lo haremos, en casi todas las ocasiones, aplicando metáforas.

Esto ocurre así porque las situaciones originarias, ya no volverán a repetirse (leche materna, higiene asistida, escaso vocabulario).

Muchas de esas metáforas pueden incluir contenidos económicos.

Por ejemplo, el temor a la pobreza, puede presentarse porque la ocasión del destete (privación de la leche tomada directamente del seno materno), fue particularmente traumática.

Una disfunción mamaria que provoque irregularidades en la generación de leche y la privación prematura de esta alimentación ideal, puede gestar la personalidad de un avaro.

(1) El adulto con título habilitante
¿Cuánto pesa Urano?

En otoño los árboles tienen calvicie

Artículo vinculado:

La causa del sobre pe$o

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10 comentarios:

Lola dijo...

Yo necesito leche en abundancia para canalizar mi avaricia.

Roque dijo...

Las ideas que ud expone me llevan a pensar que las personas que cumplen el rol de madre son las responsables de los males de la humanidad toda.

Rosana dijo...

Mamá me cuenta que a la hora de comer la papilla yo me dedicaba a la experiencia plástica con los alimentos.

Jacinto dijo...

Mi pobre madre sólo tenía boniato para prepararme la papilla.

Martín dijo...

Mientras mi vieja le da de comer a mi hermano, discute con mi viejo y negocia conmigo. No sabe organizarse.

Maruja dijo...

El abuelo decía que mi nodriza me daba leche con ideas libertarias.

Celeste dijo...

Rubencito me confesó que se enfurece cuando la sopa no está caliente porque de chico se la servían hirviendo. La sopa tibia lo hace hervir de bronca.

Ulises dijo...

Espero, por sobre todas las cosas, que la higiene asistida no vuelva a repetirse.

Graciana dijo...

Si hubiese sabido todo esto 10 años atrás, no me habría animado a ser madre.

Rita dijo...

La distribución de leche debería considerarse un servicio esencial. Ningún gremio tiene derecho a estropearle la mente a los bebés.