¿Le gusta jugar en la Montaña Rusa?
Quizá sea el juego más temible y apasionante de cualquier parque de diversiones.
El vértigo que provoca la velocidad del carro, las caídas libres y las curvas muy cerradas, se asocian para provocarnos sensaciones y emociones fortísimas.
El efecto es tan impresionante si «el viaje» se realiza pocas veces, porque quien la use con frecuencia, se adapta, pierde el factor sorpresa y deja de ser tan emocionante.
He escrito tantos artículos sobre las molestias que nos provoca la naturaleza, que hoy se reúnen en un blog.
Ahora les comento algo que hacemos casi todos para defendernos de las desagradables sorpresas que nos da la vida, que aparentemente son por nuestro bien, pero ¡cómo nos perturban!
Una es divertirnos en la Montaña Rusa. Pagando una pequeña suma, nos exponemos a un conjunto de alarmantes aventuras que sin embargo son absolutamente previsibles, controladas, con riesgo nulo.
En el otro extremo, sin concurrir a ningún parque de diversiones, lo que muchos hacemos es sabotearnos deliberadamente cuando las circunstancias comienzan a ser favorables, cuando ingresamos en un período de auge (de bonanza, de bienestar, de suerte en la salud, el dinero y el amor).
Conocemos por experiencia propia y ajena, que la vida tiene semejanzas con las subidas y bajadas de la Montaña Rusa, pero sin querer, involuntariamente, inconscientemente, combatimos las supresas desagradables por un exceso de ansiedad.
Tenemos la certeza de que después de un mal momento, suele venir uno bueno, pero también sabemos del insoportable recorrido inverso. Después de algo agradable (fiesta, abundancia, plenitud), viene algo molesto (cansancio, austeridad, esfuerzo).
En suma: La mayoría hacemos lo mismo, cuando nos va bien, nos saboteamos para compensar un esperable malestar, aumentándolo y anticipándolo innecesariamente, por pura ansiedad y afán de tener todo bajo control.
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12 comentarios:
Así que a mucha gente le pasa eso? Yo pensaba que tenía esa enfermedad que está medio de moda; pensaba que era bipolar.
O es que hay mucha gente sufriendo eso?
Mi forma de tener todo bajo control es ser super-ordenada. La caja de fósforos siempre está en el mismo lugar y puesta en la misma posición, a las toallas siempre las cuelgo con tres palillos, a las macetas con plantas las doy vuelta cuando estas se tuercen buscando el sol, para que se enderecen. Estoy en mil detalles. Gasto mucha energía en eso, que no es más que una ilusión de que puedo controlar todo.
Varios días antes de que se me presente una situación difícil, que conozco con anticipación, ya me pongo ansioso y mal.
La señora inventora de todos los refranes, dijo que "no hay mal que por bien no venga".
La señora de Alicia está bastante equivocada. Cuando se te viene un mal, la única esperanza es que no pase a mayores.
Una forma de sabotearnos cuando todo va bien es que cuando te preguntan "cómo estás?", respondés "y aquí tirando".
Es como si tuviéramos miedo de aceptar que estamos bien, de tanto miedo que nos da después estar mal. Tal cual lo que ud dice.
Mi vida siempre fue una Montaña Rusa. Ya debería haberme acostumbrado y no temer más.
Sé que después de un mal momento viene uno bueno, pero en ese momento no me puedo convencer.
Mamá siempre me hablaba de posibles descarrilamientos en la Montaña Rusa. Para mí que quería ahorrar el voleto de un juego.
La vida es una fiesta... y alguna de las cosas que comés te cae mal.
El tobogán
es un juego ilustrativo
del esfuerzo que debemos hacer para lograr un momento divertido.
Soy especialista en enarmorarme de hombres complicados, difíciles, complicadísimos y acabo de zafar de un loco de remate.
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