Las fobias son padecimientos que todos tenemos en mayor o menor grado. Si alguien puede acariciar una tarántula, probablemente venda esa destreza a un canal de televisión. Con las víboras pasa algo semejante.
Algunas fobias son más personales aunque muy generalizadas: viajar en avión o hablar en público son bien conocidas por todos.
Algunas personas se desmayan si ven sangre y es clásico el horror que generan los ratones.
Estas dificultades suelen no ser tratadas clínicamente porque producen inhibiciones tolerables.
Generalmente llegan al consultorio otras fobias que realmente molestan: la claustrofobia impide estar en un ambiente cerrado (ascensor, cine, consultorio); la xenofobia se manifiesta con un odio hacia los extranjeros que puede terminar en preocupantes hechos sociales, políticos, legales; una entomofobia puede provocar una crisis de pánico ante la proximidad de cualquier insecto.
Describí entonces fobias tan raras que no molestan; fobias populares que se desestiman porque parecen normales; fobias consideradas patológicas y que justifican ser curadas y dejo para el final una cuarta categoría que es una fobia muy popular pero que a pesar de parecer normal merecería ser tratada.
Me refiero a la fobia al fracaso. ¿Cuántas cosas no hacemos, cuántas oportunidades nos perdemos, cuánta calidad de vida nos hace perder?
Este padecimiento es permanente, no recibe atención terapéutica, nos perjudica.
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18 comentarios:
Para mí tomar un colectivo es como meterme en una cápsula espacial. Cuando llego a destino, envejecí.
DEsde que vi la película Tiburón, nunca más pude bañarme en el mar abierto.
¿Fracaso? Esa palabra no la tengo...
Me cuido del fracaso porque podría terminar por liquidar la gota de autoestima que me queda.
En realidad no tengo ninguna fobia porque me dijeron que las sirenas no existen.
Creo haber demostrado que el 13 es un buen número.
Cuando la claustrofobia llega al consultorio, se abren de manera automática puertas y ventanas.
El temor al fracaso me tiene tan achicado que a simple vista no logro verme en el espejo!
Mi caso no tiene solución; tengo la misma fobia al éxito que al fracaso.
En realidad la fobia a viajar en avión es una fobia de élite.
Del fracaso siempre se puede aprender algo pero prefiero aprender del éxito.
Los que me califican de exitoso no tienen idea de cuantas veces he fracasado.
La fobia que más molesta en el consultorio es la fobia al humo de cigarro.
Mi fobia al fracaso se centralizó en mi pene.
Tengo fobia al fracaso; lo que no entiendo es porqué no funciona con mi adicción al juego.
Acaricio tarántulas. Escucho ofertas.
Yo acaricio suegras y otras víboras
por el estilo ¡deberían pagarme por eso!
Cuando vi la película Tiburón, después soñé que mi mamá me comía diciéndome que soy la hija más rica que ella tuvo.
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